Polémica entre socios

Rufián matiza su "vehemencia" contra Junts pero mantiene la crítica a los contactos con el Kremlin

El portavoz republicano asegura que el independentismo tiene un compromiso con "la democracia y los derechos humanos"

Junts amaga con una amenaza de abandonar el Govern a la que los republicanos no dan ninguna credibilidad

Rufián pide "disculpas" por si la "contundencia" de sus manifestaciones sobre Junts y Putin han "molestado"

ACN

Xabi Barrena

Xabi Barrena

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La polémica que vino al Govern desde Rusia, y poco amor, se mantiene viva en lo que ya es el segundo día de hostilidades entre los socios del Executiu. Por un lado, Junts mantiene su exigencia a ERC de que tome medidas disciplinarias contra Gabriel Rufián por las declaraciones del lunes y, los republicanos, ejerciendo de Doctor No, hacen oídos sordos a la petición posconvergente. A todo esto, el propio Rufián reapareció en escena para matizar la "vehemencia" empleada en su intervención de 24 horas antes, en la que jugueteó con la figura de James Bond y criticó que Junts se reuniera con "sátrapas", pero mantuvo bien vivo el espíritu de su intervención. A saber, máximo rechazo de ERC a los contactos con el Kremlin, por creencia propia y por estrategia independentista ante la opinión pública democrática internacional.

"Me sabe mal", dijo a los medios públicos de la Generalitat, si "mis palabras contribuyeron a desenfocar lo que en verdad es importante“. Esa es toda la autoenmienda que Rufián se hace, por cuanto lo mollar, según el republicano y su partido, es dejar patente que el único referente posible son las democracias occidentales, porque el independentismo siempre ha tenido y tendrá un compromiso indiscutible con la democracia y los derechos humanos". Unos requisitos que, obviamente, descartan a la Rusia de Vladimir Putin.

Huelga decir que su partido no tiene ninguna intención de amonestarlo. Todos los portavoces del partido consultados señalaron, a título personal, que no veían razón para la tarjeta amarilla. La roja que pedía Junts el lunes queda, por supuesto, en otra galaxia. Al mismo tiempo, sin embargo, y quizá por ser innecesario, ninguna de esta fuentes quiso erigirse como fuente oficial del partido y descartar cualquier acción disciplinaria.

El semi-órdago

Y eso que, a primera hora, ante los micrófonos “ de Catalunya Ràdio, el flamante portavoz de Junts, Josep Rius, preguntado sobre si el Govern corría riesgo de fracturarse de manera irrecuperable, había señalado que, si ERC no “rectificaba” a Rufián, su fuerza “lo iba a analizar”. Una frase ambigua que puede entenderse como una especie de órdago. O así lo entendieron, jocosos, algunas voces de Esquerra que no dieron ninguna pátina de veracidad a la posibilidad de que Junts salga del gabinete de Pere Aragonès. Es más, en la noche del martes, dirigentes de peso de Junts sostenían que tampoco en esta ocasión llegará la sangre al río.

El contragolpe de Junts al parecer se limitará a cargar contra ERC y Rufián. La siempre vehemente jefa de filas de JxCat en Madrid, Míriam Nogueras, lanzaba en SER Catalunya -sí, hubo despliegue de declaraciones mediáticas de Junts- ataques al 'conseller' de Educació, Josep Gonzàlez-Cambray, que pasa por una semana delicada por la huelga de docentes. "necesitamos a una ‘conselleria’ valiente, las negociaciones [con los sindicatos] no van bien; el lugar de exigir al Gobierno, estamos insultando a compañeros de viaje y poner una autopista al Gobierno”.

Casi simultáneamente a las palabras de Rius, en RAC-1, el gran protagonista de la trama, la mano derecha de Carles Puigdemont Josep Lluís Alay, instó a ERC a desmarcarse de las críticas del portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, para no avalar el "relato de fantasía" del CNI. No mencionó ninguna medida de represalia si los republicanos hacían, como hasta el momento, caso omiso a las peticiones posconvergentes.

Alay confirmó todos los datos que publicó este diario sobre sus encuentros con allegados al Kremlin, aunque negó que el motivo y alcance de las citas fuera, como otras informaciones han señalado, la búsqueda de apoyos a la independencia catalana.

Según afirmó Alay, sus gestiones en Rusia respondían o bien a cuestiones académicas, o bien al interés de medios rusos en entrevistar a Puigdemont en vísperas de la sentencia del 'procés', pero "el relato que viene de las cloacas del Estado" es "una falsedad". En sus contactos, se limitaba a "explicar la situación política catalana", pero "en ningún caso" pidió apoyo a la independencia. Nogueras y Rius, por su parte, defendieron las gestiones pertinentes para la llamada "internacionalización del conflicto".