Toma pan y moja

Milanesas vs carne rebozada: el nuevo pique absurdo del mundo gastro

A la milanesa le faltan dos minutos para convertirse en nueva tendencia. Ya está activando las alarmas de los puristas locales de la comida en Barcelona

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Milanesa de 9 reinas.

Milanesa de 9 reinas. / Instagram

Òscar Broc

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Se viene conflicto diplomático por la vía gastronómica. Una vez más. Ahora es la milanesa, un producto venerado en Argentina y en evidente pujanza en Barcelona: le faltan dos minutos para convertirse en nueva tendencia. 

Los 'influencers' gastro hace tiempo que intentan vendernos la moto. Y la jugada les saldrá bien: la milanesa bien hecha es un artefacto diseñado con geometría divina para matar el hambre y avivar el placer. Esa ternera finita (e infinita), bien rebozada, crujiente por fuera y apetitosa por dentro, con sus papas cortadas a mano, puede convertirse en uno de los mejores autorregalos del mundo. 

Por cierto, para aprender las maravillas y contradicciones de esta receta adherida al ADN de los argentinos, vean la serie 'Nada' (Disney +) y escuchen la disertación que hace sobre la milanesa su protagonista, el entrañable crítico de ficción Manuel Tamayo Prats

Decía lo del conflicto diplomático, porque tanta milanesa por todas partes ha terminado activando las alarmas de los puristas locales de la comida, que han izado la bandera del orgullo nacional, apelando a la comparativa milanesa-carne rebozada (en mi casa siempre con lomo de cerdo). Un Argentina-Catalunya de la máxima. Un partido, que según nuestros policías gastro, oh sorpresa, gana la carne rebozada. 

Reboza que no es poco

Si nos ponemos tiquismiquis, la milanesa es, en esencia, carne rebozada. ¿Y? ¿A qué Sherlock Holmes de pacotilla tenemos que premiar por semejante hallazgo? Me pregunto qué sentido tiene enfrentar ambas recetas. Estas guerras bobaliconas sobre nomenclaturas, ingredientes y orígenes solo producen bostezos (o, cuando menos, dan para algún chascarrillo) entre el gran público. Y cada vez validan más la lección de vida que un día me dio mi abuela: “Nene, si está bueno y te gusta, llámale como te salga del piiiiiiiiip”. 

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