Guía de terraceo
Encuentra oasis secretos en Barcelona: estas son las terrazas más bonitas
La queremos bonita, la queremos soleada y la queremos ya. Buscamos sitio en las mejores terrazas entre la constelación de mesas al aire libre de la ciudad

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Albert Fernández
Albert FernándezNo nos vale con que nos dé el bolsillo para salir a tomar algo, o vivir en una ciudad exuberante en cuanto a ocio y bares: además queremos terraza. Sí, sí, y a poder ser bien coqueta, con vistas y alejada del ruido. Lo queremos todo. Acompañadme, sibaritas sinvergüenzas: os haré de cicerone por las más aireadas mesas de la ciudad. Apetece terraza.
1. Oasis secretos
Maravillas ocultas

Terraza interior de La Graciosa. / Alberto Fernández
La enésima exquisitez es conquistar una mesa en alguna terraza ajena a la mirada del común de los mortales. Brindar en algún reservado patio interior es posible en contados rincones. Un de esos paraísos es Alice Secret Garden (Pau Claris, 92). Este jardín-coctelería se inspira en la imaginación de los relatos de Lewis Carroll para desplegar una madriguera de mesas y sillas de aires retro, presidida por una gran seta de sombrero rojo, alrededor de la cual nos cobijan árboles y una fascinante colección de espejos. Aquí el repertorio es generoso: cócteles, ‘smothies’ y ‘brunch’, a menudo acompañados de música en directo. Tanta fantasía que no extrañaría si de repente apareciera Alicia cayendo de los cielos, nos sirviera el té el Sombrerero Loco o asomara por una rama el sonriente Gato de Cheshire.
También se nos queda cara de Indiana Jones alucinado al atravesar ajetreado salón de La Graciosa (Milà i Fontanals, 88) hasta dar con su terraza interior. Una cucada con mesas de aire íntimo decorada por tiras de luz, tiestos y un fabuloso techo de bugambilias. Cerca del Ferró, el Bar Liadísimo (Guillem Tell, 23-25) seduce por su amplia terraza asilvestrada y los cantos de pájaros que nos esperan en la parte interior de su amplio local. Para estar a gusto, nada como dar cuenta de la tortilla de La Ikas (Perla, 22) en su iluminado patio rebosante de plantas. En Vivanda (Major de Sarrià, 134) podemos gozar de alta cocina de mercado en el jardín de una antigua villa de Sarrià.
2. Terraceo 'cool'
Debilidades modernas

Unas de las mesas más codiciadas: Les Filles Cafè. / Instagram
Siempre hay sitios que están de moda y atraen al moderneo por sus aires ‘cool’, una carta ‘healthy’ comprometida, su ubicación clave o una agenda nutrida. Un requisito indispensable suele ser que tengan terraza molona. La de Les Filles Cafè (Minerva, 2) es una de las más codiciadas del momento, porque su espacio al aire libre rebosa de verdor y su mobiliario de diseño invita al relax. Como además su carta es exquisita y flexible a dietas veganas, flexitarianas, vegetarianas y lo que toque, las miradas cómplices se multiplican mientras nos recostamos entre frondes y rayos de sol.
En la terraza elevada de 5° Pino (Psg Bonanova, 98) también se gasta mucha gafa de sol y gesto hedonista entre platillos y tapas de vicio. Una poderosísima debilidad es Superclàssic (Floristes de la Rambla, 149), que ocupa el lugar y responde al espíritu disfrutón del mítico Iposa. Su espléndida terraza detrás de la Boquería irradia vitamina D a turistas y locales. Una familia inglesa se emplata mientras escruta Google Maps y guías turísticas, la tropa con mejores ‘looks’ del barrio brinda entre carcajadas con vermut casero. Tú cierras los ojos, sientes la brisa, das otro sorbo y piensas que esto es vida.
3. Claustros y patios
Un sol lejano

