Comité federal

El PSOE hace un último y masivo intento en su sede para que Sánchez no dimita: "¡Quédate, merece la pena!"

"Pedro, estamos contigo, tenemos que seguir avanzando", señala Montero en el primer discurso de un cónclave dramático y distinto a cualquier otro

Miles de personas se concentran frente a la sede del partido y acaban fundidas con sus dirigentes, que trabajan ya con la idea de que el líder anunciará su retirada el lunes

El PSOE hace un último intento para que Sánchez no dimita: "¡Quédate, merece la pena!"

El PSOE hace un último intento para que Sánchez no dimita: "¡Quédate, merece la pena!" / EFE

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Pedro Sánchez debería haber estado aquí. Los comités federales del PSOE siempre empiezan con una intervención en abierto del secretario general, y después continúan a puerta cerrada, pero nada es normal en el partido desde que el presidente del Gobierno anunciase hace tres días que contempla en dimitir y se toma hasta el lunes para reflexionar sobre si “merece la pena” continuar tras la campaña de “acoso” a su mujer, Begoña Gómez, y la admisión a trámite de una denuncia de la organización ultra Manos Limpia por supuesto tráfico de influencias. Ante un giro tan brusco e imprevisto, los socialistas no terminan de asimilar lo que ha pasado y lo que puede pasar. De arriba a abajo, en la Moncloa y en las federaciones del partido, el ambiente es pesimista. La sensación generalizada es de "rabia" ante una acusación que consideran una "patraña", pero también de pesimismo generalizado ante la extendida creencia de que tirará la toalla. En un último intento, el PSOE ha convertido este sábado su sede en un multitudinario clamor para que Sánchez resista. 

Empezando por María Jesús Montero, vicepresidenta del Gobierno, vicesecretaria general de los socialistas y dirigente llamada en principio a tomar el relevo si Sánchez lo deja, y pasando por ministros, líderes territoriales y simpatizantes anónimos, el mensaje fue el mismo dentro y fuera de la sede, donde miles de personas (12.500, según la delegación del Gobierno) se agolparon en la calle de Ferraz y las vías contiguas a pesar de la lluvia intermitente: “¡Pedro, quédate! ¡Merece la pena!”.

“No me voy a andar con rodeos. Este comité federal es distinto a cualquier otro. No se lleva a cabo en circunstancias normales. Es necesario empezar con un mensaje rotundo, que atravesará las paredes de esta casa del pueblo: Presidente, quédate. Pedro, quédate. ¡Estamos contigo! ¡Adelante! Tenemos que seguir avanzando. España no puede retroceder. Basta de bulos, violencia verbal contra él y su familia ejercida por una derecha cada vez más ultra. Presidente, estamos contigo para darte nuestro cariño y gratitud y decirte alto y claro que queremos que sigas”, comenzó Montero.

Pero poco hace pensar a los colaboradores más cercanos a Sánchez que este vaya a recomponerse y continuar. “No pinta bien”, señaló un ministro. Desde el miércoles, cuando les dijo a los miembros del Gobierno que necesitaba “reflexionar” y se encerró a escribir su carta a los ciudadanos sin consultarlo con su entorno, el presidente apenas se ha comunicado. El trabajo en la Moncloa prosigue, pero los distintos departamentos tratan con el jefe de gabinete de Sánchez, Óscar López. Y el líder no emite ninguna señal. Lo cual, continuó el ministro, es en sí mismo una mala señal. “Dedos cruzados”, añadió otro alto cargo del Ejecutivo, con una mínima esperanza de que lo ocurrido este sábado sirva para que decida no tirar la toalla. “Llámame ingenuo”, añadió. 

El cambio de formato

Por vez primera, todos los discursos en el cónclave se retransmitieron en directo. Los intervinientes pudieron trasladar a puerta abierta sus intentos de persuadir al presidente, apelando a sus emociones y a la trayectoria del PSOE, de la resistencia a Franco a la lucha contra ETA, para concluir que los socialistas habían superado momentos peores que este. Como dijo Montero, este comité fue "distinto a cualquier otro”. El único paralelismo se encuentra en el 1 de octubre de 2016, cuando el partido forzó a Sánchez a dimitir como secretario general (después recuperó el puesto) mientras sus seguidores se agolpaban en la puerta para darle respaldo.

