Vista en Londres

Corinna insiste en que el acoso debe ir a juicio en la jurisdicción británica

Las alegaciones de la examante de Juan Carlos I desmontan los argumentos del emérito para una "desestimación sumarísima" de la demanda civil sin entrar en las pruebas

Juan Carlos I y Corinna Larsen

Juan Carlos I y Corinna Larsen / JOSÉ LUIS ROCA / AFP / CAPTURA VÍDEO EFETV

Lucas Font
Ernesto Ekaizer
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Los abogados de Corinna zu Sayn-Wittgenstein han rechazado en sus alegaciones entregadas a la defensa de Juan Carlos I y al Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales la exigencia de que la demanda por presunto acoso, vigilancia ilegal y difamación, sea "desestimada sumarísimamente" sin necesidad de llegar a celebrar el juicio, según la última solicitud formal de la defensa del rey emérito.

Según esas alegaciones, a las que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, "el alto listón impuesto al demandado [Juan Carlos I] es demostrar que la reclamación es impracticable, o al menos fantasiosa. Y el demandado no lo ha hecho”, pese a la suposición requerida de que los hechos alegados por la demandante [Corinna zu Sayn-Wittgenstein son ciertos a menos que, en el caso de juicio sumario, pueden ser desacreditados rápida y autoritariamente, sin llevar a cabo un mini-juicio). Esto el demandado no lo hace”.

El presente caso, subraya, “es un mundo aparte tanto de (a) el clásico caso de inadmisión donde un alegato no contiene un reclamo viable en la ley o una simple disputa de ley puede ser resuelta como una cuestión de derecho estatutario o contractual construcción, o (b) el caso clásico de juicio sumario inverso donde hay pruebas documentales convincentes o no impugnadas, suficientes para rechazar una reclamación”.

La viabilidad del caso

La defensa de Corinna sostiene, pues, que el demandado incluso en el caso de asumir que todas las acusaciones formuladas en la demanda son ciertas -requisito que se exige en una solicitud de desestimación sumaria o sumarísima- el caso carece de viabilidad. 

En cambio, advierte, “el demandado para decirlo de manera elegante plantea la ambiciosa exigencia al tribunal para que a) quite credibilidad a la demandante sin oir sus pruebas en juicio y b) asuma el punto de vista de que la demanda es impracticable sin tener en cuenta que las bases sobre las que se formula dicha solicitud están sujetas a hechos en disputa”. 

Los abogados subrayan el hecho de que Juan Carlos I se ha escabullido, evitando comprometerse mediante un escrito de defensa sobre los hechos alegados o aportar pruebas de testigos cuyas declaraciones sean veraces. “Rechaza -dice el escrito- las acusaciones contra él por la demandante. Y esta disputa no puede ser resuelta sobre la base de una interlocutoria (auto o resolución judicial)”. 

Juan Carlos I quiere una desestimación sumaria de la demanda sin juicio. “El tribunal no puede alcanzar con seguridad una conclusión sobre dichos asuntos sin oír las pruebas de los testigos”, señala. 

Durante la segunda sesión de la audiencia, la defensa de Juan Carlos I cuestionó la jurisdicción inglesa para enjuiciar el presunto acoso. “No se puede alegar que ha sufrido los daños y perjuicios en Reino Unido cuando la demandante reside en Mónaco y se coge vacaciones en Venecia [Italia] o Palm Beach [Miami, Estados Unidos]. Εn todo caso, la demanda por acoso debió presentarse en el domicilio del demandante [Juan Carlos I]”, señaló el abogado ('barrister') del emérito. 

El domicilio del emérito

Pero incluso esta afirmación, a estas alturas, podría ser cuestionable. ¿Por qué cuál es el domicilio actual del emérito? ¿El Palacio de la Zarzuela? Cuando al parecer ha obtenido el domicilio fiscal en Emiratos Árabes Unidos (EAU), la situación de su localización ha sufrido un cambio importante. Fuentes de La Zarzuela admiten, con la boca pequeña, que Juan Carlos I ha permanecido tanto tiempo seguido en EAU precisamente para poder tributar en dicho país. Por esa razón cuando hace pocos días trascendió que podía trasladarse a vivir a España, el emérito desmintió como un rayo la falsedad de dicha información, que podía afectar su residencia fiscal en EAU. 

Durante la audiencia de ayer, los abogados de Corinna recordaron a la juez Collins que Juan Carlos I y su abogado suizo, Dante Canonica, no dijeron la verdad a la examante cuando le donaron, en junio de 2012, los 100 millones de dólares (64,8 millones de euros) de forma irrevocable. “El objetivo no era regalarle el dinero, sino seguir utilizándolos a través de ella. Cuando Juan Carlos I comprobó que no podría hacerlo, comenzó el acoso”, señaló. 

¿Se celebrará el juicio? La estrategia de Juan Carlos I es ganar tiempo. En el caso de que estas audiencias le resulten desfavorables y sus pretensiones sean rechazadas, la defensa podrá pedir permiso para recurrir esas resoluciones adversas ante la Corte de Apelaciones del Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra y Gales. 

Por tanto, Tirso de Molina dixit, ¿tan largo me lo fiáis?

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