Campus fantasma en la UAB

El Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans (SEPC) ha conseguido convertir este miércoles el campus de Bellaterra de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) en un campus fantasma. Las acciones de protesta, desarrolladas desde primera hora de la mañana, consiguieron no solo bloquear los accesos por carretera y temporalmente por tren, sino también paralizar la actividad académica en casi todas las facultades.

Se trataba del preludio de la jornada de huelga prevista para el día de hoy para protestar por el incremento de tasas para estudiar en la universidad pública, un aumento que tachan de abusivo y que supone romper con la igualdad de oportunidades a la hora de acceder a los estudios superiores. "Estas tasas en Catalunya son de las más altas de España, e impiden a las clases trabajadoras acceder a la universidad", señala Mercè Terès, portavoz del SEPC.

DESTRUIDAS DOS CÁMARAS DE SEGURIDAD

El colectivo, formado por unas 200 personas, pasó la noche del martes al miércoles en la Facultad de Letras para empezar de buena mañana los actos de protesta en el campus. Las primeras acciones se centraron en anular el sistema de vigilancia, destruyendo las dos cámaras de vigilancia de la plaza Cívica, una a mazazos y otra con un incendio focalizado en la base de la farola que la aguantaba.

Posteriormente, el colectivo bloqueó los accesos a la plaza Cívica desde la estación de los Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) con contenedores y a continuación de hizo lo mismo con los accesos por carretera. De este modo, era imposible entrar tanto desde la autopista AP-7 como desde las carreteras de Cerdanyola y de Sabadell.

VIAJEROS DE TREN Y EMPLEADOS PERJUDICADOS

Los viajeros de los FGC salieron perjudicados con el corte de la circulación de un cuarto de hora que un grupo de 15 jóvenes realizó justo antes de las ocho de la mañana. No se retiraron hasta que unas diez furgonetas de los Mossos d’Esquadra irrumpieron al campus desde la zona del Sincrotrón, en Cerdanyola, donde las unidades aguardaban para actuar ante un eventual corte de la autopista, que finalmente no se produjo.

Aun así, el caos se hizo amo y señor del perímetro del campus. Las barricadas que organizaron los piquetes en los accesos no supusieron un problema para el colectivo estudiantil, cuya mayor parte, en jornadas como las de ayer, ya no hace ni el gesto de desplazarse hasta Bellaterra. Sí que supuso un problema para los centenares de trabajadores de los centros de investigación y empresas que se encuentran en el campus, que se vieron obligados a dejar sus vehículos en las inmediaciones de la universidad, colapsando las carreteras de acceso.

"Entro a las 8.00 horas, pero llevo más de media hora dando vueltas con el coche para llegar al trabajo, y es imposible, ya no sé qué hacer", ha señalado Ivette Beltran, que trabaja en una empresa instalada en el campus. Como ella, decenas de conductores se desesperaban ante los piquetes, cubiertos con pasamontañas y vestidos de negro, y que actuaban impunes bajo la mirada de los empleados del servicio de seguridad del campus.

Lo mismo ocurría en las facultades, donde según fuentes del rectorado, la mayoría vieron afectada su actividad. Así, en Ciencias de la Comunicación, Ciencias de la Educación, Traducción e Interpretación, Ciencias Políticas, Derecho, y Letras vieron suspendida la actividad en su totalidad. El resto de facultades veían su actividad mermada entre un 30% y un 60%.

"Al salir de los FGC me han obligado a dar la vuelta, tomar un camino alternativo y al llegar a la facultad me encuentro con un bloqueo de sillas que impiden abrir la puerta, es imposible", apunta un estudiante que prefiere mantenerse en el anonimato. La jornada de huelga se repetirá este jueves, en esta ocasión sumándose a la que se llevará a cabo en todo el territorio.