FORO PRIMERA PLAN@ SOBRE LA EMERGENCIA HUMANITARIA EN EL PRIMER MUNDO

Enric Morist: "Prevemos otra oleada humanitaria a principios del 2021"

Elisenda Colell

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"Hay niños que han quedado marcados al ir a las colas del hambre, advierte el coordinador de la Creu Roja en Catalunya, Enric Morist. Durante la pandemia, la entidad ha multiplicado por cinco el número de familias a las que proporciona ayuda humanitaria, pero en estos momentos se preparan para un aumento exponencial de las necesidades más basicas a principios del 2021. Estas son algunas de las reflexiones que Morist ha destacado en el coloquio Primera Plan@, organizado por EL PERIÓDICO de manera telemática.

Estábamos acostumbrados a ver los chalecos de la Cruz Roja atendiendo a los migrantes que llegaban a las costas de Europa tras una travesía mortal, atendiendo civiles en las guerras de Oriente Próximo o distribuyendo ayuda en desastres naturales desvastadores. Pero en los últimos meses los chalecos rojos de esta entidad humanitaria centenaria han llenado plazas, pabellones o centros culturales en nuestro país para transformarlos en hospitales de campaña o centros de distribución de alimentos. "Lo peor de esta emergencia es que es intemporal. No sabemos cuánto tiempo durará, no tenemos antecedentes y no vemos el final. Planificar nuestra acción humanitaria es lo más difícil con que nos hemos encontrado", se sincera Morist. 

"No sabemos cuánto tiempo durará esta emergencia. No hay antedecentes ni vemos el final"

Enric Morist

— Coordinador de la Creu Roja Catalunya

Antes del coronavirus, la entidad llegaba a 150.000 personas que les necesitaban para llenar la despensa, pagar los suministros o conseguir productos higiénicos y farmacéuticos. Ahora son casi medio millón. "A las personas que no se habían recuperado de la anterior pandemia se les han sumado cientos de familias con hijos. Este es el perfil que nos ha llegado: padres y madres de 25 a 40 años y con hijos a cargo", aclara Morist. Entre ellos, personas que trabajaban en la economía sumergida y no pueden acceder a ninguna prestación social, trabajadores que tardaron meses en cobrar los ertes, empleados temporales a quienes se les ha acabado el contrato y autónomos afectados por las restricciones sanitarias. 

Niños y autónomos en las colas del hambre

Uno de los denominadores en común, pues, de los nuevos usuarios en la Creu Roja, son los niños y adolescentes. "Tenemos una generación entera que ha visto cómo sus familias se han derrumbado: todas las emergencias humanitarias tienen cicatrices, y debemos empezar a pensar en el futuro y las secuelas emocionales de estos niños", cuenta Morist, que añade que la entidad sigue facilitando ordenadores y redes wifi a menores confinados temporalmente por las escuelas porque la Generalitat aún no los ha suministrado.

"Lo que vemos hoy son hogares que regentaban un bar del cual vivía una familia entera, y que ya no pueden aguantar más", cuenta Morist. Una de las partcularidades de la Creu Roja es que a parte de ofrecer asistencia social a los más vulnerables, también es miembro del Procicat, el comité técnico de Protecció Civil que decide las estrategias a tomar en situaciones de emergencia. Morist reflexiona sobre esta dualidad. "La restricciones que se han adoptado son las correctas, son las que nos permiten salvar vidas. Pero debemos permitir que estas personas afectadas puedan sobrevivir, aquí se tiene que notar toda la fuerza del sistema público. Si no, es una injusticia". 

"Las restricciones son las correctas, pero no permitir la supervivencia de los afectados es una injusticia"

Enric Morist

— Coordinador Creu Roja Catalunya

Sin embargo, la debacle económica y social provocada por la pandemia puede ser aún peor. Al menos, estas son los escenarios que maneja la Creu Roja para principios del 2021. "Habrá un aumento de demanda alimentaria muy importante, vienen tiempos muy difíciles. Habrá un salto exponencial, y no sabemos dimensionar hasta qué punto será, pero la calculamos entre enero y marzo del año que viene", zanja Morist sin paños calientes.

¿Qué lleva a la entidad a hacer tal afirmación? Entre ellos, la creencia de que los ertes terminarán, y ello llevará a muchos trabajadores al paro. Y la duda de si el sistema de protección social responderá a tiempo, sabiendo, de momento, que hay medidas como el Ingreso Mínimo Vital que llevan una demora más que destacable. "La respuesta humanitaria no es la solución. Hay que asegurar derechos sociales. Está muy bien hacer leyes, dotar de financiación, pero todo eso tiene que llegar a las familias, el acompañamiento es clave. Y esto no esta pasando", asegura. 

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La pandemia de la soledad

Pero a parte de atender a las personas que se han quedado sin ingresos, la entidad también se ha volcado en ayudar a las personas que viven solas, especialmente durante los días del confinamiento. "Hemos hecho de hijos, de hermanos, llegando a más de 20.000 hogares que no tenían a nadie que les pudiera traer cosas tan básicas como la comida y las medicinas", cuenta Morist. "Estamos hablando de personas de todas las edades y muchos con ingresos, pero la soledad es un problema enorme que aún no estamos dimensionando en su gravedad", asevera. 

La esperanza de la juventud

A pesar de todo, la pandemia también ha traído buenas experiencias. "Hay una generación que se ha puesto de pie, y que nos permitió aguantar los 52 centros de distribución de alimentos en Catalunya y multiplicar por tres nuestra acción", cuenta Morist satisfecho. Hace referencia a los 6.000 jovenes de 16 a 25 años que se apuntaron como voluntarios mientras los miles de jubilados que hacían esta tarea se tuvieron que encerrar en sus casas cuando estalló el estado de alarma. "Lo peor de las cosas nos ha mostrado también lo mejor de cada uno", concluye Morist.