OFENSIVA BIOLÓGICA

La plaga del caracol manzana ya ha avanzado 55 kilómetros Ebro arriba

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Sílvia Berbís / Miravet

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Es la plaga más peligrosa, por su voracidad y resistencia, a ojos de los agricultores del delta del Ebro. La combaten desde que, tras detectarse en el 2009, el caracol manzana les dejó clara la perversidad con la que trata su principal cultivo, el arroz. Tras ocho años de lucha, no solo no se ha conseguido la erradicación a la que apuntan como objetivo las autoridades de forma insistente, sino que avanza, implacable, remontando el Ebro y ya se ha detectado a 55 kilómetros aguas arriba del delta, en Miravet.

La preocupación que ha provocado este avance, con la plaga situada ya en pleno Dominio Público Hidráulico, ha movilizado de urgencia incluso a más organismos de los habituales. Los regantes, la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), los departamentos de Agricultura y de Territori de la Generalitat, los Agentes Rurales, Forestal Catalana, técnicos de empresas especializadas contratadas como refuerzo, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) e incluso la unidad subacuática de la Guardia Civil de Huesca se centran desde finales de junio en combatir ese foco. De no detenerlo a tiempo, toda esperanza de tener la plaga bajo control en el delta, aun con todos los esfuerzos actuales, se desmorona.

Gran preocupación

"Nos preocupa, y mucho, que haya llegado tan arriba", admite la subdirectora general de Agricultura, Neus Ferrete. Son 40 kilómetros desde Tortosa, ciudad donde empezaron a detectarse focos hace tres años. Inicialmente eran, como ahora en Miravet, decenas de ejemplares o unos pocos centenares. El año pasado, la CHE retiró aguas abajo de Tortosa, donde está el límite del Dominio Público Hidráulico, casi 7.000 ejemplares adultos y 8.500 postas. Con la excepción de Pals, donde aparecieron cuatro ejemplares hace dos años, y de otra localización puntual en el río Algars por la misma época, este molusco nunca se ha ido de donde ha llegado. Y es la segunda vez que aparece en Miravet, aunque la primera pasó casi desapercibida. Se detectó de nuevo el 27 de junio pasado, y desde entonces, no en gran volumen, pero siguen recogiéndose ejemplares. Hasta hoy son 34 adultos, 53 juveniles (sin capacidad reproductora) y 240 puestas. "El gran peligro de que se encuentre en Miravet, o todo lo que sea aguas arriba del azud de Xerta, es que precisamente en este último punto están las dos zonas de captación de los dos canales principales de riego del Delta", explica Rafel Verdiell, responsable de Unió de Pagesos en el delta del Ebro.

Es decir, si en las aguas que llegan a las captaciones de riego está presente la plaga, con la próxima inundación, en abril, todo el delta quedará infectado y de nada habrá servido la incansable lucha de ocho años. Para evitar esa hecatombe económica y biológica, está descartada la posibilidad de instalar filtros en la entrada de los canales para impedir el paso de la especie: "Las huevas son tan pequeñas que deberían ser filtros de dos milímetros de malla, de manera que rápidamente quedarían colapsados con todo el material que arrastra el río, es técnicamente inviable", sostiene Ferrete.

Hasta el último ejemplar

No hay más remedio que recoger hasta el último ejemplar. Desde hace un mes y medio se efectúan prospecciones periódicas en el río por parte de los Agents Rurals, técnicos de la CHE, buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil de Huesca y especialistas de la empresa Paleoymás. El Institut per al Desenvolupament de les Comarques de l’Ebre (Idece) y Forestal Catalana han tendido barreras flotantes en el río entorno al nuevo foco para detener las plantas acuáticas donde se refugian y alimentan los caracoles. "Hacemos dos prospecciones a la semana, en canoas, recorriendo el río entre Ascó y el azud, para detectar cualquier nueva invasión lo antes posible", apunta Miquel Àngel Garcia, jefe de los Agentes Rurales en las Terres de l’Ebre. Otra de las medidas urgentes ha sido prohibir la pesca en un tramo de 1.500 metros entre Miravet i Ginestar. "No es muy habitual, pero sí que hemos detectado en algún caso el uso de caracol manzana como cebo para la pesca fluvial, es necesario cumplir la prohibición para evitar la expansión", afirma Garcia.

Mientras se dirime una lucha crucial río arriba, el delta vive su particular combate. Faltan apenas diez días para la recolección, y quizá no habrá una merma considerable de producción arrocera, pero el coste habrá sido muy alto: "Una tercera parte del beneficio que obtenemos es para el gasto en saponina", asegura Verdiell.

Excepcional

Ese producto, cuyo uso se autoriza de forma excepcional, es una de sus grandes armas. Temen perderla si la excepcionalidad se pierde porque el problema se vuelva estructural. El Departament d'Agricultura, sin embargo, les tranquiliza. "Su uso no está en entredicho", afirma Ferrete. El año pasado la Generalitat aportó 100.000 euros para subvencionar el 25% del coste total en saponina. "Este año destinaremos 400.000 euros", anuncia. Insiste en que la erradicación es posible. Sin embargo, ocho años después, la mitad izquierda del Ebro, 11.000 hectáreas, está colonizada, y en el margen derecho, el año pasado el maldito caracol ocupó ya 80 hectáreas.