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Verano de 2023: llegan las vacaciones más cortas del año más intenso

El calendario electoral va a mermar el descanso vacacional de los políticos y sus equipos como nunca, pero los expertos advierten: empezar un nuevo curso sin tomar distancia del anterior "solo conduce al bloqueo mental"

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Mujer dándose un baño en el mar

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Juan Fernández

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Otros años, a estas alturas del calendario España andaba sumergida en lo más profundo de las vacaciones. Las teles y las radios llevaban ya varias semanas con sus parrillas invernales alteradas y sus presentadores estrella a remojo, y los periódicos habían empezado a publicar sus páginas veraniegas, más ligeras y refrescantes que las del resto del año, mientras los turistas de julio y agosto se daban el relevo en chiringuitos y rompeolas bajo la canícula estival. El 30 de julio ha tenido siempre resonancias de ecuador del verano.

Este año, en cambio, el 23J ha trastocado esa pauta vacacional habitual. La campaña electoral ha mantenido al país en tensión en semanas que solían estar dedicadas al solaz y el descanso, obligando a muchos a cambiar sus planes de viaje para poder votar o atender una mesa electoral, y ha estirado el curso político a lo largo de jornadas tradicionalmente dadas al chapoteo y la distracción. 

El test de estrés vacacional de esta temporada no ha terminado: esta semana, la digestión del veredicto de las urnas ha acaparado la atención mediática, plena de análisis y noticias sobre las negociaciones post electorales, y esa será la dinámica informativa en los primeros días de agosto, por más que Pedro Sánchez invitara a su partido a «disfrutar de las vacaciones» en la reunión de la junta ejecutiva posterior al 23J. 

Credenciales

Sin tiempo para tomar distancia de la legislatura pasada, el próximo lunes empezarán a desfilar por el Congreso los diputados y diputadas recién elegidos para recoger sus credenciales. Todos y todas tendrán que estar en sus escaños en perfecto estado de revista el próximo 17 de agosto para constituir las nuevas Cortes Generales, una fecha que, en condiciones normales, la mayoría habría dedicado a sus vacaciones. Al final, el calendario electoral va a hacer que el curso político que ahora termina cabalgue sobre el siguiente en un bucle infinito sin solución de continuidad.

Hemiciclo del Congreso de los Diputados vacío

Hemiciclo del Congreso de los Diputados vacío /

Así será para la población en general, que ha terminado saturada de la intensa temporada política vivida y va a empezar la próxima sin poder desconectar de los pactos y las negociaciones, y lo será muy especialmente para la mayoría de cargos electos y quienes giran a su alrededor. Asesores, ayudantes, bedeles del Congreso, periodistas especializados… La política nacional la compone un nutrido ecosistema de profesionales de variado perfil que este verano se están viendo obligados a vivir unas vacaciones escuetas o están disfrutando de ellas por fascículos. Nada de desconectar en el tradicional mes de parón de agosto como otras veces; este año toca repartirse los días de asueto entre los miembros de los equipos, y ya se completará el cuadrante anual de vacaciones cuando se pueda, sea en otoño o en navidad.

Lo cierto es que la relación que mantiene la política con ese derecho laboral –y principio de salud mental- llamado descanso vacacional nunca ha sido sencilla. No lo es por la propia naturaleza de esta profesión, que algunos viven como un auténtico sacerdocio, pero tampoco contribuye a su normalización la percepción que de ella existe en la sociedad. «La política no es un trabajo, es una forma de vida. Los políticos son como los cantantes de rock, no ejercen de ocho a tres, son políticos las 24 horas del día los 7 días de la semana, y esto incluye las vacaciones», advierte el asesor político Aleix Sanmartín

Sabe de lo que habla: ha trabajado codo con codo con líderes tan variados como Moreno Bonilla, Fernández Vara, López Miras o Ximo Puig, aparte de diversos mandatarios latinoamericanos, y ha comprobado en persona la devoción rayana en la adicción con que sus clientes viven sus oficios. «No conozco a ningún político que desconecte en vacaciones. Bajan su presencia pública, pero permanecen atentos y no paran de mandar mensajes. Siempre están con el dedo sobre el renglón», explica.

Cultura del descanso

La imagen del político solazándose en su tiempo libre no suele tener buena prensa y en seguida genera comentarios chuscos de reproche entre ciertos sectores de la población. Como si ser un servidor público llevara incorporada una entrega abnegada y sin límites. «En la política española falta cultura del descanso. Nunca vemos a los gobiernos yéndose un fin de semana a un lugar apartado a reflexionar. Y es una pena, porque en la política es muy necesario tomar distancia y pensar, sea en vacaciones o en cualquier momento del curso», apunta Sanmartín, que ha estado trabajando en la sombra en la campaña del PSOE en las elecciones del 23J.

Más allá del ámbito de la política, la percepción sospechosa que a veces aflora en relación a las vacaciones tiene que ver con la forma como concebimos el tiempo en la sociedad actual. «El siglo XX encumbró al trabajo como bien supremo hasta el extremo de hacernos creer que el único tiempo importante es el que dedicamos a producir y el tiempo libre es un sobrante, algo residual y prescindible», denuncia el sociólogo Jorge Moruno. 

