Resaca del cónclave del partido independentista

Enojo en el entorno de Borràs por el escaso apoyo en el congreso de Junts

Jordi Turull y Laura Borràs

Jordi Turull y Laura Borràs / TWITTER JORDI TURULL

Fidel Masreal

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Ni presentando una sola candidatura se ha podido evitar la división. Junts es un partido en una disyuntiva: tan solo 48 horas después de celebrar un congreso para renovar la cúpula y transmitir unidad en torno al tándem entre Jordi Turull y Laura Borràs, el recelo sigue instalado entre ambos sectores. El motivo son las bajas cifras de apoyo recibido por los 'borrasistas' que llevan incluso al secretario de Organización propuesto, David Torrents, a estar fuera del equipo, según el reglamento. Todo parece indicar que se llegará a una solución inclusiva, pero el problema es más de fondo que de uno u otro cargo. El problema es de suspicacia y de estrategias divergentes.

En cuanto a lo más acuciante: Torrents, exmosso d'Esquadra y concejal en Badalona, fiel a Borràs y de verbo muy afilado, tenía que ser escogido secretario de organización, en la lista conjunta que se presentó ante los militantes. Tan solo tenía que lograr que la mitad de los que votaron lo hiciera marcando su nombre. Pero ni así. Lo mismo le ha pasado en las votaciones del congreso de Argelers a la diputada y también fiel a Borràs Ester Vallès. Por pocos votos, pero se quedan fuera. Del mismo modo que habría quedado fuera la vicepresidenta del partido, Aurora Madaula, si no es porque el 50% necesario para entrar en la dirección se ha tenido en cuenta en relación al conjunto obtenido por los cuatro vicepresidentes.

Madaula, que como Torrents no se muerde la lengua, ha afirmado en Twitter: "Hay quien ha cerrado la carpeta de la independencia y los que no lo hacemos, molestamos". También en esta red social, ha añadido, por si no quedaba claro: "Pese a que algunos han maniobrado para que yo no estuviera, estoy".

La solución llegará previsiblemente este martes, cuando se reúne la ejecutiva por primera vez. La resolución podría pasar por un pacto político entre Borràs y Turull para cubrir la vacante de estos dos cargos. Pero no será fácil porque determinados dirigentes son explícitos, en privado: el reglamento dice lo que dice. Y añaden que se debería volver a votar para llenar las dos vacantes.

Cruce de mensajes de fondo

La cuestión de fondo es la siguiente: Borràs no quiso escuchar a quien le propuso fomentar una discriminación positiva de votos hacia sus fieles en la dirección. Y en cambio ahora se denuncia, desde el entorno de Borràs, que los seguidores de Turull sí lanzaron mensajes para no votarla a ella.

Pero para ir todavía más al fondo del asunto. Los fieles a Borràs tienen auténtica alergia a todo lo relacionado con Convergència o la posconvergencia del PDECat, porque consideran que son estos cuadros, instalados ahora en Junts, los que, en la terminología de Madaula, quieren cerrar la carpeta de la independencia y gestionar la autonomía. Cabe mencionar en este sentido mensajes clave de los partidarios de la 'vía Borràs', durante el congreso Como el 'exconseller' Toni Comín, que exigió que el Govern -cuyos 'consellers' de Junts lo escuchaban en primera fila- se dedique de una "santa vez" a luchar por la independencia. Puigdemont dejó la presidencia del partido con un mensaje en contra de la normalidad autonómica y de ERC, a la que acusó de priorizar sus cargos antes que cualquier otra cosa. Y la propia Borràs pidió más ambición nacional al Govern.

Frente a estos planteamientos, Turull ha mantenido en todo momento un mensaje conciliador. Pero sus fieles no esconden que el partido necesita orden frente al 'hooliganismo' y defienden claramente una buena acción de gobierno. Es más: el propio Turull abrió la mano a los pactos con otras fuerzas siempre que no lesionen los intereses de los catalanes. Y los fieles al nuevo secretario general creen que las críticas 'borrasistas' responden: "Alguna gente siempre encuentra los culpables fuera".

Estas diferencias de fondo han sido las que han marcado unas largas y complejas negociaciones previas al congreso. Ambos sectores se acusan ahora de haber iniciado con mal pie la andadura. El partido tiene, además, deberes urgentes: hallar candidato al ayuntamiento de Barcelona y al de Girona, forjar unas candidaturas municipales que puedan competir con ERC, y consensuar una hoja de ruta política independentista.

Un exmosso de verbo afilado

David Torrents es exmosso d'Esquadra. Tiene el verbo afilado y sus tesis independentistas son muy cercanas a las de la CUP, actualmente. No en vano ha llegado a pedir en un acto público la dimisión de un 'conseller' de su propio partido, Miquel Buch, entonces titular de Interior, por la actuación de los Mossos ante los altercados posteriores a la sentencia del 'procés'.

Usa las redes sociales con asiduidad y no esconde las críticas directas al rival independentista, Esquerra Republicana, por no haber logrado ningún rédito, según él, de la política de diálogo con el Gobierno. Rechaza los acuerdos con los socialistas debido a su participación en la suspensión de la autonomía catalana, pero actualmente forma parte del equipo de gobierno municipal de Badalona que lidera el alcalde Rubén Guijarro, del PSC.

Y una de las pruebas de su contudencia verbal es que ha afirmado que la gestión política de los Mossos en la anterior legislatura era "nefasta". Con todo, su origen está en Convergència. Y fue candidato de una lista alternativa en el congreso del PDECat que escogió a David Bonvehí como secretario general. Ahí Torrents se presentó como una alternativa a los pactos hechos en despachos. Ahora, si es finalmente secretario de Organización, ocupará probablemente un despacho desde el que analizar pactos y rupturas políticas.

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