Toma pan y moja

La nueva forma de comer pollo a l’ast en Barcelona

Desmelénate en tu próxima cita dominguera con el pollo a l’ast y saca el mexicano que hay en ti  

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El pollo braseado rodeado de salsas caseras de Cresta Colorada.

El pollo braseado rodeado de salsas caseras de Cresta Colorada. / Instagram

Òscar Broc

Òscar Broc

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Moverse por la amplia oferta de restaurantes mexicanos (o supuestamente mexicanos) de Barcelona puede ser peligroso. Es demasiado fácil hacer un movimiento en falso y toparse con burritos de serie Z o Margaritas que te garantizan reflujo durante toda la noche. 

Cuando descubro un mexicano bueno, le soy tremendamente fiel, y Cresta Colorada (Còrsega, 244) es uno de esos garitos que nunca decepcionan. De vez en cuando, me gusta hincharme con sus tacos y quesadillas, con su espectacular sopa de maíz, pero lo que más me pone de la carta es su pollo asado para taquear (música de Chicken Run). 

El pollo a l’ast que tanto amamos los catalanes de bien colisiona con la gastronomía popular mexicana en una pirueta de rotisería muy difícil de encontrar en Barcelona. Y el resultado no puede ser más satisfactorio, cuando aprieta el apetito, pues lo que te cae sobre el mantel es una imponente bandeja con medio pollo perfectamente braseado, jugoso, suculento. Alrededor de la pieza, orbitan cuencos con fantasía en su interior: aguacate, frijoles y salsas caseras. Con estos aderezos, y las dos salsas adicionales que siempre están en la mesa, podrás aplicar el nivel de picante que te venga en gana. 

Interactividad gocha

Además, el pollo y los acompañamientos llegan a la mesa junto a una misteriosa cestita de tela. Una cestita que amo. En ella descansan varias tortillas de maíz caseras, recién hechas, de una calidad suprema. Y así empiezan los juegos del mata hambre. Tú te encargas de desmenuzar el ave, llenar las tortillas con las hebras de carne y echar las salsas que te vengan en gana. Interactividad gocha. El pollo te dura más y el ritual de la tortilla es más divertido. Una experiencia recomendable si estás hasta la barretina de ese pollo a l’ast que compras cada domingo después de misa. Desmelénate y taquealo. Saca el mexicano que hay en ti.  

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