MÉTODOS CIENTÍFICOS

La innovación educativa busca datos para avalarse

Prueba de competencias básicas en la escuela Mestre Enric Gibert i Camins, en Sant Andreu.

Prueba de competencias básicas en la escuela Mestre Enric Gibert i Camins, en Sant Andreu. / DANNY CAMINAL

Carmen Jané

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En ciencia, medicina o en internet, se mide casi todo y a partir de ahí se decide. Es la aplicación del método hipotético-deductivo que inventó Galileo y que sigue en vigor cinco siglos después. Los datos avalan desde por qué se destina más dinero a hospitales a cómo se organizan los exámenes de conducir o por qué hay un determinado producto en el supermercado. En educación, no, y los colegios parecen escapar a los exámenes que agobian a sus alumnos. “Continuamos trabajando con la intuición, la tradición y las creencias”, asegura Ismael Palacín, de la Fundació Jaume Bofill. Hasta ahora, esperan.

Un movimiento pedagógico, llamado ‘Qué funciona’ (WhatWorks), reclama que se tengan en cuenta las evidencias contrastadas en el aula a la hora de adoptar decisiones educativas y que no se rija la educación por modas o creencias heredadas. “En educación, al contrario que en sanidad, gastamos mucho dinero en profesores y muy poco en investigación. Y como, además, cualquier intervención, sea del tipo que sea, tiene algún efecto positivo, pues la ciencia se queda atrás. Y faltan datos que demuestren lo que realmente funciona”, añade Palacín.

La Fundació Jaume Bofill, una de las impulsoras del movimiento en Catalunya con Educaixa, de la Fundació Bancaria Caixa, visibilizó el tema en una jornada el pasado mes de mayo en colaboración con el Institut Català d’Avaluació de Polítiques Públiques (Ivalua) en el que se revisaron cuestiones como la influencia de las becas en el éxito escolar, el pago de incentivos salariales a los profesores según resultados, las becas, las expulsiones de alumnos como castigo o la influencia del tipo de examen en el aprendizaje.

Protocolos

Educaixa, que organizó otro encuentro con los dos gurús del tema, Robert Slavin y Nancy Madden, una pareja de investigadores de la John Hopkins University que han creado unos protocolos para recoger estas evidencias y que puedan ser evaluadas y reconocidas de forma universal. Con ellos acaba también de firmar un acuerdo para traducir al castellano y el catalán el gran compendio de recursos educativos evaluados, el de la Education Endowment Foundation, con la que colaboran los investigadores estadounidenses y en el que pretenden que participen escuelas catalanas y del resto de España puedan participar en los pilotos y den a conocer sus experiencias.

“Queremos hacer un llamamiento a las escuelas para que presenten proyectos de innovación educativa que puedan ser evaluados y replicados por otros centros. Que sus aportaciones no se queden entre las cuatro paredes del centro”, afirma Arantxa Ribot, gestora de proyectos de Educaixa.  

El método de Slavin y Madden aplica a la enseñanza grupos de control, muestras aleatorizadas y otras técnicas de la investigación social y psicológica. Reclama que al menos se analicen los resultados durante 12 semanas y en 60 alumnos, y que se trabaje con estándares admitidos. Los datos que se recojan, además, han de tener forma estructurada, anonimizarse y ser aptos para su tratamiento informático.

La Conselleria d’Ensenyament o la Diputació de Barcelona, en este sentido, ha comenzado a ofrecer algunos datos dentro de la política de transparencia general de los gobiernos (Datos Abiertos o Open Data), pero se queda en cuantificaciones estadísticas de números, centros y alumnos.

La falta de datos cruzados afecta también, a las administraciones públicas. Así, por ejemplo, no hay evidencias empíricas sobre cómo la concesión de una beca ha influido en los resultados económicos de los alumnos o si las actividades escolares en verano ayudan a subir nota. “Las decisiones han de estar basadas en hechos contrastables, tener una base sólida. Ha habido demasiado planteamiento ideológico e inspiración divina. Estamos fomentando grupos de trabajo sobre centros de interés que planteen retos comunes y una estructura que se pueda traducir en datos abiertos”, afirma Rafa Humet, responsable de Educación en la Diputació de Barcelona.  

Cautos ante las medidas