Fallou Thiam Gueye: «Vine a Europa a difundir mi forma de hacer joyas»

Es senegalés y viene de una estirpe de joyeros expertos en filigrana. Le seduce mezclar tradiciones joyeras.

«Vine a Europa a difundir mi forma de hacer joyas»_MEDIA_1

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POR
Mauricio
Bernal

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-¿Y estas? ¿También las hace usted?

-¿Esto? ¿La madera? No, no. Lo que pasa es que un artista tiene necesidad de inspiración, y este arte africano que ve aquí en las paredes me inspira. Me gusta trabajar en este ambiente, rodeado de estos objetos.

-¿De dónde son?

-Son piezas senegalesas.

Como él. Senegalés. Fallou Thiam Gueye nació en Dakar hace 38 años, en una familia de joyeros, hijo y nieto de dos maestros de la filigrana, destinado en cierto modo a perpetuar la estirpe. Tenía 7 años cuando su padre le empezó a enseñar la técnica, el arte de trabajar con hilos finísimos de oro y plata, y desde entonces no busca otra cosa, por decirlo así, que la perfección. La perfección y la mezcla, en realidad: a Europa vino a estudiar joyería moderna. A juntar tradiciones.

-La filigrana necesita mucho, mucho tiempo. Es un trabajo de paciencia. Y mucha paciencia hay que tener para aprenderla.

-Hablemos de eso. De su formación.

-Como le digo, empecé a aprender en el taller de mi padre cuando tenía 7 años. Después, un poco más mayor, comencé a ir al Village Artisanal de Dakar, dos veces al día, cuando salía del colegio. Y a los 18 años estudié en la School of Arts. En Dakar, también.

-Mucha formación, entonces.

-Para dominar la filigrana hay que tener mucha paciencia, y también mucha constancia. Además, debía tener bien aprendido ese arte antes de instalarme en Europa.

-Europa. Sinónimo de joyería occidental moderna, ¿no? Para usted, quiero decir.

-Sí, mire, yo vine aquí a tres cosas: a aprender, a fusionar tradiciones y a enseñar un poco de lo que yo sé. Afortunadamente he podido organizar algunos cursos, y he podido trasladar mis conocimientos a estudiantes de joyería de aquí, de Barcelona.

-Dejando aparte que forma parte de una estirpe, ¿por qué le gusta la joyería?

-Me gusta porque el oro y la plata son metales preciosos, y la gente que compra joyas de oro y plata las compra para toda la vida. Son objetos preciosos que pueden durar siglos, y me enorgullece formar parte de un gremio que es capaz de hacer estos objetos. Las joyas son mi gran amor.

-Hablamos de paciencia y constancia. ¿Tarda mucho en acabar una joya?

-Bueno, la verdad es que como tengo el hábito desde pequeño, y soy capaz de empezar a trabajar y concentrarme durante un largo tiempo, si me siento y estoy 10 horas trabajando, en ese tiempo... Sí: puedo producir un anillo, un brazalete. De la misma manera, hay piezas más complicadas que me puede tomar dos o tres meses hacer. Es arte, toma tiempo. Y es artesanal. No lo puede hacer una máquina. Eso me gusta.

-Vi algunas joyas suyas por internet. Tiene como una especie de catálogo ahí, ¿no?

-Pero no están todas; para evitar que me copien. Solo una muestra.

-¿Cómo las vende? ¿Dónde las vende?

-Trabajo por encargo.

-Hablemos de su familia. La estirpe. Los joyeros.

-Lo que le dije, una familia de joyeros. Y no solo en Senegal. Hemos llegado a tener joyerías en toda África. Nos compran menos  los africanos que los europeos, porque estos son los que tienen recursos, posibilidad de comprar joyas. Pero en general, lo importante de esto, lo que a mí me importa, es la riqueza cultural que esto supone. El arte, la riqueza cultural de la familia.

-Me parece que eso le da más valor al hecho de que usted esté aquí. Quiero decir que…

-Yo estoy aquí para difundir nuestro arte, ese arte de la familia, ese arte africano, esa manera de hacer las joyas.