Un escondite selvático: Bar El Jardí. / Zowy Voeten
Pese a la neura constante por encontrar ‘mesa fuera’, no todo el mundo soporta estar al sol. Aunque no seamos la Rosalía y Rauw en el vídeo de 'Vampiros', también necesitamos un poco de sombra. Los arcos de cualquier terraza de la plaza de Masadas son perfectos para un poco de mañaneo sano y conversación larga entre tapas, a resguardo de la solana. Por ejemplo en L’Arrossat (plaza de Masadas, 1) puedes empezar con un vermut y algo de picar mientras la luz va cambiando sobre la plaza porticada, y compruebas fascinado que todavía hay niños capaces de jugar con una pelota o en la fuente.
También es formidable la sensación de recogimiento del Bar El Jardí (Hospital, 56), ubicado en el patio del Antic Hospital de la Santa Creu. Su selvática terraza entre antiguas piedras está siempre a reventar. Otro refugio incomparable es Mescladís del Pou (Carders, 35), que potencia un proyecto social de reinserción laboral y la comida eco. Su terraza, guarecida por vueltas y muros, hipnotiza por su mobiliario ecléctico y su ambiente chill.
4. De toda la vida
Clásicos imbatibles

Bar Alegría: un refugio con mesas de mármol. / Instagram
Los bares de siempre pueden salvarnos el día. Sant Antoni ha recuperado la sonrisa desde la reapertura del Bar Alegría (Comte Borrell, 133), reputado local modernista fundado en 1899. La armonía de su terraza de mesas de mármol con base de hierro, más esas clásicas sillas de madera y el entrañable toldo rojo que emerge sobre los ventanales del local dan para pintar un cuadro. Un refugio retro presidido por el desfile de platos catalanes, venidos de la lonja y el huerto, bajo la supervisión de Tomàs Abellán.
También puedes dejarte mecer por las sombras de las hojas del platanero, ver la vida pasar y abstraerte frente al bullicio de gente en la entrada del mercado si logras asiento en el entrañable Bar Oller (paseo de Sant Joan, 146). Sirve la cerveza, enciende un cigarro, contempla el mundo desde tu esquina. El héroe del día es el que disfruta cada momento.
5. Con altura
'Chill' panorámico

Terraza con vistas de Bar Marcelino. /
En el vértigo del terracero consumado se llega a buscar terrazas en las alturas, con impresionantes vistas de la ciudad. Muchos hoteles de Barcelona ofrecen ‘rooftop bars’ de sueño en sus terrados. Ahora mismo se lleva la palma el Tope de The Hoxton (Diagonal, 205). Su terraza superior ofrece una perspectiva singular de la Torre Glòries, pues está prácticamente pegada al edificio de Nouvel. Por lo demás, sus hamacas y sofás estivales rodean una hermosa piscinita. Postureo de miradas perdidas en el horizonte, tacos a fuego lento y cócteles dulzones.
Un mirador excepcional con menos ínfulas es el que nos ofrece la terraza del Bar Marcelino (Margarit, 85). Sus mesas son el merecido premio para quienes deciden estirar las piernas a la hora del vermut, y se atreven a ascender más allá del bullicio de Sant Antoni y Poble Sec. Las vistas desde esta explanada son imbatibles. La ciudad vibra a nuestros pies y se respira calma. Conseguir silla en La Caseta del Migdia (Mirador del Migdia, s/n) es como conquistar la cima del mundo. En las alturas de Montjuïc, junto a la muralla del castillo y con el mar en el horizonte, entregarse al tapeo entre pinos es pura gloria. Gustera panorámica para domingueros elevados.
6. Citas exclusivas
'Lounge' estrellados

La arboleda de Menudo Bar. / Instagram
El bohemio Centre Cívic Can Deu (Pl Concòrdia, 13), ubicado en una sublime finca modernista, es el escenario ideal para un encuentro íntimo afortunado. La Cafeteria Can Deu ofrece una ambientación de los años 20 y desata su encanto en su formidable terraza interior, donde la brisa sisea entre las hojas de sus árboles y su hermosa fuente seca. Ya sea para disfrutar de tu paz mental o esa cita anhelada, aquí la tarde solo puede girar a mejor.

