Defensa

Primer desfile militar del 12-O en la era de la nueva amenaza nuclear

La ausencia de Lesmes y una descoordinación en la llegada de Pedro Sánchez marcan el festejo

EFE

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Bajo presidencia de los Reyes y la infanta Sofía y por primera vez sin la máxima representación del poder judicial, 4.000 militares de los tres ejércitos y de la Guardia Civil más una representación de otros organismos de la Seguridad del Estado han desfilado en la mañana de este miércoles por la Castellana madrileña con ocasión de la fiesta nacional española del 12 de octubre.

Ha estado ausente el dimitido Carlos Lesmes, según el Boletín Oficial del Estado de este día ya oficialmente expresidente del Consejo General del Poder Judicial.

Fuentes del Gobierno han tenido que salir al paso antes del arranque de los actos contra un rumor difundido al inicio de la jornada, y aclarar que los vocales del CGPJ y otros altos magistrados que no hayan asistido al desfile lo han hecho por su voluntad, y no porque no hubieran sido invitados.

La invitación, aseguran esas fuentes gubernamentales, estaba en sus despachos desde el pasado viernes. La cursó Defensa a jueces que, en definitiva, son compañeros de carrera de la ministra Margarita Robles.

Pitidos

La tradicional parada militar ha transcurrido flanqueada al inicio por los ya acostumbrados pitidos e insultos al presidente del Gobierno por parte del ala ultraderechista del público congregado en las aceras. 

Tan excitado venia este año ese sector que desde mucho antes de que llegara el líder del Ejecutivo se ponían a pitar a la primera berlina oscura que vieran en la calle, como si de ninguna manera quisieran que se les escapara indemne Pedro Sánchez. Este ha llegado unos segundos después de que arribara a la plaza de Lima de Madrid el Rolls de los reyes.

El retraso de Sánchez ha dado que hablar, pese a su brevedad, porque no estaba esperando junto a las máximas autoridades del festejo, aguantando de pie la lluvia de insultos. Fuentes de la Seguridad del Estado han explicado a este diario que es frecuente que se desacompase la llegada de ambos coches oficiales -primero ha de ser el del presidente, para que le dé tiempo a bajarse y esperar- en este tipo de actos, aunque no suela verse.

En esta y otras legislaturas, los escoltas de ambos convoyes se coordinan y el coche real, si es necesario, puede ralentizar un poco su marcha o acelerar el del presidente para sincronizarse en las llegadas. "Yo he salido cuando nos han dicho, a menos cuarto", ha explicado Sánchez en los corrillos de la posterior recepción real. "En lo último en que se va ocupando el pasajero del coche es en qué momento llega", explica una fuente de Moncloa.

En la tribuna ha estado el Gobierno esta vez con 17 ministros, y han faltado, como habitualmente, el president de la Generalitat, Pere Aragonès, y el lendakari Íñigo Urkullu

En la lista de ausencias, también la princesa de Asturias, Leonor, que está estudiando en Gales. 

Sin olvidar a Putin

Puede que no fuera solo una metáfora la presencia entre los vehículos que han desfilado de un camión de la Guardia Civil especializado en protección NRBQ (Nuclear, Radiológica, Biológica y Química). 

Ha sido este el primer desfile que organizan los ejércitos en la nueva era de amenaza nuclear. La jornada está enmarcada con el recuerdo de la guerra de Ucrania, y en ese marco la ministra de Defensa ha especulado este miércoles sobre un eventual empleo por parte de Rusia del arma nuclear en el conflicto. 

Entrevistada en Radio Nacional con ocasión de la fiesta del 12 de Octubre, Robles ha dicho que ese escenario “no lo podemos descartar”. La titular de Defensa ha explicado que no se dispone de datos de inteligencia militar “para pensar para ser lanzadas”, pero igualmente “los servicios de inteligencia saben que ese es un riesgo real ante la circunstancia de un Putin acorralado, como lo está ahora”. 

Margarita Robles considera que el líder ruso “está perdiendo la guerra y el apoyo de parte de la comunidad internacional” y “puede tener unas reacciones muy agresivas”.

Desfile

Los actos castrenses han seguido el ritual habitual, con momentos clave en la apertura a cargo del paracaidista que baja en un espectacular salto la bandera de España. Esta vez ha sido el soldado Oscar García, miembro de la Parrulla Acrobática Paracaidista del Ejército del Aire y del Espacio. 

El mismo ejército ha tenido protagonismo en el arranque de la parada con 84 aeronaves, 26 de ellas cazas. Entre ellas, los aviones de la Patrulla Águila, que han estrenado un nuevo combustible bajo en emisiones y que durante días estuvieron ensayando en San Javier (Murcia) el humo con el que dibujan la bandera en el aire, para evitar incidentes como el del año pasado, cuando una de las bandas de la enseña salió más morada que roja.

Esta vez ha habido una mayor presencia de unidades de la Policía Nacional, pese a su carácter civil, y una destacada invitación a la Policía Autonómica de Canarias y los bomberos del archipiélago, en recuerdo de su actuación ante el volcán palmero de Cumbre Vieja. 

El desfile ha tenido un público de excepción en un centenar de albañiles de las obras del estadio Santiago Bernabéu, que trabajan en este día de fiesta y que,con sus cascos blancos y sus chalecos amarillos, observaban desde las alturas del coliseo el pasar de los soldados, los blindados y los caballos. No ha sido de sus andamios de donde ha partido la tormenta de pitidos que, al término del desfile, ha despedido a Pedro Sánchez camino de la recepción en el Palacio Real.