'SHOW' EN LAS TERRES DE L'EBRE

Las corridas para turistas, un peligro para los animales

¿Han vuelto los toros a Catalunya?

Espectáculo taurino en la finca de Alfara de Carles, en agosto del 2018. / periodico

Guillem Sànchez

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Animalistas y un torero que están de acuerdo en algo: debería prohibirse el espectáculo taurino que se ofrece a los turistas rusos en Alfara de Carles (Baix Ebre)el espectáculo taurino que se ofrece a los turistas rusos en Alfara de Carles (Baix Ebre). Un ganadero, que dispone de restaurante y de un pequeño ruedo para la lidia, ofrece a los extranjeros, a quienes contacta a través de turoperadores, una jornada de inmersión sin contemplaciones en los clichés: paella y "corrida de toros". En la 'fiesta' de su recinto privado ni se mata a los toros (vaquillas, en realidad) ni tampoco se clavan banderillas. No hay sangre. Según el torero y los animalistas, sin embargo, debería cesar su actividad.  

Huelga decir que les mueven intereses opuestos. El primero, Rubén Marín, ha presentado la denuncia en un juzgado de Tarragona porque a él, años atrás, le prohibieron hacer lo mismo y tuvo que emigrar a Castellón. Los segundos esperan que el litigio del maestro prospere porque persiguen la erradicación del maltrato animal y, aseguran, en espectáculos como este, las vaquillas lo sufren. La Conselleria d'Interior y el ayuntamiento del municipio aguardan a que el juez de Tarragona que ha aceptado a trámite la querella del matador dicte sentencia. De entrada, ambas instituciones dan la razón al ganadero de la polémica porque entienden que este no vulnera la ley antitaurina.

La ley antitaurina

En el verano del 2010 el Parlament de Catalunya aprobó una ley que prohibía los espectáculos que incluyeran la muerte o el sufrimiento de animales. La decisión, como no, se alumbró dejando una intensa polvareda política entre quienes veían una persecución a la 'fiesta' por española y quienes defendían su destierro como un progreso emparentado con la corriente mundial, cada vez más proteccionista con los animales. Sin embargo, para sumar los apoyos necesarios en la cámara catalana, recuerdan fuentes de Interior, resultó necesario que el texto dejara rendijas para los 'correbous' (encierros), los 'bous embolats' (con llamas en los cuernos) y 'bous capllaçats' (ensogados). Estas tres celebraciones taurinas provocan sufrimiento a los animales, pero son excepciones contempladas en la ley catalana siempre que se lleven a cabo por consistorios de localidades de Terres de l’Ebre o del norte de Girona de probada tradición.

El caso del ganadero de Alfara de Carles, un pueblo de Terres de l’Ebre, es distinto por varios motivos. El primero, y fundamental, es que se trata de un espectáculo privado. La 'conselleria' y el ayuntamiento estudiaron el caso en verano del 2018 y resolvieron que el ganadero no incumplía la ley. "Disponía de permiso de restaurante con licencia para hacer espectáculo con animales", subrayan. Y tras recibir la queja del torero Marín, enviaron a los Mossos d’Esquadra a inspeccionar el recinto y los agentes concluyeron que no existía maltrato animal.

Sin garantías para los animales

El torero, y los animalistas, están de acuerdo en que la Generalitat se equivoca al consentir la práctica del ganadero Mur. Entienden que el vídeo que tiene en su poder Marín muestra que el espectáculo con animales es una corrida de toros sin sangre y, por lo tanto, manifiestan, "ilegal".

Aida Gascón, presidenta de Anima Naturalis, es la voz de referencia en el activismo antitaurino. "La de Alfara de Carles es una actividad preocupante porque se lleva a cabo en un recinto privado sin que exista ninguna garantía para los animales. La ley dice que una comisión municipal debe asegurarse de que no reciben golpes o de que no sean expuestos durante más de 20 minutos", razona. Gascón añade -y aquí es donde irremisiblemente animalistas y torero se alejan sin retorno- que incluso cuando los encierros se llevan a cabo con todas las garantías los animales sufren. "Por supuesto que lo pasan mal. Cada año mueren toros y vaquillas por ataques al corazón, agotamiento o estrés. Si algo así puede matarlos, quién puede dudar de que no sufren los que han sobrevivido", argumenta.

Fuentes de Interior ven la polémica desencadenada en Alfara de Carles con cierta resignación. "Como está habrá más porque cada vez hay más personas que protestan ante estas actividades. Es normal. Lo que ocurrirá en el futuro es que se acabarán eliminando todas las excepciones que contempla la ley antitaurina. Si se persigue la abolición del sufrimiento animal está claro que un toro con llamas en los cuernos sufre", admiten. El problema es que eso es algo que todavía está lejos de aceptarse en Terres de l’Ebre, donde los 'correbous' son intocables. Las corridas sin sangre del ganadero Mur para los turistas rusos no lo son. El juez de Tarragona dirimirá ahora si animalistas y el torero Marín tienen razón.