Toma pan y moja

El artículo de Òscar Broc: El flipao del ‘sushi'

Se trata de señores con DNI español y unas vacaciones de 20 días en Japón que pontifican sobre 'sushi' como si hubieran nacido en la lonja de Tsukiji

sushi

sushi

Òscar Broc

Òscar Broc

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Hay mucho flipao del 'sushi' por ahí suelto. No sé por qué, pero en el terreno de juego de la comida japonesa tenemos entre nosotros a grandes sabios a los que les falta un pestañeo para decir que se criaron en las calles de Osaka mientras tú comías Bollycaos. Y no te perdonan ni una.

Los ejemplares más divertidos de la galaxia gastro-japonófila son los flipaos del sushi. Se trata de señores (siempre señores) con DNI español y unas vacaciones de 20 días en Japón como único bagaje, que pontifican sobre sushi como si hubieran nacido en la lonja de Tsukiji y Jiro Ono fuera su tatarabuelo. Pon un flipao del sushi en tu mesa cuando vayas a un restaurante japonés. Entretenimiento garantizado. 

No me toques el nigiri

El flipao del sushi se centrará en tu técnica de arrastre y te recordará que mojas mal la pieza en la soja, que hay que voltear el nigiri con suavidad, que lo primero que tiene que tocar la lengua es el pescado. Qué haríamos sin ti, amigo. 

El flipao del sushi te pegará la inevitable chapa del wasabi: solo le gusta fresco, recién ralladito, porque la pasta que ponen en casi todos los sitios no es real. Guau, gracias por salvarnos la vida, socio. 

El flipao del sushi te obligará a escuchar enterito un informe detallado sobre las características organolépticas y la proporción de los nigiris. Ni se te ocurra comerte uno antes de que el tipo haya terminado. Y se tomará su tiempo. Te espera un simposio sobre la importancia y mitología del arroz de sushi, no sé qué sobre el equilibrio entre pescado y arroz, una monserga acerca de la limpieza y gramaje del corte… Llegados a este punto, solo quedará una salida: pedir un uramaki XXL de aguacate y surimi para metérselo en su bocaza y tener la comida en paz.

Suscríbete para seguir leyendo