CRIMEN EN EL BAIX LLOBREGAT

Janet Jumillas quedó en Cornellà con su asesino el día que desapareció

zentauroepp48275586 grafcat9398  el prat del llobregat  barcelona  22 05 2019   190522141242

zentauroepp48275586 grafcat9398 el prat del llobregat barcelona 22 05 2019 190522141242 / periodico

Guillem Sànchez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El cadáver que ayer martes se halló en un descampado de El Prat de Llobregat, según todos los indicios –también la ropa que vestía el cuerpo sin vida de la mujer– aunque todavía sin la confirmación oficial de la autopsia, sería el de Janet Jumillas, la vecina de Viladecans de 39 años que llevaba desaparecida desde el 13 de marzo. ¿Qué le pasó? 

Janet había quedado ese mañana (13 de marzo) en Cornellà con Aitor GarcíaAitor García. La mujer tenía que realizar un recado en una oficina de la Agencia Tributaria, acudir a casa de Aitor para reclamarle el pago de una deuda y, después, planeaba almorzar con su sobrino de regreso a su pueblo, Viladecans. El sobrino sabía lo de la oficina pero desconocía lo de Aitor. Un hueco que añadió confusión durante los primeros días tras su desaparición. 

Janet, tal como había dejado en un mensaje de audio, realizó la gestión en la oficina de Hacienda. Después, a pie, acudió a casa de Aitor. Nunca salió de allí. Su sobrino dio la voz de alarma cuando Janet no se presentó al almuerzo e informó del trámite en la oficina tributaria, que confirmó que Janet había estado allí. El rastro de la mujer, cuyo coche seguía aparcado no lejos de la oficina, se perdía aquí. Madre de dos niños, pluriempleada y al cuidado de sus padres –su madre diabética presenta un alto grado de dependencia–, Janet era la columna que sostenía a su familia. No había explicación que justificara una huida voluntaria. Los Mossos pasaron el caso a la Unitat Central de Persones Desaparegudes y comenzaron a tratarlo como un crimen.  

La coartada de Aitor

La investigación comprobó gracias a la telefonía móvil que Aitor, con antecedentes por tráfico de droga, había mantenido contacto con Janet los días anteriores. Los agentes tomaron declaración a Aitor y comprobaron a través de los repetidores de telefonía móvil si su coartada era sólida. No lo era: afirmaba haber estado en lugares que desmentían su teléfono. Por eso, a los pocos días de la desaparición de Janet, Aitor se convirtió en el principal sospechoso.

El 21 de marzo por la noche, nueve días después de su desaparición, los Mossos ya estaban vigilando a Aitor y observaron como tiraba tres bolsas de basura a un contenedor. En su interior, descubrieron los agentes, había tres mochos de fregona impregnados con la sangre de Janet, unas gafas que una óptica confirmó que la mujer había comprado en su establecimiento  y una cuerda con cabello. Bastaba para incriminarlo pero no estaba clara la participación de un segundo hombre en aquel crimen, Christian. Fuentes policiales subrayan que sigue sin despejarse esta incógnita y las sospechas le entregan alternativamente a este hombre los papeles de cómplice o encubridor. Aunque tampoco es imposible que actuara desconociendo lo que acababa hacer Aitor.

Asesinada en el domicilio de Cornellà

Los investigadores no tienen ninguna duda de que Janet fue asesinada por Aitor en el domicilio de este el mismo día en que desapareció. Posiblemente por arma blanca. Sin la confesión de este, no obstante, resultará complejo alcanzar a saber también por qué la mató. Una hipótesis es que Janet, que había ido a casa de Aitor a reclamarle una deuda económica, falleciera durante una discusión.

Después de matarla, Aitor escondió el cuerpo en el descampado en el que apareció este martes, sobre las 17.00 horas, por unos operarios que se disponían a comenzar unas obras en el lugar. Estaba en un agujero, cubierta con una manta y plásticos. El asesino intentó borrar todas las huellas del crimen en el interior de su domicilio. Por eso limpió la sangre, repintó las paredes en las que había alguna salpicadura y movió los muebles del salón. Todo ello resultó evidente para los investigadores cuando detuvieron a Aitor el 7 de mayo y registraron su vivienda, ubicada en la calle de Ramon Sala Massagué de Cornellà.