El oasis con mesas del Hotel Alma. / Instagram
Lejos del centro y las masas de turistas, la coctelería Torre Rosa (Francesc Tàrrega, 22) sigue siendo el secreto mejor guardado de Horta-Guinardó. Echar el vermut del finde en su jardín al aire libre bajo la sombra de una palmera mientras contemplas esa vistosa mansión centenaria del antiguo barrio de los indianos es como una invitación al beso.
Descubrir el gran espectáculo secreto de un jardín en los intersticios de un hotel no tiene precio. Cerca de paseo de Gràcia, el Hotel Alma (Mallorca, 271) guarda una terraza magnífica en un patio que se esconde tras su amplia entrada. Un encantador salón al aire libre presidido por los tonos vivos de los pitosporos y grandes plataneros en torno a los que se reparten las mesas y sillas con cojines. Todo un regalo de 'chill' arbustivo que se puede disfrutar tomando algo hasta las 11 de la noche. También vas a triunfar si apuestas por la comida italiana y la arboleda de Menudo Bar (Benet Mateu, 24) o en el acogedor jardín de El Garden Barcelona (Bordeus, 31).

El acogedor jardín de El Garden. / Instagram
7. Pícnic en el parque
Vermut arbustivo

La Tapeta del Coll, chiringuito entre hojas de parra. / Instagram
Nos fascina esa constelación de platillos volantes y cervezas en órbita constante, el crujir entusiasmado de las chips contra los dientes de un infante, y el repiqueteo de las palas de pimpón de fondo. Si la vida es una verbena, vamos a celebrarla en La Tapeta del Coll (Passeig Mare de Déu del Coll, 77). El barrio palpita en este chiringuito resguardado por hojas de parra, un cosmos hecho de vasitos de cartón, música de la FM y la pachanga más sana del mundo. La salsa desciende por montañas de bravas como la lava por el Vesubio, las croquetas se multiplican por las mesas, y los carajillos animan charlas. Apuras la caña y te invade una grandiosa sensación de domingo. De que cualquier día puede ser domingo.
La elegante terracita de Pinhan-El Jardí Secret (Av. de Pau Casals, 19) queda escondida tras unos arbustos en los frondosos intersticios del Turó Park. La sensación de alivio es fabulosa. Sus coquetas mesas de metal se reparten alrededor de un concilio de tilos, y la mirada se pierde siguiendo el tronco de esas magníficas Washingtonias que se curvan hacia el cielo. Entre centros de mesa, adornos floridos y cucuruchos de patatas ‘gruixudes’ la vida se resuelve en un instante.
8. Plazas infinitas
Ancha es tu silla

Local 225: bar de barrio con un toque canalla. / Instagram
El entorno indispensable, básico, universal para una terraza es la plaza. Si la noche desemboca en la terraza diáfana de Local 225 (Doctor Trueta, 225), todo irá bien. Este bar de barrio con un toque canalla transmite buenas vibras. Las figuras se recortan sobre las mesas con el fondo de grandes portalones del bar. Dan ganas de llenar un lienzo con la estampa. Este garito 'hand made' resulta ideal para empezar el día con el vermut en su generosa plaza o sedimentar la jornada a base de tapas, cócteles y música.
En barrios como Horta, Sants o Gràcia, se multiplica el ritual de la plaza eterna. En la plaza d’Osca el despliegue de terrazas es generoso como pocos, los bares de la plaza d'Eivissa son una imperturbable muestra de la vida de pueblo. El encanto de sus terrazas sigue reuniendo a los vecinos de Horta, igual que divide a los de Gràcia, siempre al acecho de una mesa libre en plazas como Rovira y Revolució. Te chivo un secreto: si caminas un poco más allá de los confines de Gràcia llegarás a la magnífica Cafetería La Sedeta (Sicília, 321). Su terraza bajo los arcos del edificio destila buen ambiente. Los niños juegan en la plaza interior, las familias celebran la salida del cole y nadie se pelea por una silla.
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