Por Sara González

Es la tercera vez que Jaume Collboni opta a la alcaldía de Barcelona y nunca antes como ahora ha tenido tantas opciones de ganar y de recuperar la plaza más emblemática que hasta hace 12 años gobernaba el PSC. Si no lo consigue, este puede ser su último intento.

Este es un retrato del candidato socialista:

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Se presentó por primera vez a las elecciones municipales de 1995 en el número 25 por el PSC de Barcelona, a propuesta de Pasqual Maragall, pero no obtuvo representación.

Considera que su mejor discurso fue el del pasado 4 de mayo en un acto de precampaña con Pedro Sánchez en el Parc del Fòrum de Barcelona y, el peor, en el inicio de la pandemia del covid, debido a la incertidumbre y la gravedad del momento, cuando se dirigía a los restauradores y empresarios de la ciudad para explicar lo que haría el ayuntamiento para ayudarles tras el cierre.

Creció en el barrio del Baix Guinardó, aunque también ha vivido en la Teixonera y en el Gòtic compartiendo piso con compañeros; en el Eixample, y, actualmente, en el barrio del Front Marítim del Poblenou, en un piso de propiedad. Cuando la agenda se lo permite, se deja ver por el Besòs-Maresme, donde ahora viven su madre y su hermana.

Divorciado.

No, pero pasa el máximo tiempo posible con sus sobrinos Víctor (13 años) y Carmela (11 años).

No.

Es pública, dado que hasta hace pocas semanas era concejal en el Ayuntamiento de Barcelona.

Sí, tiene un coche que utiliza a veces y se mueve por la ciudad en una moto eléctrica de alquiler Seat Mó con motor Silence, y también en bicicleta.

Siente pasión por las plantas y el arte, le gusta correr por la playa y practica el parapente ocasionalmente.

Actualmente tiene dos gatos, Aretha y Franklin, que se los encontró en la calle y los adoptó. Durante su infancia y juventud, en su casa tuvo también perros, hámster y peces.

Con estas credenciales, Collboni es, no solo el aspirante en el que confía Salvador Illa para consolidar el PSC como principal partido en Catalunya con la mirada puesta en el objetivo de la Generalitat, sino que también ejerce de embajador de Pedro Sánchez, que le aupará en el cierre de campaña con el objetivo claro de sumar Barcelona a su lista de avales para revalidar su puesto en la Moncloa.