Antes de las europeas

El PP fía la descomposición de Vox a que pierda el escaño en Euskadi y se desinfle en Catalunya

En el PP entienden la triple cita electoral como la oportunidad definitiva para que los de Abascal entren en barrena. Desaparecer en Euskadi tras no entrar en Galicia y bajar en Catalunya llevará a Feijóo a una campaña europea apelando al único voto útil en la derecha contra Sánchez

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de Vox, Santiago Abascal (a la derecha), en el Senado.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el de Vox, Santiago Abascal (a la derecha), en el Senado. / Kiko Huesca

Paloma Esteban

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El ciclo electoral inminente que empieza en Euskadi y termina en el Parlamento Europeo, con Catalunya en medio, tendrá consecuencias por distintos frentes. Todos los ojos están puestos en cómo afectarán las distintas alianzas a la gobernabilidad en España. Sobre todo, si está en riesgo la legislatura que Pedro Sánchez quiere agotar. Pero en la derecha también sucederán cosas. El PP ve en estos tres meses la oportunidad definitiva para que se produzca la “descomposición” que a sus ojos ya empieza a sufrir Vox. La primera parada es el País Vasco, donde necesitan que el partido de Santiago Abascal pierda el único escaño que tienen por Álava.

Si eso sucede, como muchas encuestas vaticinan, la desaparición de la ultraderecha en Euskadi se sumará a su inexistencia en el Parlamento gallego. Sería el primer paso, que reconocen en el equipo de Alberto Núñez Feijóo, debe tener una réplica en las elecciones catalanas. El PP crecerá y recuperará, con toda seguridad, la primera plaza en Catalunya dentro de la derecha. Los sondeos más favorables les sitúan en torno a los 14 escaños (ahora mismo tienen 3). En Génova aseguran que podrían subir más y pelearán por sumar más diputados, asumiendo que se comerán a Ciudadanos por completo. Reconocen que Vox debería bajar sus representantes a casi la mitad.

“Si Vox pierde bastante en Catalunya. En las europeas podríamos rematar”, reflexionan en la cúpula conservadora, dando por hecho que la campaña de las elecciones al Parlamento Europeo, la cita en la que realmente Feijóo se juega tanto, se producirá en plena resaca del resultado catalán. Eso quiere decir, continúan, por un lado, que si Vox baja diputados y el PP crece mucho, la apelación al voto útil será completa para las europeas del 9 de junio.

En esa cita es donde Vox también tiene aspiraciones en plena ola de auge de la ultraderecha en el continente. Una de sus principales aliadas, Giorgia Meloni, gobierna en Italia. En el mes de mayo, ya después de las elecciones en Catalunya, Vox celebrará su tradicional festival VIVA, en el Palacio de Vistalegre de Madrid, y que en esta ocasión llevará por nombre Europa. La elección no es casual. Y habrá invitados estrella europeos e iberoamericanos. Ha confirmado su asistencia el argentino Javier Milei, ahora mismo gran icono de la derecha liberal mundial.

En el entorno de Abascal reconocen que el escenario es complicado. Si no mantienen el escaño vasco la lectura volverá a ser la de que el partido entra en barrena. Y en Catalunya ocurrirá lo mismo. Por ese motivo el líder nacional ya está acudiendo a celebrar actos con su portavoz y candidato, Ignacio Garriga. Vox cree que Feijóo ha perdido credibilidad por sus giros con los independentistas, sobre todo al haberse mantenido abierto a hablar con Junts hace meses cuando iniciaba su ronda de contactos para la investidura. Que estudiara -aunque fuera durante 24 horas- la amnistía o la política de bilingüismo cordial que defiende también son elementos que los ultra utilizarán en contra del popular.

La cuestión es si consiguen mantener todos los apoyos que lograron en 2022 con un discurso puramente contrario al independentismo. Que el PP haya mantenido de candidato a Alejandro Fernández compensa también esos ataques políticos que Vox emprenderá. El candidato popular tiene una amplia trayectoria combatiendo a los independentistas en el Parlament y el constitucionalismo le defiende mucho.

Vox insiste mucho en mirar a sus homólogos europeos, convencido de que el crecimiento de la ultraderecha en Italia, Francia, Portugal, Hungría y otros países, aunque todos no estén en los gobiernos, les ayudará. Los populares, sin embargo, insisten en que Vox no puede asemejarse a estos países, recalcando que sus socios comunitarios tienen mucho peso en sus territorios mientras en España lo que sucedió el pasado julio es que los ultra se quedaron en 33 diputados, perdiendo 19

Para el PP, según explican en la dirección, es crucial la concentración de voto en la derecha si realmente quieren marcar distancias con el PSOE. Si Vox sube su representación aunque sea ligeramente -que sería posible puesto que parte de 3 eurodiputados- en Génova consideran que podría estar en riesgo la imagen de una victoria tan rotunda como buscan. 

Feijóo lo que realmente necesita es que el PSOE sufra un golpe en las elecciones comunitarias, teniendo en cuenta que podría ganar las catalanas. Está por ver cómo queda el futuro Govern –la pugna entre ERC y Junts, y a qué acuerdo podrían llegar los socialistas–. Pero las del 9 de junio son unas elecciones que el PP planteará como otra vuelta de las generales en las que los electores deben pronunciarse sobre Sánchez, sus alianzas y la ley de amnistía. En el PP hay una conciencia compartida de que necesitan obtener una amplia ventaja para tener consolidada su labor de oposición.