Pero aquella cita transcurrió a puerta cerrada y duró cerca de 10 horas. Esta fue mucho más breve. Cuando faltaban varios turnos de palabra, el secretario de Organización, Santos Cerdán, propuso a los miembros del comité federal que salieran a la calle para unirse a los simpatizantes, que habían seguido la reunión a través de una pantalla gigante que entonces dio paso a una selección musical (‘Quédate’, de Quevedo; ‘Pedro’, de Raffaella Carrà, y ‘Resistiré’, de Raphael, entre otras canciones) diseñada con un único objetivo: motivar a Sánchez. Había lágrimas en los ojos de varios miembros del Gobierno, como la vicepresidenta tercera y candidata a las europeas, Teresa Ribera, y los ministros Félix Bolaños y Óscar Puente.

“Vamos a responder a cada insulto con más iniciativas. A cada bulo, con más evidencia empírica. Y a cada equivocación, con más trabajo. Cada revisión al alza de nuestras previsiones de crecimiento económico, de empleo, cada dato de inversión empresarial lo sienten como un golpe para ellos. Ni se esfuerzan en disimular”, había dicho Montero poco antes, en referencia a los líderes del PP y Vox, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, a quienes responsabilizó del crispado clima político actual, que en los últimos meses se ha traducido en la querella contra Gómez, los insultos de Isabel Díaz Ayuso a Sánchez y los asedio a las sedes del PSOE. 

Mensajes a Begoña Gómez

Los mensajes directos al ausente Sánchez fueron continuos en el discurso de la vicepresidenta. También los destinados a su esposa. “Begoña, compañera, estamos todas contigo. ¡Todas!”, señaló Montero, poniendo en pie al auditorio, formado por más de 100 dirigentes socialistas.

Todo continuó después con la misma tónica. Incluso cerró filas el presidente autonómico más alejado de Sánchez por sus acuerdos con el independentismo, Emiliano García-Page, empatizando con su "dolor" frente a quienes se “burlan” de él. Salvador Illa, líder y candidato del PSC en las cruciales elecciones catalanas del próximo 12 de mayo, que se han visto sacudidas por el terremoto en el Ejecutivo central, le pidió que pensara en la “gobernabilidad” de España. Eneko Andueza, cabeza de lista en los recientes comicios vascos, optó por tocar una tecla distinta: la conciencia de Sánchez y el pasado del partido que aún lidera. “Cuando aguantamos, ganamos. Aguantamos una dictadura y ganamos una democracia y aguantamos 40 años de terrorismo y conquistamos la paz”, dijo. “Pedro, no puedes rendirte. No puedes concederle a la derecha lo que busca: tu cabeza”, añadió el ministro Puente.  

Dentro de este ambiente catártico, Montero incluso llegó a dictar una carta modelo para que los militantes respondan a la misiva a los ciudadanos que el miércoles publicó Sánchez, en un gesto sin precedentes, para anunciar su pausa y probable renuncia. “Querido, Pedro, hemos leído la carta. Merece la pena seguir avanzando para que haya mejor empleo, seguir subiendo las pensiones y el SMI, seguir avanzando por la igualdad de las mujeres, aumentar el gasto en becas, seguir apostando por la ciencia y la cultura, garantizar que los españoles tengan derecho a una vivienda, combatir el cambio climático, defender la memoria democrática, seguir trabajando por la paz en Gaza y Ucrania. Y para eso, te necesitamos. Presidente, sí, merece la pena que ganen los buenos. Firmado: los progresistas de este país”, concluyó la vicepresidenta, que este lunes podría convertirse en presidenta en funciones.

 O no. Los socialistas aún mantienen una esperanza cada vez más débil. Quedan dos días para que Sánchez anuncie una decisión que tomará en la intimidad, junto a su familia. Sus colaboradores más cercanos esperan que este domingo, como tarde, les dé alguna señal.