INICIATIVA DE AYUNTAMIENTOS Y ENTIDADES SOCIALES

Ocio contra la malnutrición

Hora de la comida en el centro cívico municipal de Can Tusell, en Terrassa, el jueves pasado.

Hora de la comida en el centro cívico municipal de Can Tusell, en Terrassa, el jueves pasado.

MARÍA JESÚS IBÁÑEZ
TERRASSA

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Con tiempo suficiente para organizarse, con los recursos económicos debidamente presupuestados y con el personal más preparado, entidades sociales y ayuntamientos catalanes han desplegado este verano una nueva campaña contra la malnutrición infantil en la que ya no es la excepción sino la norma que se garantice no solo que los menores en riesgo de exclusión tomen una comida equilibrada al día, sino que también tengan actividades de ocio y refuerzo escolar. «Hemos cambiado el formato. En el 2013 tuvimos que reaccionar precipitadamente al llamamiento que en mayo nos habían hecho los servicios sociales y optamos por abrir comedores en escuelas de la ciudad, para asegurar la alimentación. Esta vez, comen en un casal, donde también juegan, van a la piscina, participan en talleres y hacen los deberes », explica Jordi Ballart, alcalde de Terrassa.

El centro cívico de Can Tusell, en la ciudad vallesana, es, cuando faltan pocos minutos para la comida, un auténtico guirigay de niños y adolescentes: conversaciones a voz en grito, carreras por los pasillos y algún que otro llanto, consecuencia tal vez de una riña, tal vez del cansancio. Los 62 chavales que llenan el ruidoso comedor forman parte del grupo de más de 100 chicos de entre 3 y 16 años que este agosto participan en el dispositivo social puesto en marcha este verano por el ayuntamiento. Para muchos de los jóvenes que asisten a este esplai de cuatro horas diarias, esto va a ser lo más parecido a unas vacaciones que hayan tenido en mucho tiempo.

Como en Terrassa, también los ayuntamientos de Barcelona, Esplugues de Llobregat, Gavà, L'Hospitalet, Granollers, Lleida, Parets del Vallès, Tarragona y Torelló, entre otros municipios, han apostado este agosto por organizar campamentos urbanos para que los menores que durante el año comen con beca completa en el colegio puedan seguir una alimentación adecuada también en verano. Solo en la decena de poblaciones antes mencionadas, se estima que están siendo atendidos más 1.500 menores vulnerables. A ellos hay que añadir los que durante todo el año acuden a centros abiertos en otras tantas poblaciones (Badalona, Santa Coloma de Gramenet o Salt).

TAMBIÉN QUIEREN VACACIONES / El formato en que se presta el servicio  también ha tenido controversia. Finalmente, los consistorios catalanes han apostado por atender a los niños con necesidades alimentarias según el modelo defendido por las oenegés que trabajan habitualmente con menores y que recomiendan que los chavales no vayan al colegio únicamente a comer, como está ocurriendo en otras comunidades autónomas.

«Es que estos niños, como cualquier otro chico de su edad, también quieren tener vacaciones. ¿Por qué en verano ellos tienen que seguir yendo al colegio, aunque sea solo a comer, mientras sus compañeros están fuera?», cuestiona Lucía Linuesa, jefa del área de Atención Primaria y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Terrassa. Así, la mayoría de los consistorios (salvo en el caso de casals que se realizan habitualmente en recintos escolares) han preferido habilitar instalaciones municipales, como ludotecas, centros cívicos o casals, «de modo que, al menos durante unas horas, los chavales han tenido la sensación de estar haciendo vacaciones», indica Linuesa.

Casi todos los ayuntamientos (no todos, ya que algunos trabajan a través de sus propios servicios sociales) han buscado también la colaboración de entidades del tercer sector, como el Banc dels Aliments, Cáritas, Cruz Roja o la fundación Pere Tarrés.

A esta entidad está vinculada la presidenta del Moviment de Centres d'Esplai Cristians de Catalunya, Maria Valencia, que recientemente subrayaba lo importante que es no solo que los menores tengan asegurado un plato al día, «sino que adopten hábitos alimentarios saludables que pasan también por consumir productos de calidad, frescos, que rompan con menús a base de patatas fritas, macarrones, pizzas y salchichas de frankfurt». También se les imparten nociones de higiene.

En Barcelona la previsión inicial de solicitudes de ayudas para que niños de familias sin recursos asistan a estos esplais ha quedado desbordada este verano, informan fuentes municipales. Eso ha obligado al ayuntamiento a reforzar la dotación presupuestaria destinada  en un principio a estas actividades. «Como es una partida flexible, que se ajusta a la demanda, no va a haber problema», indican las mismas fuentes.

REPROCHE A LA GENERALITAT / En la mayoría de los casos, la acción contra el hambre infantil la están afrontando oenegés y ayuntamientos con recursos propios. «Ya va siendo hora de que la Generalitat se implique de una manera más decidida y actúe de  acuerdo con el pacto contra la pobreza», clama el alcalde de Terrassa, Jordi Ballart, que lamenta que, muy a menudo, los ayuntamientos se han encontrado solos a la hora de afrontar estas situaciones.

Con todo, este año, el Govern, a través de la Conselleria de Benestar Social i Família, aporta a la campaña medio millón de euros, procedentes de la recaudación de la rifa de la Grossa y que ha distribuido a entidades sociales para que concedan becas que permitan  a sus usuarios asistir a estos casals de verano.