La guinda de Sant Jordi

La incierta gloria de una noche de 'abril': así fue la fiesta del suplemento de libros de EL PERIÓDICO

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Rafael Tapounet

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Después de dos años de pandemia y uno de granizada (Sant Jordi ‘on the rocks’), al sector del libro ya le tocaba una alegría como la de esta Diada pletórica. Y las alegrías hay que celebrarlas siempre. A poder ser, en compañía de otros seres humanos y en un lugar agradable y bien abastecido. La fiesta del primer aniversario de ‘abril’, el suplemento literario de Prensa Ibérica (empresa editora de EL PERIÓDICO), se postulaba como la opción preferente para rematar la jornada de gloria en un lugar tan sugestivo como el Speakeasy del Dry Martini, ese espacio presuntamente clandestino al que solo se puede acceder utilizando una contraseña secreta.

Lo de la contraseña del Speakeasy pretende evocar la excitación, el peligro y el sentido de exclusividad de los días de la Ley Seca en los garitos del Chicago de los años 20, pero diría que para los ‘boomers’ que constituyen el grupo generacional ampliamente mayoritario en la fiesta de ‘abril’ (entre los que se incluye el autor de estos apuntes) el referente más cercano son aquellas consignas descabelladas que Mortadelo y Filemón tenían que soltar cada vez que querían colarse en el cuartel general de la T.I.A. (“esos tipos con bigote tienen cara de hotentote” y así).

Homenaje a Terenci

En esta ocasión, la frase salvoconducto que abre las puertas de este sarao libresco generosamente patrocinado por el Grupo Planeta y Freixenet es “A Terenci le gustaba abril”, un homenaje al escritor barcelonés nacido con el nombre de Ramon Moix que tuvo la mala ocurrencia de morirse precisamente un día de abril de hace 20 años. “Queríamos buscar una manera de vincular la fiesta con el recuerdo de Terenci”, explica Álex Sàlmon, director de ‘abril’, que, en su papel de anfitrión atento, se ha apostado a la entrada mientras pega la hebra con el escritor y periodista Juan Cruz, adjunto a la presidencia de Prensa Ibérica (“yo estoy aquí vigilando”, bromea).

Pronto las copas de cava Elyssia que dan la bienvenida a los asistentes conviven en las barras y las bandejas con los coloridos cócteles que han dado fama al establecimiento de Javier de las Muelas y la cosa empieza a animarse. De los más madrugadores es el ministro de la Presidencia Félix Bolaños, que dice llegar con la “satisfacción enorme” de haber vivido “una jornada magnífica en la que los ciudadanos han disfrutado la vida y la cultura y la lectura”. A su alrededor no tarda en formarse un grupo de empresarios y políticos en el que figuran, entre otros, el consejero delegado de Prensa Ibérica, Aitor Moll; el director de EL PERIÓDICO, Albert Sáez; el director de Bankinter en Catalunya, Eduard Gallart; la directora general de Focus, Isabel Vidal; el jefe de la oposición socialista en el Parlament, Salvador Illa; el ‘conseller’ de Interior, Joan Ignasi Elena; la teniente de alcaldesa Laia Bonet, el ‘exconseller’ de Economia Jaume Giró y, como no podía ser de otra manera, un vistoso repóquer de alcaldables.

Ernest Maragall (ERC), Jaume Collboni (PSC), Daniel Sirera (PP), Anna Grau (Ciudadanos) y Eva Parera (Valents) son los candidatos a la alcaldía de Barcelona que han tenido a bien rematar en la fiesta de ‘abril’ una exigente jornada de pesca de votos. Solo han declinado la invitación la aspirante a la reelección Ada Colau y Xavier Trias (Junts), ellos sabrán por qué.

El vals de la vida

Mientras los representantes de lo que antes se llamaban las fuerzas vivas intercambian civilizadamente puntos de vista sobre el incierto futuro de la ciudad, en una sala anexa, escritores, editores, periodistas y cineastas empiezan a bailar el vals de la vida, como se suele decir. Sostiene el lugar común que los miembros de la tribu literaria son criaturas introvertidas, reservadas y poco dotadas para la actividad social, pero el cuadro que se va formando en el Dry Martini se empeña en desmentirlo. Al fin y al cabo, aquí hay un (muy buen) Sant Jordi que celebrar.

La ocasión permite, por ejemplo, reunir a los dos últimos ganadores del Nadal: Inés Martín Rodrigo, triunfadora en 2022 con `Las formas del querer’, y Manuel Vilas, que, con ‘Nosotros’ (Premio Nadal 2023), ha podido, dice, quitarse “la espina” de 2020, cuando la pandemia le impidió firmar ejemplares de ‘Alegría’, novela finalista del Planeta.

Alegría

Alegría sin espinas (más allá de las de las rosas suministradas por Flores Navarro) es justamente lo que fluye por la juerga de 'abril', a la que siguen llegando escritores -Elvira Navarro, Luisa Castro, Dolores Redondo, Edurne Portela, Ildefonso Falcones, Olga Merino, Xita Rubert de Ventós, Emma Riverola, Ray Loriga, Juan Vico, Pilar Rahola, Elisabeth Duval, Andrea Tomasini, Sabino Méndez, Juan Soto Ivars, Pilar Eyre, Mercedes Abad, Daniel Vázquez Sallés, Ricard Ruiz, Sergio Puertas…-, editores –Núria Cabutí (Penguin Random House), Juan Cerezo (Tusquets), Joan Tarrida (Galaxia Gutenberg), Anna Soldevila (Destino), Emili Rosales y Pilar Beltran (Grup 62), Carles Revés (Planeta), Marta Carnicero (Acantilado)…-, actores y cineastas –Albert Solé, Laura Mañà, Mireia Ros, Itziar Castro-, agentes literarios, periodistas y dipsómanos varios.

El glamur de la fiesta sube definitivamente un par de grados con la aparición de Albert Serra, con gafas de sol y ese sempiterno aspecto de usar pijamas con monograma, y, ya casi a última hora, de Gemma Ruiz, que ha resultado ser la gran triunfadora de la jornada con su novela ‘Les nostres mares’ y que confiesa estar un poco “sobrepasada” por todo lo que ha vivido en este Sant Jordi de récord.

“Abril es el mes más cruel”, escribió T. S. Eliot. En días como este, se hace difícil darle la razón.