Jaume Collboni no renuncia a la alcaldía pese a haber quedado segundo

Jaume Collboni se ha pasado la campaña diciendo que ganaría, que sería él quien capitalizaría el voto del cambio, pero las urnas han sentenciado que, cuando se trata de movilizar el voto anti-Colau, es Xavier Trias quien se lleva el gato al agua. Porque el candidato del PSC, aún habiendo sumado dos concejales hasta alcanzar los 10 y haber quedado por delante de los Comuns por un pequeño puñado de votos (142), ha quedado en segunda posición y deja a la formación de Salvador Illa sin la guinda del pastel en unas elecciones municipales en las que se ha consolidado de nuevo como el partido más votado en Catalunya exhibiendo musculatura en el área metropolitana, pero también en Tarragona, Lleida y Girona.

Sin embargo, la calculadora está en marcha. "Somos el primer partido de izquierdas en Barcelona", ha proclamado Illa, que ha dejado en el aire una inconcreta "mano tendida". Y lo ha rematado el propio Collboni dejando claro que no renuncia "a nada" y que, por lo tanto, intentará ser alcalde pese a quedar segundo. "Barcelona ha votado iniciar una nueva etapa y ha votado progresista. Tenemos la oportunidad y el deber de abrir una nueva etapa de progreso y estabilidad", ha sentenciado en lo que es un claro aviso a navegantes.

Si el PSC tuviera la intención de arrebatarle la alcaldía a Trias, existe una suma alternativa si hubiera predisposición política: la de los socialistas con los nueve representantes de los Comuns y los cinco de ERC. Cabe decir que se trata de una operación que Collboni explicitó en la entrevista con EL PERIÓDICO que no intentaría. Dijo, literalmente, que si no ganaba se iría a la oposición, que no intentaría ser alcalde si era segundo y que tampoco sería esta vez el socio minoritario del gobierno municipal si el primero, en este caso Trias, lo interpela para pactar. Tras la campaña, las palabras se las ha llevado el viento, aunque el reto será complicado porque ERC ya ha señalado que es a Junts a quien le toca liderar la ciudad.

Con su "sí se puede hacer mejor", con esa estrategia de erigirse en alternativa a la alcaldesa Colau y enmendar buena parte de su proyecto pese a haber gobernado con ella, el PSC ha mejorado resultado, pero no lo suficiente como para imponerse como favorito para un cambio en la alcaldía a ojos de la mayoría de ciudadanos. Collboni ha jugado a interpelar al voto "progresista", a los decepcionados con Colau desde la izquierda; y, a la vez, al voto "moderado" ondeando la bandera de la ciudad "segura, ordenada y limpia".

Y moverse a dos bandas le ha reportado beneficios, pero no los que esperaban de él tanto Illa como Pedro Sánchez, que habían dibujado la victoria en la capital catalana como la "primera piedra" para revalidar la Moncloa y acercarse a la Generalitat. A Collboni no le ha bastado con presentarse como el embajador en Barcelona de la agenda de un presidente del Gobierno para quien el segundo puesto en la capital catalana es casi ahora el menor de sus problemas viendo el vuelco de sus fortines autonómicos.

Eso no quita que la trayectoria de Collboni ha seguido una línea ascendente. De los cuatro concejales que obtuvo su primera vez como candidato en 2015, el peor resultado de los socialistas en la capital catalana, a los 8 representantes de 2019 y, finalmente, los 10 que le han otorgado las urnas esta vez. Aún así, tras este tercer intento -el último, según fuentes del partido-, habrá que ver qué rumbo toma su trayectoria política, tanto si logra ser alcalde con esa suma alternativa a la que ha apuntado esta madrugada, como si no.