Cita con las urnas el 28-M

Los 5 retos de Xavier Trias en las elecciones municipales de Barcelona

¿Quién ganará las elecciones en Barcelona?

Trias exigió manos libres para ser candidato de JxCat

Xavier Trias durante el encuentro 'Barcelona Entre Todos' de El Periódico

Xavier Trias durante el encuentro 'Barcelona Entre Todos' de El Periódico / Joan Cortadellas

Fidel Masreal

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Xavier Trias se enfrenta al que seguramente será su último desafío en una larga carrera política que inició en la Generalitat aupado por Jordi Pujol -que lo hizo 'conseller' y hombre pactista de confianza-, que continuó en el Congreso y que terminó en el Ayuntamiento de Barcelona, ya bajo la presidencia de Artur Mas. Ahora, tras el abandono de la candidata Elsa Artadi, toda la presión recae sobre este hombre que no sólo apuesta por remontar los resultados de Junts sino por obtener una victoria incontestable. Estos son los retos a los que se enfrenta en los comicios del próximo 28 de mayo:

Ganar en Barcelona

El principal reto de Trias se lo ha impuesto él mismo: no sólo remontar las pésimas expectativas que tenía Junts con <strong>Elsa Artad</strong>i (que en las elecciones dejó a JxCat en solo 5 concejales) sino ganar y hacerlo holgadamente. Todo lo que no sea, pues, una victoria clara, será un fracaso, cuando el verano pasado en Junts todos hubieran firmado simplemente un resultado digno. Ganar y gobernar es la única opción de un hombre de 77 años que ha asegurado que si no vence, se irá a casa. Ni ejercerá de concejal en la oposición. Ganar claramente, en un mapa municipal -y global- de fragmentación y volatilidad del voto, es doblemente difícil.

Trias ha optado pues por el todo o nada, tratando de ofrecer optimismo en unas siglas donde cundía el pesimismo, y generando así -intentándolo al menos- una oleada favorable hacia "caballo ganador". Algo que cuando irrumpió su figura sí tenia un anclaje en las encuestas pero que a medida que ha avanzado la precampaña se ha ido matizando en favor de un triple empate en el que tanto la alcaldesa, Ada Colau, como el teniente de alcalde, Jaume Collboni, están en condiciones claras de victoria, tal como ha señalado la última encuesta publicada, la del CIS.

Agrupar el voto 'antiColau'

Para ganar y hacerlo con claridad, Trias se ha presentado con una carta fundamental: la de ser el mejor instrumento para echar a Colau de la alcaldía de Barcelona. Para ello, el mensaje debe ser suficientemente genérico, abierto y moderado para poder atraer el mismo tiempo al votante independentista de ERC y a simpatizantes de la derecha que vean en el exalcalde un instrumento que no les genere anticuerpos por el hecho de pertenecer a un partido cuyo líder, Carles Puigdemont, propugna la ruptura unilateral con España mediante una "confrontación inteligente".

Trias sostiene que algunos de sus potenciales votantes, de centroderecha, optaron en las anteriores elecciones por el 'efecto Valls' y ahora aspira a recuperarlos. Por ello el discurso del candidato evita en todo momento referencias independentistas radicales, esconde las siglas de Junts y ha incorporado a la lista a exconvergentes e incluso exdirigentes de Unió como Joana Ortega, que está a las antípodas de Puigdemont.

Pero ello no es suficiente, Trias deberá también arrastrar voto de ERC que vea en el candidato de Junts un 'caballo ganador' más efectivo que Ernest Maragall. Por ello Trias tampoco ha de renegar de su independentismo y en determinadas ocasiones cita a Puigdemont como un referente que le dio -sostiene- manga ancha para trazar su candidatura con plena libertad.

Este encaje de bolillos no es fácil y el sector más radical de Junts ha mostrado su malestar interno por la estrategia de Trias, que ha evitado incorporar a su lista a personas de este sector y que en su programa electoral no hace ninguna referencia al independentismo. Y que ha incluso rechazado partes del programa municipalista de Junts referidas a la "soberanía fiscal".

