La situación en la Costa Brava

La sequía persiste en el Alt Empordà y obliga a llenar piscinas con agua de mar

Sequía en el Alt Empordà.

Sequía en el Alt Empordà.

SARA GONZÁLEZ
BOADELLA D'EMPORDÀ

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La comarca del Alt Empordà es el espejo de lo que habría sido el resto de Catalunya si las lluvias de primavera no hubieran triplicado las reservas de los embalses de las cuencas internas. El pantano de Boadella es el único que no se ha recuperado de la sequía --se encuentra a poco más del 34% de su capacidad--, lo que motiva que a día de hoy los municipios de la cuenca del río Muga aún estén en fase de excepcionalidad 2. Ante esta situación, el gran núcleo turístico de la costa ampurdanesa busca la fórmula mágica para garantizar los lujos veraniegos sin malgastar el agua potable. De hecho, Roses ya ha decidido instalar en el puerto una fuente que servirá para llenar piscinas privadas con agua de mar.

Una de las primeras acciones que fueron vetadas por los ayuntamientos ante la escasez de agua fue precisamente el llenado de piscinas. Pero cumplir la norma a rajatabla supo-

nía eliminar un gran atractivo turístico y, por lo tanto, tirar por la borda el beneficio económico que supone la época estival para los municipios de la Costa Brava. Por ello, Roses pondrá en marcha la semana que viene un sistema de captación de agua marina que permitirá llenar con agua de mar todas las piscinas de particulares que lo soliciten.

Tras conseguir las concesiones de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA) y de la Capitanía Marítima del Ministerio de Fomento, el consistorio instalará, justo al final del muelle del puerto deportivo, una fuente con una bomba que extraerá agua del mar. Según explica Juan Sáenz, el director administrativo del puerto de Roses, para llenar las piscinas, los interesados deberán dirigirse a las oficinas del puerto y solo pagarán el coste de transportar el agua en camión hasta su domicilio.

SIN MULTAS

Aunque Roses ha impulsado una gran campaña de concienciación y tiene vigente un bando que prohíbe determinados usos del agua, por el momento no impone ningún tipo de sanción. La alcaldesa de Roses, Magda Casamitjana, prometió el pasado febrero que las restricciones "no afectarían en ningún caso" al turismo que visita la población en masa. "Ha hecho falta mucha pedagogía para concienciar a la gente. Hemos tenido que hacer entender a los 2.000 franceses que viven en la localidad nuestra situación hídrica", explica.

Castelló d'Empúries sí ha apostado por sancionar todo uso irresponsable del agua. Llenar una piscina puede suponer una multa de entre 20 y 80 euros por metro cúbico de agua utilizada. Aún así, la respuesta de los vecinos ha sido de compromiso con la causa. Ramon Fortià, técnico de Medi Ambient, afirma que, hasta la fecha, solo ha habido una multa por llenar una piscina, y en el municipio hay cerca de 2.000.

A estas alturas, el sector hotelero no está preocupado por la sequía. De hecho, según la alcaldesa de Roses, el principal inconveniente de este verano es la recesión económica. La mayoría de los hoteles y apartamentos ya tenían llena la piscina antes de que se dictaran las prohibiciones y disponen, además, de sus propias alternativas. Este es el caso, por ejemplo, de los apartamentos Comte d'Empúries de Empuriabrava, que además se abastecen de pozos privados. El Hotel Univers de Roses dispone asimismo de un depósito de reserva que hinchió antes de que se decretaran las medidas.

Otros edificios e instalaciones apuestan por mejorar sus infraestructuras para respetar el medioambiente, como el Hotel Canyelles de Roses, que ha renovado todos los grifos y ha cambiado su sistema de refrigeración. El cámping Internacional Amberes de Empuriabrava también ha condicionado las instalaciones para ahorrar agua y ha intensificado la tarea de los vigilantes para evitar derroches de los usuarios.

La concienciación ha calado hondo en los vecinos, aunque están preocupados por el mantenimiento del turismo. "Yo estoy dispuesta a moderar mi consumo, pero si queremos que el turismo continúe, las prohibiciones no deberían afectar a los visitantes", afirma Clara Vela, vecina de Empuriabrava. La piscina de Júlia Townsend, que vive en Roses, está llena gracias al agua de la lluvia. "Intentamos gastar lo mínimo, aprovechamos el agua fría de la ducha para las plantas y no regamos el jardín", explica.

AJENOS AL PROBLEMA A

pesar de tener el pantano más castigado por las lluvias, el municipio de Boadella d'Empordà apenas ha notado la sequía. "El pueblo no se abastece del embalse, sino de aguas subterrá-

neas", asegura David Serra, vecino de la localidad, con el río Muga bajo sus pies. Incluso así, Boadella también está en la situación de excepcionalidad 2. Este es el caso de varias poblaciones que geográficamente están en la cuenca de la Muga y que, aunque no tengan problemas de agua, se solidarizan con la causa.