Investidura de Sánchez

El giro de Puigdemont abre el interrogante en Junts sobre el regreso del espíritu convergente

Sánchez y Puigdemont unen sus destinos tras cinco años dándose la espalda

Acuerdo de investidura PSOE-Junts: ¿Qué han pactado?

El expresident Carles Puigdemont, este jueves desde Bruselas tras la firma del pacto con el PSOE.

El expresident Carles Puigdemont, este jueves desde Bruselas tras la firma del pacto con el PSOE. / EFE

Fidel Masreal

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"Vuelve Convergència y vuelve el autonomismo". Estas dos sentencias las pronuncia una de las personas que más conoce el espíritu y la vida del partido fundado por Jordi Pujol. Se trata de afirmaciones categóricas que esta persona realiza con una sonrisa de satisfacción mientras en el sector más radical de Junts, el que cree en la confrontación y en la unilateralidad para conseguir la independencia de Catalunya, se lee este mensaje con una combinación de resignación y rechazo.

El círculo de la presidenta del partido, Laura Borràs, lleva meses lamentando que desde que Jordi Turull asumió la secretaría general del partido -fruto de un pacto de difíciles equilibrios-, Junts no es el que era y lleva un camino progresivo de regreso a Convèrgencia i Unió (CiU).

El líder indiscutible de la formación, aunque no ocupe ningún cargo orgánico, es Carles Puigdemont. El expresident fue alcalde de Girona por CiU, formación a la que defendió, así como a su hija política, el PDECat. A Puigdemont no le atan las disciplinas de partido ni se agarra a las zonas de confort; se mueve mejor sin cortapisas, creando estructuras (como La Crida o el Consell de la República) y saltándose las cadenas de mando.

Fue el expresident Artur Mas, líder de CDC tras Pujol, quien lo situó en la presidencia de la Generalitat. Al lado de Puigdemont, Junts tiene en cargos decisivos a personas con una historia política nítidamente convergente: Jordi Turull, Josep Rull, Albert Batet, Damià Calvet, Xavier Trias y algunos alcaldes (el mundo local es clave para entender CDC) como los de Martorell o Figueres, tienen una trayectoria y un estilo político 100% convergente. Y tan importante o más que la presencia de estos cargos en la secretaría general, la presidencia del consejo nacional, la presidencia del grupo parlamentario en el Parlament o la candidatura a la alcaldía de Barcelona, es la percepción compartida por todos de que Borràs ha perdido peso e influencia interna debido a un proceso lento, pero constante de minimización, acelerado tras la condena a cuatro años y medio de cárcel por amañar contratos cuando estaba al frente de la Institució de les Lletres Catalanes (ILC). Borràs tiene menos presencia mediática y menos altavoces internos desde que fue suspendida como diputada y presidenta del Parlament por este caso.

El discurso independentista

La negociación hasta el pacto con el PSOE es un camino diametralmente opuesto a la vía de la confrontación enarbolada por Puigdemont durante los años anteriores y vino después de haber situado a Trias como alcaldable de Barcelona, algo que para el sector más radical ya fue criticado por ser lo más convergente que puede hacer un partido que dice no serlo. Él mismo lo proclamó a los cuatro vientos y con su conocida espontaneidad en un mitin: "Me dicen que esto [el pactismo] es ser convergente, ¡pues fastidiaros!".

Hubo otros síntomas, como los resultados de los alcaldables más convergentes de Junts en las pasadas elecciones municipales, pero el más contundente de todos fue la voluntad de Puigdemont de negociar la investidura de Sánchez hasta llegar a suscribir el acuerdo. En el Parlament la alianza con el PSC ha sido más común y menos ruidosa: Junts ha estado al lado del PSC en reclamaciones como la ampliación viaria en el Vallès -la B40-, en la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat o en proyectos como el Barcelona World. Y en el mando que tuvo el exconseller Jaume Giró cuando pilotaba la conselleria de Economia y propuso bajadas de impuestos que finalmente no fueron realidad debido a la necesidad de apoyos de izquierdas en el Parlament o al rechazar el plan piloto de una renta garantida de ciudadanía, de la mano del PSC y del PP.

Todo ello dibuja un panorama muy incómodo para los que en Junts defienden la confrontación independentista y las posiciones socialdemócratas. La tensión es latente y se mantiene congelada por el bien de la unidad y el pacto de investidura. Pero unos y otros, moderados y radicales, saben que la frase inicial de este artículo ("Vuelve Convergència y vuelve el autonomismo") sacude los cimientos de un partido de tan solo tres años de vida llenos de zozobras internas.

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