División en la izquierda

Podemos se aparta de la doctrina Iglesias en Galicia y reafirma su candidatura frente a Sumar

La dirección de Ione Belarra escenifica un distanciamiento con el exlíder de Podemos, que sigue mostrando músculo dentro de la organización

Pablo Iglesias junto a Yolanda Díaz y Ione Belarra en el traspaso de carteras, en 2021.

Pablo Iglesias junto a Yolanda Díaz y Ione Belarra en el traspaso de carteras, en 2021. / Mariscal

Ana Cabanillas

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Podemos contraviene por primera vez las directrices de Pablo Iglesias, que todavía ejerce una suerte de liderazgo espiritual de la formación. El dirigente, a través de un editorial en su plataforma digital, pidió a las bases moradas rechazar el pacto con Sumar en Galicia para concurrir en coalición a las elecciones, un extremo que fue acatado por la militancia, que dio portazo al acuerdo. Pero Iglesias dio un paso más allá, llamando a pedir el voto para el BNG, una tesis que Ione Belarra se resiste hasta el momento a asumir.

"La mejor decisión que pueden tomar las bases moradas entre hoy y mañana -cuando se votaba la aprobación o el rechazo al acuerdo- es (...) rechazar la coalición con Sumar y pedir el voto para el BNG", se podía leer en el editorial de la web dirigida por Pablo Iglesias, en un llamamiento velado a renunciar a presentarse en Galicia para aglutinar el votante progresista en torno al Bloque Nacionalista Galego de Ana Pontón.

Ione Belarra, junto a Pablo Iglesias.

Ione Belarra, junto a Pablo Iglesias. / Europa Press

Esta fórmula evitaría a Podemos medirse directamente con Yolanda Díaz en una cita electoral donde parte con desventaja, sin candidato reconocible, sin representación en el Parlamento gallego ni presencia en el Gobierno de coalición. La lectura de estos comicios será también en clave nacional y quedar detrás de Sumar sería un primer mensaje de debilidad. Posponer la batalla electoral a las elecciones europeas, con Irene Montero como ariete, daría más garantías a la hora de confrontar con éxito a la vicepresidenta segunda.

Primer gesto de insubordinación

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, trató de desechar esta opción abierta por Iglesias en cuanto se conocieron los resultados de la consulta, que dio carpetazo al acuerdo con Sumar. En un mensaje en redes sociales dio por hecho que los morados tendrían una papeleta propia en los comicios, asegurando que "el proyecto transformador de Podemos tiene que estar presente en las próximas elecciones galegas" y dirigiéndose a la ganadora de las primarias, Isabel Faraldo, como "la mejor candidata".

Foto de archivo de Yolanda Díaz y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados.

Foto de archivo de Yolanda Díaz y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. / José Luis Roca

Una afirmación donde Belarra se aparta abiertamente de las tesis de Pablo Iglesias. Un intento, en definitiva, de escenificar la independencia de la organización respecto a su predecesor y su empresa Canal Red, reconvertida en el Boletín Oficial del partido y principal vía de difusión de las informaciones de la organización, que tiene una guerra declarada a todo el ecosistema mediático.

Se trata del primer gesto público de insubordinación por parte de Belarra hacia un Iglesias que no termina de soltar las riendas de la formación, y que desde distintos micrófonos y escaparates continúa marcando el paso a Podemos. Las injerencias del exlíder morado no han cesado desde el mismo momento en que anunció su salida de la política institucional, en 2021.

Injerencias de Iglesias

Aunque oficialmente abandonó su cargo de secretario general, ha continuado desde entonces ejerciendo como una voz autorizada en Podemos y se ha autoproclamado como portavoz oficioso del partido, al que suele referirse en primera persona.

Irene Montero y Ione Belarra en un acto de Podemos.

Irene Montero y Ione Belarra en un acto de Podemos. / EFE

El veto a Irene Montero en las listas de las generales marcó un antes y un después en la relación entre la formación y el director de Canal Red, que poco después lanzó 'Diario Red' para fijar sus posiciones por escrito y aumentar su influencia. En sus páginas endureció sus ataques a Yolanda Díaz y sembró en las filas moradas el ánimo de ruptura; cuando Podemos salió finalmente del Grupo Plurinacional Sumar, Iglesias celebró la decisión mientras Belarra comparecía con gesto serio lamentando la situación. Dos actitudes si no opuestas, ostensiblemente distintas a la hora de afrontar un hito político en la organización.

Precipitar la ruptura

Fue precisamente Iglesias, a través de su nueva plataforma, el que adelantara la decisión de los cinco diputados morados de pasar al Grupo Mixto. Algunas voces sostienen que la decisión, una vez publicado el artículo, estaba todavía en debate y ni siquiera había sido tomada formalmente.

En cualquier caso, la publicación de esta información antes del anuncio oficial no sentó bien en la organización, que además se vio forzada a precipitar la ruptura: Podemos tuvo que convocar después a la prensa para confirmar su salida, y los tiempos de Iglesias le jugaron una mala pasada: los morados habían logrado puestos relevantes en las comisiones parlamentarias -que permiten visibilidad y un importante extra económico-. Pero el anuncio extraoficial llegó una hora antes de que expirase el plazo para hacer los cambios, de manera que Yolanda Díaz tuvo tiempo de retirar de sus puestos a los diputados de Podemos.

Desde hace meses los cuadros de Podemos tratan en privado de desvincularse de las posiciones de Iglesias, alegando que no forma parte de la organización. Pero los últimos episodios, donde Iglesias ha sacado músculo de su influencia en la formación, han acelerado el distanciamiento público de la formación.

El exvicepresidente Pablo Iglesias, en el Congreso de los Diputados durante la sesión de investidura de Pedro Sánchez.

El exvicepresidente Pablo Iglesias, en el Congreso de los Diputados durante la sesión de investidura de Pedro Sánchez. / EFE

Tras lo ocurrido con la salida al Grupo Mixto, Pablo Iglesias volvió a ningunear a la dirección de Ione Belarra, adelantando que Podemos concurriría en solitario a las elecciones europeas, donde se enfrentaría a Sumar. Lo hizo varios días antes del acto oficial donde se anunciaba esta decisión, junto a la candidatura de Irene Montero. El mensaje de Iglesias que volvió a incomodar en la cúpula morada, que ahora busca zafarse de la influencia del ex líder y se resiste -al menos de momento- a cumplir sus designios.