Si hay que prescindir del descanso por imperativo laboral, se prescinde; si hay que reducir las vacaciones, trocearlas o renunciar a ellas porque lo exigen las circunstancias, se hace. En tiempos de incertidumbre como los actuales, este pensamiento parece haber quedado incorporado de manera tácita al imaginario colectivo. «Pero esto es una trampa, porque una sociedad que no descansa, no avanza. Los grandes pasos adelante de la historia los llevaron a cabo personajes que gozaban de tiempo libre, que es cuando mejor opera la creatividad», advierte Moruno, autor del ensayo 'No tengo tiempo' y diputado de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, donde ya tuvo que alterar sus vacaciones en 2019 por culpa del calendario electoral. «Cuando Ciudadanos cerró el pacto de legislatura con el PP tras las elecciones, lo anunciaron un 13 de agosto. Los diputados estábamos con las maletas hechas y no sabíamos si irnos o esperar», recuerda.

Veraneantes descansando en una playa

Veraneantes descansando en una playa /

Efecto reparador

La ciencia confirma que poner la mente en 'stand by' durante un tiempo no es un capricho, sino una necesidad fisiológica tan urgente como comer o respirar. «A nivel biológico, cuando descansamos reducimos en el flujo sanguíneo los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés. Por eso, por la mañana solemos estar más optimistas y vemos claro lo que encontrábamos imposible la noche anterior», explica la psicóloga y coach Eva Llàster.

Las vacaciones operarían de la misma forma, pero a mayor escala. «Tienen un efecto reparador porque nos permiten recuperar la sensación de libertad que perdemos en el invierno por culpa de la rutina y las obligaciones. Aparte de descanso, las vacaciones nos aportan bienestar, autoestima y empoderamiento, porque en ese tiempo nos dedicamos, al fin, a aquello que verdaderamente nos gusta y nos da placer», observa la presidenta de la delegación territorial de Tarragona del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña, quien recomienda que ese parón dure al menos 15 días. «A partir de la segunda semana es cuando la cabeza desconecta de verdad», destaca.

Desconectar. Es la palabra fetiche en todos los estudios que hay sobre el descanso vacacional y el mayor reto al que se enfrentan los veraneantes en la era de las pantallas. La tentación de abrir el correo del trabajo a ver qué se cuece en la oficina, o del jefe que no renuncia a enviar un Whatsapp a su ayudante que está en la playa, ha desembocado en una ley, la del Derecho a la Desconexión Digital, aprobada en 2021, que si bien es de las más avanzadas del mundo, casi nunca se cumple. 

Según un estudio de la Universitat de València (UV) y UGT, casi siete de cada diez trabajadores reciben habitualmente emails o llamadas de trabajo en sus vacaciones. «Empresas y trabajadores debemos interiorizar que la desconexión digital no es más que el descanso de toda la vida, pero trasladado a las herramientas y los entornos laborales de hoy», señala Adrián Todolí, profesor de Derecho del Trabajo la UV y autor del informe, que subraya: «Al final, no estamos hablando de derechos laborales, sino de salud mental». 

El pronóstico que la psicóloga Eva Llàster hace para quienes enlazan un curso con el siguiente sin ese punto y aparte que aportan las vacaciones ofrece lecturas políticas: «Se sentirán fatigados, pensarán con menos claridad y acabarán bloqueados». Bloqueo, justo lo que menos va a necesitar la vida pública española en la próxima temporada. Así que, por interés de todos, a descansar. Felices vacaciones.

Pautas para desconectar en vacaciones en la era digital

-La sombra del trabajo es la mayor amenaza contra el descanso vacacional. Conviene dejar los asuntos laborales cerrados antes de partir y evitar dedicarles pensamientos cuando estamos lejos.

-Para ponérselo difícil a quien esté tentado con molestarnos con consultas laborales, se recomienda usar el aviso de “Fuera de la Oficina” como respuesta automatizada en el correo electrónico, o programarlo para que los emails se reenvíen a los compañeros que permanecen de guardia.

-Si se disponen de dos teléfonos, hay que apagar el del trabajo mientras dure el descanso, o restringir las llamadas.

-El Whatsapp se ha convertido en nuestra principal ventana al mundo. En vacaciones se aconseja salir de los grupos del trabajo y cambiar la imagen que nos identifica, advirtiendo en el “estado” que ahora estamos de vacaciones.

-También es útil desinstalar las aplicaciones que estén relacionadas con el ámbito laboral, incluida la del correo electrónico, o alejarlas de la pantalla principal del móvil.

-Nada nos ayuda a desconectar con más eficacia que estar ocupados en tareas distintas a las del invierno. Pero aquí no hay pautas cerradas: algunas personas son adictas a la actividad y otras prefiere no hacer nada. Cada veraneante debe diseñar sus vacaciones en función de su manera de ser y dedicar estos días hacer aquello que le aporte más placer.

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