Una década viviendo junto a una fábrica abandonada en Sabadell: "Es tercermundista"

El malestar vecinal es palpable en el centro de Sabadell (Vallès Occidental). El abandono de la antigua Fábrica Bosser ha elevado la tensión en el seno de las comunidades vecinales de las calles Alemanya, Ferran Casablancas y Montserrat, que desde hace una década compatibilizan su vida cotidiana con las dificultades que comporta la presencia de material de obras abandonado como altos estabilizadores o vallas, desde una mayor percepción de inseguridad hasta problemas de movilidad en la vía pública o temor a la existencia de amianto.

Tal es el enojo vecinal que el pasado mes de noviembre se formalizó legalmente la Plataforma d'Afectats per la Bosser (PAB), colectivo que aglutina sensibilidades vecinales que claman contra la nave arrumbada y que se halla inmerso en una recogida de firmas (llevan un millar, que presentarán próximamente) para "dignificar las calles de Sabadell y sanear los espacios públicos ocupados por la Fábrica Bosser”.

Miembros de la PAB llevan años denunciando la "inacción", tanto del propietario privado de la fábrica como del consistorio sabadellense, con respecto a la dejadez del lugar, así como la falta de inversión en un gran edificio situado en una de las entradas estratégicas de Sabadell.

"¿Qué debe pensar alguien que es la primera vez que pisa el municipio y se encuentra con este nido de suciedad? Pues que vivimos en una ciudad tercermundista", denuncia indignada Sílvia, una de las vecinas afectadas de la calle Alemanya.

Consultadas por EL PERIÓDICO sobre el estado de la Fábrica Bosser y las correspondientes molestias a los vecinos, fuentes del Gobierno municipal de Sabadell reiteran que se trata de un edificio privado y que desde hace tiempo están en contacto con los propietarios, de los que "no recibimos respuesta". Sin embargo, aseguran que "harán lo posible para recuperar la normalidad de movilidad urbana en las calles afectadas".

La gran nave de la fábrica, que ocupa prácticamente toda una manzana del centro de la cocapital vallesana, estuvo a la espera de la construcción de una promoción de viviendas. Un objetivo que dejó de ser viable en el año 2018, cuando la constructora decidió marchar por desavenencias con la propiedad. Desde entonces, el inmueble está en venta y se sumerge día tras día en una "espiral de degradación", inciden los vecinos.

Retirar pilones y estabilizadores

Joan R. Carpio es otro de los vecinos afectados por los vestigios de la Bosser. “El edificio solo ha hecho que provocar malestar vecinal. Hace más de diez años que no puedo utilizar mi con normalidad mi parking”, expresa Carpio, quien enfatiza los problemas de movilidad peatonal en la zona: "Las vallas, vigas y estabilizadores han causado impedimentos para circular; hay grúas que con el viento nos da miedo que caigan y las ceras están abatidas”, apunta.

En respuesta al malestar vecinal, la concejala de Desarrollo Urbano de Sabadell, Mar Molina, manifiesta que el consistorio ha impulsado una “acción subsidiaria con un presupuesto de 220.000 euros para retirar los pilones y los estabilizadores de la calle Alemanya debido al malestar que provoca a los vecinos”. 

Según la edil, el proyecto se encuentra en fase de adjudicación, por lo que aún no se pueden calendarizar los tempos. Aun así, asegura que, al ser una obra de carácter subsidiario, una vez finalizada la obra "se pasará factura a la empresa propietaria". Desde el consistorio se considera la obra de "grandes dimensiones": se prevé el traslado de los elementos que entorpecen la vía pública al interior de la nave para seguir protegiendo la fachada que forma parte del catálogo de patrimonio local.

Sin embargo, los vecinos, desesperanzados, lamentan que dicha situación se puede eternizar: "Es muy complicado encontrar una empresa con un presupuesto tan bajo", exclama Anna, vecina de la calle Alemanya.

La fachada, patrimonio histórico

El caso de la Fábrica Bosser se remonta a principio del siglo XX, pero en 1993, cuando tuvo lugar el largo mandato del histórico alcalde Antoni Farrés (PSUC) se planificó que todas las fábricas tenían que marchar del centro de la ciudad.

Bosser no fue menos. Cerró la fábrica de hilos, impulsando así una promoción de viviendas en el año 2014, ya en el mandato del socialista Manuel Bustos: “Las obras empezaron, pero el material aún sigue en pie”, lamentan los vecinos.

Sin embargo, la fábrica no quedó totalmente derrumbada porque la fachada tiene un valor histórico protegido que debe conservarse. Aun así, los vecinos critican que se trata de una fachada que "salta a la vista por su desencanto".

Desde la PAB denuncian que el proyecto se halla abandonado desde mayo de 2018 sin ninguna proyección de actividad. Los vecinos constituidos en la plataforma aseguran que si esta "pesadilla" no se resuelve a corto plazo, abren la puerta a "reivindicaciones más grandes y con mayor revuelo".

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