Investidura

Puig entiende que la amnistía pueda incluir a los policías del 1-O: "No es una concesión"

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El exconseller niega tener "miedo" a repetir elecciones y avisa a Llarena de que reactivar la euroorden será un "nuevo fracaso"

El exconseller de Cultura Lluis Puig

El exconseller de Cultura Lluis Puig / Gemma Tubert

Laura Pous / Gemma Tubert

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El exconseller de Cultura y exiliado por el 'proces', Lluís Puig, entiende que la amnistía pueda incluir a los policías españoles que actuaron en Catalunya durante el 1-O, "guste más o menos".

En una entrevista con la agencia de noticias ACN, Puig dice que no es un experto pero que la amnistía tendrá que “delimitar una tipología de presuntos delitos” e incluir a todo el mundo que encaje. “No veo forma de que se puedan diferenciar un porrazo de la policía con haber quemado un contenedor en la calle”, afirma el político de Junts. “No es una concesión, sino la forma de funcionamiento del sistema judicial. No somos unos mejores o malos, cada uno sabrá lo que hizo y cuándo”, señala. Puig se muestra "esperanzado" con la opción de la amnistía y niega tener "miedo" a una repetición electoral.

Hay que sentar las bases, a partir de la amnistía y de la mediación neutral, para un diálogo de futuro, para ir mejor todo el mundo, no sólo unos pocos, sean catalanes o españoles”, señala el conseller de Cultura del 1 -O.

“De alguna forma habrá que afinar la tipología de los delitos. Si en la definición entran los policías o no, ellos sabrán, no me preocupa demasiado”, añade Puig, que puntualiza que si, por ejemplo, se amnistían los delitos en Internet durante el proceso, habrá que amnistiar tanto los 'hackers' que atacaban a webs españolas como los que lo hacían contra webs independentistas.

Amnistía, catalán y autodeterminación

Lluís Puig defiende las tesis presentadas por el expresidente Carles Puigdemont en Bruselas y remarca que antes de una hipotética investidura de Pedro Sánchez es necesario conseguir la oficialidad del catalán en la Unión Europea, la amnistía, y un compromiso para negociar la autodeterminación que incluya la figura de un mediador.

"No son exigencias ni líneas rojas", defiende Puig, quien considera que las peticiones de Junts son las "normales" para sentar las bases de la resolución del conflicto. "Un diálogo no puede ser con una persona en lo alto de un pedestal y la otra sin micrófono y en el exilio, todos deben estar al mismo nivel", apunta.

Puig celebra que ya sea "gracias a la aritmética, los compromisos de Europa o la persistencia" de Junts, el actual campo de juego es el del "diálogo". Sin embargo, lamenta la dificultad de “cambiar las inercias, dinámicas y discursos de catalanofobia” de parte de una clase política española “vieja” representada por Aznar, Guerra o González, y avisa de que los independentistas deben mantenerse firmes.

No nos puede dar miedo volver a repetir elecciones en enero. Si el resultado es que ya no somos tan determinantes, no ocurre nada, el problema de la relación Catalunya-España seguirá existente, no somos nosotros los que tenemos esta presión”, avisa Puig.

El exconseller de Cultura destaca los pasos adelante para conseguir la oficialidad del catalán en la Unión Europea, pero avisa de que también es necesario trabajar en Catalunya para evitar que la lengua vaya atrás.

“Nos hemos relajado todos, pensando que la inmersión ya era suficiente, cuando resulta que no había inmersión. Estaba en papel, pero no 'de facto'”, se queja el exconseller, que reclama más recursos públicos para aprender la lengua catalana.

"No podemos pensar que la gente aprenderá catalán como una margarita que florece en medio de un prado, hay que aportar recursos", destaca.

Petición de extradición

Lluís Puig está en el exilio desde el 2017, y hace unos días la fiscalía del Supremo pidió al juez Pablo Llarena que reactivara su euroorden. El exconseller afronta la posibilidad de volver a los tribunales con total "serenidad".

Confío en que Bélgica diga que todo esto ya está juzgado”, defiende Puig, quien recuerda que los tribunales de Bruselas rechazaron su euroorden argumentando que se le vulneraban derechos fundamentales. "No ha variado nada, ni la acusación ni la defensa", apunta el exconseller, que recuerda que él siempre ha sido acusado de malversación y desobediencia, con una petición de entre 6 y 12 años de cárcel, que no ha cambiado por la reforma del código penal.

"Me sigo sentido bien protegido en el espacio europeo libre de justicia", apunta Puig, que cree Llarena no quiere "correr" a redactar una nueva euroorden contra él porque estará ante "un nuevo fracaso". Sin embargo, el exconseller descarta regresar a Catalunya mientras pese sobre él "la espada de Damócles" de una petición de prisión de hasta 12 años. "Sería una insensatez".

Tras cerca de seis años en el exilio, Puig dice que no se arrepiente de haber asumido la conselleria de Cultura en el 2017, donde estuvo sólo unos cuatro meses. "Lo volvería a hacer ahora mismo", concluye.