TESTIMONIOS

"Esto es una catástrofe para todos"

Edgar Palleja Carim, en el centro de control de Bombers en Vinebre

Edgar Palleja Carim, en el centro de control de Bombers en Vinebre / L.BENAVIDES

Luis Benavides / Vinebre (Enviado especial)

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Los vecinos de los pueblos de Ribera d’Ebre (Tarragona) no han pegado ojo esta noche. Son los principales afectados, los tristes protagonistas, del primer gran incendio del verano, el más dañino de los últimos 20 años. [Sigue la última hora del incendio de Tarragona en directo.]

Muchos, como Edgar Pallejà Carim, de 33 años, se han sumado como voluntarios al operativo formado por 350 bomberos y 230 miembros de la Unidad Militar de Emergencias. Es la primera vez que se enfrenta a un siniestro de esta magnitud.

"Aquí estamos todos y ayudamos en lo que se puede. Es una comarca pequeña, algunos incluso tienen tierras, y amamos nuestro entorno", explica visiblemente emocionado Pallejà a EL PERIÓDICO. Él es hijo de la alcaldesa de Vinebre, Gemma Carim. 

"Los empresarios de la zona han dado fiesta a sus trabajadores para que puedan venir y ayudar", explica Pallejà, quien agradece el esfuerzo de todos, voluntarios y profesionales. "Es increíble el trabajo de los bomberos. Están muy preparados. Solo ellos pueden aguantar las altas temperaturas que se registran cerca del fuego", asegura el joven, quien describe las inmediaciones del fuego como un auténtico infierno: "El aire es irrespirable, el humo no te deja ver nada y el calor te quema la piel".

Corderos quemados en la Torre de l'Espanyol

El incendio se declaró el miércoles por la tarde, y desde entonces Pallejà no ha parado. "Esta noche pasé por casa para dormir un poco, pero no he podido. Volví aquí -centro de operaciones- para servir cafés y llevar aguas a los bomberos", cuenta el hijo de la alcaldesa, un trabajador autónomo del sector de la construcción, quien también ha ayudado a recoger los casi 200 corderos calcinados anoche en la vecina Torre de l’Espanyol.

"Esto es una catástrofe para todos. Muchos ya lo han perdido todo, y el día después del incendio ya veremos qué pasa", añade visiblemente emocionado, con cierta impotencia. Y es que ni con todos los medios desplegados remiten las llamas. "Es muy duro ver como en unos pocos segundos –continúa-, el fuego se come 100 metros como si nada".

Pallejà prefiere no preguntar a los bomberos el estado del fuego. Sabe que no hay motivos para ser optimistas y prefiere centrar todos sus esfuerzos en apoyar a los efectivos desplegados en Ribera d’Ebre. "Ayer se escuchaba que podría alargarse hasta el sábado, pero como siga soplando el viento y llegue al Priorat... Eso sería demasiado", lamenta.

Bocadillos y toallas

Bocadillos y toallasLos voluntarios de Vinebre se organizaron de manera espontánea. Tienenun grupo de Whatsappformado por unas 40 personas, principalmente jóvenes. “Hemos preparado bocadillos, cafés... No podemos hacer nada más”, explica resignado otro voluntario, Jordi Vila, propietario de una hectárea afectada por el fuego. “Tenemos olivos y almendrosy por lo que he visto en las noticias seguro que se ha quemado, al menos una parte. No me he podido acercar para verlo”, cuenta Vila, para el que el campo no es su ‘modus vivendi’. Tampoco lo es para la mayoría de los afectados por el incendio, propietarios de unas parcelas más bien pequeñas porque el terreno es muy accidentado.

El Centre de Comandament Avançat, donde se coordina todo el operativo, está situado junto a la piscina municipal. La base de operaciones de los entregados voluntarios no está muy alejada. Se trata de Lo Casino, un bar dedicado alos jubilados de Vinebre. De hecho, normalmente abre a las 15.00 horas y cierra a las 22.00h. Ayer bajaron la persiana la 1 de la mañana haciendo bocadillos y hoy se pusieron en marcha a las nueve de la mañana para preparar cafés. También han coordinado la entrega de toallas. La propietaria de este establecimiento esRosa Maria Miró. “No somos conscientes de lo que estamos viviendo, quizá porque no hemos visto muchas imágenes del fuego. Solo el humo”, explica la propietaria, quien

La UME de Zaragoza

El ‘president’ Quim Torra y el ‘conseller’ de Interior Buch han agradecido públicamente y en diferentes ocasiones el papel del cuarto batallón de la UME, que ha enviado desde Zaragoza a 230 efectivos humanos y 65 vehículos a la comarca de Ribera d’Ebre. Algunos se han acercado a Lo Casino, aprovechando algún receso, para tomar un rápido refrigerio. El calor aprieta con fuerza y la hidratación constante es obligada. “Seguiremos aquí hasta que la Comunidad Autónoma considere que la situación está bajo control”, afirma elTeniente Coronel Morón, el militar con más alto rango destinado a la Ribera d'Ebre, quien espera que no se alcancen las 20.000 hectáreas potencialmente en riesgo por el siniestro. Trabajan codo con codo con los agentes rurales y Bombers, en perfecta sintonía. "Cada uno tiene su manera de trabajar y por eso no siempre trabajamos codo con codo. Nos repartimos las tareas", puntualiza elCapitán Garrido,quien recuerda que ellos osn expertos en cuatro tipo de campañas: incendios forestales, inundaciones, terremotos y condiciones metereológicas adversas. 

A las ocho de la tarde del jueves 6.500 hectáreas ya han sido devoradas por una lengua de fuego que Bombers y UME intentarán atacar con fuerza durante la noche y a primera hora de la mañana aprovechando una ligera bajada de las temperaturas. Con todo, la previsión climatalógica no es nada halagüeña pues, como recordó Torra, este viernes la canícula atravesará su punto álgido. En este sentido, el Govern ha decididoprohibir el acceso a Montsec, Montsant, los Ports de Tortosa, las Gavarres, Cadiretes y el macizo de Montserrat.Asimismo, el Govern también haprohibido la siegaen la zona durante las próximas 48 horas.