Ofrecer una alternativa

Los estrategas de campaña de Trias saben que no será suficiente con capitalizar el descontento con Colau. Hace falta una propuesta. Este es el reto seguramente más acuciante en este momento. En la candidatura sostiene que habrá propuestas, pero hasta ahora el candidato no ha querido entrar en materia porque ha apostado por atraer conceptos genéricos que puedan interesar a una gran parte de votantes. Así, habla de recuperación económica, de gran pacto por la vivienda o de mejorar la seguridad y la limpieza mediante un liderazgo dialogante que no imponga, y que supere la actual "fealdad" de la ciudad. Así, Trias logra la atención de todos los descontentos con el gobierno de Colau, pero durante la campaña su reto será poner nombre y apellidos a la alternativa, a la propuesta, a las soluciones.

Hasta el momento, sin embargo, el candidato ha optado por confiar en su propio carisma y estilo como principal propuesta: diálogo, empatía, simpatía y moderación. El candidato se convierte así en la principal propuesta, porque "personaliza" las soluciones. Esta es la teoría, pero lo cierto es que las grandes victorias en Barcelona (y Trias aspira a una de ellas) han venido de la mano de una promesa de transformación, ya sea olímpica con Pasqual Maragall o social con Colau.

Evitar el ruido interno

Trias sabe que está haciendo campaña como candidato de un partido que es un polvorín a punto de estallar, con una presidenta condenada por corrupción (que se niega a hacer la "reflexión" que Trias y muchos otros le han reclamado) y con dos visiones antagónicas de lo que ha de ser Junts: la de los unilateralistas fieles a Laura Borràs que hablan de liberación nacional y de ejercer la autodeterminación de nuevo; y los pactistas y moderados, entre ellos el propio Trias, que quieren dar un golpe de timón para convertir a JxCat en una formación situada en el centro, capaz de pactar con unos y otros y que demuestre eficacia en la gestión y no sólo mensajes desafiantes al Estado.

Trias ha exigido explícitamente paz y silencio para que ello no entorpezca sus aspiraciones. Pero la olla a presión de Junts está muy caldeada y cualquier chispa puede encender un fuego que sería letal en campaña electoral. Borràs no estará junto al candidato en campaña, las siglas no aparecerán, y la lista de Trias es totalmente ajena al ruido unilateralista, porque se centrará en mensajes sobre la ciudad. Hasta ahora el candidato ha logrado trasmitir que hará lo que quiera al margen de Puigdemont y Borràs, incluso al margen de lo que las bases del partido -un 24% de las cuales no avalaron la lista electoral- sobre los pactos postelectorales. El reto, pues, es mantener esta independencia y aislarse del ruido interno que genera el partido.

Desdibujar la imagen de candidato del pasado

Trias tiene una larga experiencia política. Lo ha hecho prácticamente todo, en Convergència i Unió. Y siempre bajo una imagen de hombre dialogante, pactista, moderado y empático. A las antípodas del independentismo radical. Ahora, tras haber logrado la alcaldía en 2011 y haberla perdido tan solo cuatro años después, cuando ya no optaba a nada en política y estaba alejado de los focos, regresa con la propuesta de protagonizar un nuevo impulso, un cambio en la ciudad.

El resto es evidente: ¿Puede alguien que ya fue alcalde y perdió tan solo cuatro años después presentarse como la gran salvación de la ciudad? La estrategia de su candidatura ha sido en todo momento la de ofrecer a un Trias dinámico, con ganas, ilusionado, para contrarrestar la evidencia de una carrera política que ya estaba finiquitada.

El hecho de que Ernest Maragall, candidato de nuevo de ERC, afronte el reto con 80 años hace que Trias no lleve el cartel de alcaldable más veterano. Pero la clave en este punto será lograr trasmitir la idea de que el exalcalde regresa a la política por voluntad propia y no arrastrado por un partido que entró en pánico al ver las encuestas. Un exalcalde que no solo hace un "último servicio" a su partido de toda la vida (o a la reencarnación posconvergente de Junts) sino que tiene todavía mucho que ofrecer a la capital catalana. Este es el reto: demostrar que la juventud, las ideas de futuro y las ganas de cambio no tienen que ver con la edad biológica.

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