UN KILO Y MEDIO POR PERSONA

La Generalitat desmiente que haya toallitas que se puedan tirar al váter

'Estem creant un monstre'. Campaña para evitar que se tiren toallitas al inodoro

'Estem creant un monstre'. Campaña para evitar que se tiren toallitas al inodoro. / periodico

Óscar Hernández

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El Departament de Territori i Sostenibilitat y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) han lanzado este miércoles una campaña de publicidad para revertir el mal hábito de tirar toallitas y otros artículos de higiene personal por el inodoro, una acción que genera un gasto de hasta mil millones de euros al año en Europa por su difícil retirada de la red de aguas. La campaña hace referencia a cualquier toallita, aunque algunas marcas publiciten que las suyas sí se pueden tirar por el retrete, lo que desmiente Territori. "No se puede tirar ninguna. Deben ir todas a la basura con los sólidos", insisten.

Con el título 'Estamos creando un monstruo, y esto no es ninguna película', la campaña se basa en un corto en el que los protagonistas tiran una toallita y un bastoncito de los oídos por el retrete, lo que provoca la reacción de un monstruo. En el anuncio se ven algunos de los efectos, el más importante la recogida en una planta depuradora.

La campaña publicitaria cuesta 1,5 millones de euros y el espot, rodado como una película de miedo, se emitirá en televisión, redes sociales y también en las salas de cine. "La idea es que cuando lanzamos una toallita u otros residuos de gigiene personball, el váter se los lleva como si nada. Y no vemos las consecuencias, por lo que no nos damos cuenta. Es decir, estamos creando un mostruo peligroso, pero que no vemos", informan los promotores de la campaña. 

4.400 toneladas al año

El 'conseller' de Territori, Damià Calvet, ha dado en rueda de prensa algunas cifras impactantes, como que solo en las depuradoras de Barcelona y su area metropolitana "se recogen cada año 4.400 toneladas de residuos sólidos, la mayoría de los cuales son toallitas de higiene personal, lo que significa un kilo y medio por persona y año". Solo en Manresa se recogen 17 toneladas y en Lleida, 247 toneladas, según los datos del 2017, los últimos disponibles. Solo la depuradora de Gavà-Viladecans retiró en el 2017 un total 244 tonerladas de toallitas húmedas.

Sobre el hecho de que algunas marcas indiquen en sus envases que su toallitas son "desechables en WC" –como las Bosque Verde, del grupo Mercadona; las Colhogar y las Scottex–, Calvet ha insistido que no hay diferencias y que tampoco estas se pueden lanzar al ciclo del agua. "El váter no es una papelera", ha insistido Calvet, quien ha anunciado que su departamento y el Agència Catalana de Consum investigarán si estas marcas que publicitan esta cualidad de sus toallitas húmedas hacen publicidad engañosa. Las empresas Mercadona y Eroski han explicado a este diario que sus productos reúnen todos los requisitos que exige la normativa europea para ser considerados biodregradables y que, por tanto, sí pueden indicar que se arrojen al inodoro.

Cómo afectan las toallitas a las depuradoras

En Catalunya hay más de 600 depuradoras y todas se enfrentan al problema de las toallitas húmedas de la misma manera. Estas instalaciones disponen de una única entrada o cámara de recepción donde se separan la arena, las piedras, los restos vegetales y otros residuos sólidos, que se retiran con una gran cuchara mecánica. Después. el agua pasa por dos cámaras, una desarenadora y una desengrasadora, donde se retiran más restos. Luego otro tercer filtro pemite quitar los sólidos de medida pequeña.

Las toallitas, los bastoncillos, los algodones, los tampones y compresas que se tiran por el váter se juntan en su camino a la depuradora con grasas y aceites generando una masa compacta que se denomina 'fatberg' que, según Territori, obtura las cañerías y bajantes de los edificios y atasca las depuradoras, pero también afecta al ecosistema marino y dispara el gasto público para poder proceder a su retirada.

Cada vez más restaurantes, bares y otros establecimientos de pública concurrencia disponen de papeleras tanto en los lavabos de hombres como en los de mujeres para que se viertan ahí las toallitas y demás artículos de higiene usados. Otros incluso, los menos, hasta piden con un cartel que se deposite el papel higiénico usado en esas papeleras. Normalmente, en este último caso se trata de locales que ya han tenido problemas con los desagües al quedar estos obturados. "Se trata de ir al origen, de concienciar al usuario, para que estos artículos no acaben en el ciclo del agua", insiste Puig.