Toma pan y moja

Sushi con cosas: simplemente di que no

Es la penúltima tendencia gastro: se extienden las ocurrencias diseñadas para sentarle mejor a tu Instagram que a tu organismo

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makis con frutas

makis con frutas

Òscar Broc

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No sé por qué, pero el otro día aparqué mi trasero en un restaurante japonés-fusión con aire canallita. Se me ocurrió pedir unos makis, sin estudiar a fondo sus ingredientes. A la mesa llegó un artefacto alienígena en las antípodas de la lógica terráquea. Un maki con queso Philadelphia, aguacate, una salsa inidentificable y pringosa, un corte de atún que parecía papel de fumar y ¡fresas! Y me percaté de que hay una cantidad de cocineros ahí fuera que confunden sofisticación con horterada

Siempre he entendido el sushi como el arte de la sencillez, que no la simpleza. Prefiero comerme un maki de atún de toda la vida, con arroz de sushi bien cocinado, pescado de calidad (fresco y bien cortado), alga nori y un pellizco de wasabi. Y ya está. Porque el sushi barroco con cosas, por muy compleja que parezca su composición, es un ejercicio de simpleza vendido como un chorro de creatividad. Son ocurrencias que parecen diseñadas para sentarle mejor a tu Instagram que a tu organismo. 

Sushi canallita

El sushi canalla para instagrammers, además, suele servirse en espacios que parecen sacados del mismo molde. Acostumbran a estar iluminados como una discoteca, es habitual que castiguen al personal con algún DJ, y gastan interiorismos de casa de jugador de fútbol. Qué sentido tiene cargar una pieza tan delicada con tanta purpurina. He visto chips de plátano y Peta Zetas en algunas cartas de sushi, recursos que generan recelos en lugar de confianza: si le aplican semejante capa de maquillaje, será porque deben enmascarar carencias del producto.  

Hay que ponerse serios, porque si no acabaremos dando por buenas las charlotadas más surrealistas de cualquier cocinero infatuado por los perfumes de la modernidad. Me pregunto cómo reaccionaría un japonés ante estos monstruos de Frankenstein disfrazados de sushi; estoy seguro de que a ningún cocinero nipón en sus cabales se le ocurriría ponerle fresas a unas croquetas de pollo. Dejad el sushi en paz, por favor. 

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