Negociaciones en el seno del independentismo

La incorporación de Joana Ortega a la candidatura de Trias genera críticas internas

"Este país no necesita más mártires", opinaba Ortega en 2021

La vicepresidenta del Govenrn, Joana Ortega.

La vicepresidenta del Govenrn, Joana Ortega.

Fidel Masreal

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Sucede en todos los partidos con vocación mayoritaria y es la llamada teoría de la sábana: cuando se ficha a un candidato de un determinado sector para dar cobijo a determinados votantes, surgen incomodidades entre los que pertenecen al sector contrario, que se sienten desprotegidos. Esto es lo que está sucediendo entre parte de las bases de Junts per Catalunya en Barcelona con motivo de la más que probable incorporación a la candidatura de Xavier Trias a la alcaldía de Barcelona de Joana Ortega, exdirigente democristiana que se pasó a la posconvergencia y que se muestra contraria al independentismo unilateralista.

Trias conversó durante las pasadas navidades con Ortega para sondear su disponibilidad. Ella, según fuentes cercanas a la 'exconsellera', se muestra muy ilusionada con regresar a la política en clave local en la que ya participó al inicio de su carrera bajo las siglas de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona. Incorporarla en un lugar destacado de la lista (el número seis o el ocho, según algunas fuentes) con opciones claras de entrar en el consistorio, sería una manera de sellar un acuerdo con la posconvergencia, el PDECat, para que esta formación apoye también a Trias pese a que se trate de un candidato de Junts per Catalunya.

Hasta ahí todo correcto y fruto de una negociación entre dos espacios que antes eran uno solo y que se han declarado durante dos años una animadversión frontal pero que ahora unen esfuerzos por un objetivo común que es alcanzar el poder en Barcelona. Objetivo común pero con pesos totalmente desproporcionados porque Junts es quien pilota la operación, dando a Trias margen de maniobra para personalizarla.

Contra el "giro autonomista"

El problema, no menor, es que Joana Ortega representa un pensamiento político que está, según palabras textuales de algunos cargos locales, a "años luz" del independentismo rupturista y unilateralista de los sectores de Junts más fieles a la presidenta del partido, Laura Borràs. Ortega ha tenido una trayectoria política marcada en gran medida por su militancia en la dirección de la Unió Democràtica de Josep Antoni Duran Lleida, un partido que siempre se opuso a la vía independentista hasta el punto que Convergència decidió romper la històrica coalición de CiU tras la celebración de la consulta independentista del 2014, porque las dos posiciones sobre la cuestión soberanista eran irreconciliables. Tras esta etapa, Ortega se acercó a la posconvergencia hasta el punto de ser la número dos de Àngels Chacón en la operación fallida del PDECat en las elecciones catalanas de febrero del 2021, en las que el PDECat no obtuvo ni un escaño en el Parlament.

"Este país no necesita más mártires"

Porque, ¿qué opina Ortega sobre la idea de reeditar un conflicto con el Estado, como plantea Junts? "Este país no necesita más mártires. Tenemos que saber, igual que Quebec supo cuándo hacer un referéndum y cuándo no, cuándo se pueden hacer las cosas. Y lo primero que falta es unidad y mayoría suficiente", contestaba en una entrevista a EL PERIÓDICO hace 16 meses. "Primero quiero que Catalunya sea económicamente independiente. Y que sea una sociedad cohesionada, fuerte y unida. Ahora no lo es", añade en esa misma entrevista en la que asume que tras la consulta del 2014 y el referéndum unilateral del 1-O "lo peor que ha quedado de todo es una gran decepción por parte de la gente y un gran desencanto". Se trata de unas declaraciones a las antípodas de lo que piensa el sector más cercano a Borràs en Junts. Por ello en las conversaciones internas tras la notícia del posible fichaje de Ortega se expresa el enojo en términos como que el partido ha dado un giro autonomista, que falta transversalidad en la propuesta de Trias y que las bases de la formación en Barcelona se sienten ninguneadas en la toma de decisiones. Este malestar puede amainar si finalmente Trias incorpora a su candidatura a algún representante de esta sensibilidad, pero el tiempo va corriendo y las negociaciones no han dado frutos todavía.

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