Psicología

Siete pasos para que el estrés no afecte a tu estado de ánimo

Las demandas del día a día ponen a prueba nuestro sistema emocional

hombre estresado en su lugar de trabajo

hombre estresado en su lugar de trabajo / 123rf

Ángel Rull

Ángel Rull

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibe como desbordantes o amenazantes. No es exclusivo de situaciones negativas; incluso los eventos positivos pueden generar estrés. Es importante recordar que el estrés es una reacción normal y, hasta cierto punto, necesaria para nuestra supervivencia.

Fisiológicamente, el estrés activa el sistema nervioso simpático, preparando al cuerpo para la acción. Esto puede manifestarse con un aumento del ritmo cardíaco, mayor tensión muscular y una respiración más rápida. Estas respuestas son útiles a corto plazo, pero si se mantienen en el tiempo, pueden tener efectos negativos en la salud.

Cada persona experimenta el estrés de manera diferente. Lo que es estresante para una persona puede no serlo para otra. Esta variabilidad se debe a diferencias en la personalidad, experiencias de vida y habilidades de afrontamiento.

¿Cómo afecta el estrés al estado de ánimo?

El estrés puede afectar nuestro estado de ánimo de diversas maneras. Puede hacernos sentir ansiosos, irritables o deprimidos. A menudo, las personas bajo estrés pueden experimentar cambios bruscos de humor. Además, puede afectar nuestra capacidad para concentrarnos y disfrutar de las actividades cotidianas.

Cuando estamos estresados, nuestro cuerpo produce un exceso de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que pueden alterar el equilibrio químico del cerebro y afectar nuestro estado de ánimo. Esta alteración puede llevar a sentimientos de tristeza o desesperanza, y en algunos casos, a problemas de salud mental a largo plazo.

Es crucial reconocer estos signos temprano y tomar medidas proactivas. El estrés no gestionado puede conducir a un ciclo negativo, donde el estado de ánimo afectado genera más estrés, creando una espiral descendente que puede ser difícil de romper.

¿Qué consecuencias tiene el estrés a largo plazo?

El estrés crónico, aquel que se prolonga en el tiempo, puede tener consecuencias graves para la salud. Puede contribuir a problemas como la hipertensión arterial, enfermedades cardíacas, diabetes y obesidad. También puede afectar nuestra salud mental, aumentando el riesgo de trastornos como la ansiedad y la depresión.

A nivel psicológico, el estrés prolongado puede disminuir la eficacia del sistema inmunológico, haciéndonos más susceptibles a enfermedades y infecciones. También puede afectar la calidad del sueño, lo que a su vez agrava los síntomas de estrés.

En el aspecto social y laboral, el estrés crónico puede llevar a un rendimiento disminuido, dificultades en las relaciones personales y una disminución general en la calidad de vida. Es por esto que identificar y manejar el estrés es esencial no solo para nuestra salud individual, sino también para nuestro bienestar colectivo.

Pasos para que el estrés no afecte a tu estado de ánimo

Actualmente, el estrés se ha convertido en un compañero constante para la mayoría de nosotros. Las exigencias laborales, familiares y personales pueden llegar a abrumarnos, afectando significativamente nuestro estado de ánimo y bienestar emocional. Sin embargo, es fundamental comprender que el estrés no tiene por qué dominar nuestra existencia ni minar nuestra salud mental.

Estos pasos pueden ayudarnos a impedir que el estrés termine por afectar a nuestro estado de ánimo:

1. Reconocer y aceptar

El primer paso es reconocer que estamos estresados y aceptarlo sin juicio. Es normal sentirse abrumado en ciertas situaciones.

Aceptar el estrés como parte de la vida puede ayudarnos a abordarlo de manera más efectiva. La negación solo tiende a aumentar la sensación de estrés.

Identificar las fuentes de estrés es crucial. Puede ser el trabajo, las relaciones personales o problemas financieros. Reconocer estas fuentes nos da el poder para comenzar a abordarlas.

2. Gestión del tiempo

Organizar nuestro tiempo eficientemente puede reducir significativamente los niveles de estrés. Priorizar tareas y establecer límites claros puede ser de gran ayuda.

Crear un horario equilibrado que incluya tiempo para el trabajo, el descanso y las actividades placenteras es esencial. Evitar la sobrecarga de tareas y aprender a decir "no" cuando sea necesario puede aliviar la presión.

La procrastinación puede ser una fuente de estrés. Enfrentar las tareas de manera oportuna y establecer objetivos realistas puede ayudar a reducir la ansiedad relacionada con las obligaciones pendientes.

3. Actividad física regular

El ejercicio es un potente antídoto contra el estrés. No solo mejora nuestra salud física, sino que también libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad.

La actividad física regular, ya sea caminar, correr, nadar o cualquier forma de ejercicio, ayuda a despejar la mente y reduce los síntomas de ansiedad y depresión.

No es necesario realizar ejercicios intensos; incluso una caminata diaria o estiramientos suaves pueden ser beneficiosos. Lo importante es encontrar una actividad que disfrutemos y que podamos mantener de forma consistente.

4. Técnicas de relajación y respiración

Prácticas como el yoga, la meditación o simplemente ejercicios de respiración profunda pueden ser muy eficaces para manejar el estrés.

Estas técnicas ayudan a centrar la mente, reducir la tensión muscular y promover una sensación de calma y bienestar.

La respiración consciente es una herramienta poderosa que puede utilizarse en cualquier momento y lugar para combatir momentos de estrés agudo.

5. Conexión social

Hablar con amigos, familiares o simplemente interactuar socialmente puede proporcionar un gran alivio del estrés. La conexión humana es fundamental para nuestro bienestar emocional.

El apoyo social actúa como un amortiguador contra el estrés. Compartir nuestras preocupaciones con otros puede proporcionar nuevas perspectivas y soluciones.

Participar en actividades comunitarias o grupos de interés también puede ser una excelente forma de desconectarse de las preocupaciones cotidianas y encontrar un sentido de pertenencia.

6. Tiempo para uno mismo

Dedicar tiempo a actividades que disfrutamos es crucial. Leer un libro, escuchar música o simplemente disfrutar de un momento de tranquilidad puede ser muy beneficioso.

Establecer un espacio y tiempo para nosotros mismos, lejos de las demandas del día a día, es esencial para recargar energías y mantener un equilibrio emocional.

Practicar la autocompasión y el autocuidado no es un lujo, sino una necesidad para manejar eficazmente el estrés.

7. Actitud positiva

Mantener una actitud positiva y de gratitud puede cambiar nuestra perspectiva sobre los problemas y ayudar a manejar mejor el estrés.

Centrarse en los aspectos positivos de nuestra vida y practicar la gratitud puede ayudar a reducir la sensación de estrés y mejorar nuestro estado de ánimo.

La resiliencia se construye enfrentando las dificultades con una actitud positiva y aprendiendo de ellas. Este enfoque no solo nos ayuda a manejar el estrés, sino que también contribuye a nuestro crecimiento personal.

El estrés es una parte inevitable de la vida, pero no tiene por qué dominar nuestro estado de ánimo ni nuestra existencia. Con estos siete pasos, podemos comenzar a tomar el control y vivir una vida más equilibrada y feliz. Recordemos que cada persona es única y lo que funciona para uno puede no ser igual de efectivo para otro. Por lo tanto, es importante encontrar las estrategias que mejor se adapten a nuestras necesidades individuales.

* Ángel Rull, psicólogo.