Negociación en marcha

El Govern alcanza un principio de acuerdo con el PSC para los presupuestos

Los socialistas admiten que hay avances, pero subrayan que están encallados en carpetas clave como los grandes proyectos

Salvador Illa escuchando al 'president' Pere Aragonès en un debate en el Parlament

Salvador Illa escuchando al 'president' Pere Aragonès en un debate en el Parlament / FERRAN NADEU

Sara González
Júlia Regué
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La triple negociación presupuestaria -a cuatro, si se cuenta la previa con las patronales y los sindicatos-, encara una recta final no exenta de riesgos. El 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, trata de compensar su minoría con una cartera de pactos a varias bandas, pero la línea entre la cuadratura del círculo y el descarrilamiento es frágil. Con los 'comuns' ya ha cerrado un trato, así que falta el grupo decisivo para que las cuentas salgan adelante, uno de los mayoritarios: el PSC o Junts. El Govern no renuncia a pactar con las tres formaciones, pero fuentes de la Generalitat admiten que en cuanto se cierre un acuerdo con los socialistas o los posconvergentes, el otro se apresurará a descolgarse para marcar perfil. Por ahora, el PSC lleva ventaja con un principio de acuerdo, aunque algunas de sus reclamaciones estrella son un quebradero de cabeza para el Executiu.

Esta semana será determinante para que se ponga fin a la prórroga técnica. Los partidos coinciden en que las nuevas cuentas estén en vigor en febrero y que, para ello, el acuerdo debería llegar la próxima semana para que el Consell Executiu avale oficialmente las cifras y para empezar la tramitación y las comparecencias de los 'consellers' previas al debate parlamentario. El calendario electoral acecha y el paso del tiempo es directamente proporcional a las dificultades para tejer pactos. Por eso, está prevista una nueva maratón de reuniones en los próximos tres días. Ahora bien, la filosofía de la oposición es que las prisas no tapen los triunfos, que entienden como cesiones que tiene que hacer el Govern en minoría: socialistas y posconvergentes insisten en que quieren negociar a fondo antes de dar su 'sí' definitivo.

Los primeros acuerdos

De la reunión que este miércoles han mantenido el Govern y el PSC se concluye que las conversaciones empiezan a dar frutos, pero que unos ven el vaso medio lleno y los otros medio vacío. Aunque la propuesta lanzada la semana pasada por los socialistas era todo un pulso, en el Palau de la Generalitat la redujeron a un intento de "marcar perfil". La prueba es que el ejecutivo catalán asegura que ya hay un primer acuerdo con el PSC que asciende a 5.386 millones de euros y en el que se incluye el 87% de los puntos que pidió el partido de Salvador Illa, unas 147 propuestas en el ámbito de la salud, la energía, los derechos sociales, la industria, el conocimiento, la educación la gestión del aguda o la movilidad.

"El PSC pide propuestas adicionales valoradas en 5.000 millones de euros más", afirman estas fuentes, y recuerdan que para ello solo hay dos opciones: o "hinchar artificialmente la previsión de ingresos -hay que tener en cuenta que la economía se está desacelerando y que el próximo año el PIB crecerá menos de la mitad- o desplazar el compromiso de gasto a otros años". Así, la conclusión en Palau es que eso es "ingeniería presupuestaria" y que "no sería responsable" hacerlo. La recaudación ha crecido más de lo previsto en 2022, pero el Govern augura un freno "brusco" este año, así que como el PSC "no quiere aumentar los impuestos" como método para que crezcan los ingresos, no lo ven viable.

Fuentes socialistas aseguran que no se puede dar por hecho el acuerdo final y que no cuantifican las medidas ya sancionadas porque todavía hay aspectos clave no resueltos. De hecho, entre el 13% de propuestas que estarían aún en el aire hay algunas que son rechazadas de plano por el Executiu y otras complejas de capear para Aragonès porque son incompatibles con la alianza con los 'comuns'. Por un lado, hay los tres grandes proyectos en los que el PSC no piensa dar su brazo a torcer: la inversión del Hard Rock, la ampliación del aeropuerto del Prat y el cuarto cinturón entre Sabadell y Terrassa. Exigen, como mínimo, un compromiso explícito del Govern para desbloquearlos teniendo en cuenta que no se trata de obras de ejecución inminente. Y, por otro lado, hay las reclamaciones de alto voltaje político. El Govern no está dispuesto a aceptar que el Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) pase a depender del Parlament, que las subvenciones a los medios de comunicación tengan que ser avaladas en comisión parlamentaria o que se frene la expansión de las delegaciones de la Generalitat en el exterior.

Los socialistas admiten que sus peticiones colisionan en algunos casos con el pacto sellado con los 'comuns', pero insisten en que es responsabilidad de Aragonès encontrar un encaje de propuestas que la portavoz parlamentaria, Alícia Romero, ha definido como "de sentido común" y que el PSC entiende que ya son fruto de priorizaciones y de cesiones por su parte. Según el partido de Illa, en Palau admiten que no fue acertada la estrategia de cerrar primero una entente con los ocho diputados de En Comú Podem. Los 'comuns' han optado por el silencio en las últimas semanas. Solo Jéssica Albiach advirtió en una publicación de Instagram de hace dos días que "no se cansarán" en combatir los proyectos "megalómanos" que abanderan partidos como el PSC y Junts.

80 millones extra para el catalán

Por detrás de los socialistas en la carrera, pero sin abandonarla, Junts luce un preacuerdo por el catalán que, aunque no es suficiente para ofrecer el apoyo de sus 32 diputados, sí que define como un "avance significativo". Se trata de 80 millones extra para el fomento y promoción de la lengua catalana, un plan que en el PSC no ven como una pierda en el camino. La línea roja está en el retoque a la baja de impuestos -que rechazan tanto el Govern como el PSC y los 'comuns', la acción exterior y en la carpeta del 'procés'. JxCat quiere que continúe el trabajo que comenzó la que fuera su 'consellera' Victoria Alsina, pero el PSC exige a Aragonès que ese eche el freno a las delegaciones.

También reclaman que se presupuesten medidas que vayan en la línea de fomentar la soberanía, todas ellas dentro de una resolución que fue aprobada en el Parlament. Pero la gran propuesta de ERC en este terreno es el Acuerdo de Claridad que promueve Aragonès. "Eso es independentismo mágico", responden en Junts, por aquello de buscar un referéndum acordado. Recuerdan, además, que esa apuesta ya topó con el rechazo de la mayoría de la institución en el debate de política general. Como el PSC, los posconvergentes presionan también para promover los grandes proyectos, algo que hace caminar en el alambre al Govern. No se opone públicamente a ellos porque implicaría poner en jaque al entente con los 'comuns', pero es que tampoco quiere enervar al territorio, en especial, a los militantes de ERC que los rechazan con un ojo puesto en las municipales. La amenaza entre el PSC y Junts es también compartida: si el Govern aprueba los presupuestos sin acuerdo previo, presentarán una enmienda a la totalidad.

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