La batalla contra la amnistía cohesiona al PP en Catalunya y aparca la crisis interna

"Ahora habrá pax romana", afirmaba esta semana uno de los líderes del PP catalán con relación a la crisis interna dentro del partido. Si las manifestaciones de la ultraderecha ante la sede de Ferraz han compactado a los socialistas, la ley de amnistía pactada entre el PSOE y los grupos independentistas ha vuelto a cohesionar el PP en Catalunya. Lo ha hecho después de unos meses convulsos en los que la tónica ha sido las desautorizaciones del presidente del partido en Catalunya, Alejandro Fernández, a su líder, Alberto Núñez Feijóo, por querer acercarse a Junts per Catalunya. Dos ejemplos lo ilustran.

El primero fue el pasado lunes en Madrid. La semana que Pedro Sánchez consiguió completar su Tetris para seguir en la Moncloa, algo que parecía una quimera la noche del 23 de julio, empezaba con una puesta en escena de Feijóo con todos los barones populares. Una imagen de fuerza que también consiguió incluir al líder catalán, en contraste con las destacadas ausencias de los últimos tiempos. Fernández aplaudió con entusiasmo las palabras de su líder, que prometió "no callar" y convocó nuevas movilizaciones contra la exoneración de los líderes del 'procés' este próximo domingo.

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Fue el primer ejemplo de que las aguas volvían a su cauce. Al menos, por un tiempo. El movimiento parece indicar que Fernández ha decidido aflojar la cuerda, que en los últimos tiempos se había tensado casi hasta el punto de romperse; y que Feijóo ha aceptado ya, pasado el duelo de su insuficiente victoria el 23-J, que su posición esta legislatura debe ser la de liderar la oposición a los pactos del PSOE con los independentistas.

Cita en Mataró

El segundo ejemplo se ha visto este mismo sábado en un acto del partido en Mataró, donde han coincidido la dirección nacional, la cúpula catalana y los mandos de la provincia de Barcelona. La convocatoria en sí no debería ser noticia, pero lo es si se tiene en cuenta que el último acto equiparable organizado por el partido -concretamente por la dirección provincial de Barcelona- fue el inicio del curso político en septiembre, donde no solo no acudió Fernández, sino que se lanzó más de un dardo contra él.

Hoy Fernández ha posado junto al dirigente del PP de Barcelona, Manu Reyes, además de Xavier García Albiol, Josep Tutusaus, Santi Rodríguez y también la vicesecretaria de Políticas Sociales y Reto Demográfico, Carmen Fúnez.

El eterno congreso

Las críticas de Fernández a Feijóo, por querer incluir a Junts dentro de la ronda de contactos para la investidura, abrieron una guerra interna dentro del partido en Catalunya. Una guerra en parte auspiciada por la dirección provincial, detrás de la cual muchos dentro del partido leían una lucha velada por la dirección catalana del partido.

El de Manu Reyes ha sido uno de los nombres que ha sonado con fuerza en los últimos tiempos en las quinielas para relevar a Fernández, junto a otros nombres como el de Dani Sirera o el de Dolors Montserrat. Feijóo hace tiempo que tienen entre sus planes buscar un nuevo líder para Catalunya -y poner en marcha una estrategia más conciliadora con el nacionalismo-, pero Fernández -del ala más dura- tiene la intención de prestar batalla si se convoca un congreso y cree tener el aval de la militancia para evitar su destitución.

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Un congreso que está aplazado desde hace más de un año y que nada apunta que sea en un futuro próximo, sea por miedo al rechazo de la militancia -como defienden del lado de Fernández- o porque hay otras prioridades encima de la mesa de Génova -como apuntan los de Feijóo-. Ahora la coronación del pacto del PSOE con los independentistas y los gestos de Fernández con Génova para rebajar tensiones, parecen aparcar la crisis interna.

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