En el juicio de las primeras piezas

Villarejo culpa sin pruebas a Sanz Roldán de "calcular mal las cosas" con el atentado del 17-A

Asegura que colaboró con el CNI hasta su detención e intentó solucionar "el entuerto" del imán de Ripoll

Acusa al máximo responsable de los servicios de inteligencia de querer "dar un pequeño susto a Catalunya"

El comisario jubilado José Manuel Villarejo.

El comisario jubilado José Manuel Villarejo. / EFE

Ángeles Vázquez

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Sin darle importancia, como el que no quiere la cosa, el excomisario José Manuel Villarejo ha aprovechado el segundo día en el que declara ante el tribunal de la Audiencia Nacional que le juzga por tres de sus contratos para espiar a rivales y la competencia de sus clientes, para responsabilizar de los atentados de Barcelona y Cambrils de agosto de 2017 a la persona a la que siempre ha culpado de estar sentado en el banquillo y tener que enfrentarse a una petición fiscal de un centenar de años de prisión: el exdirector del CNI Félix Sanz Roldán.

Fue el órdago con el que Villarejo respondió a la pregunta del fiscal Anticorrupción Miguel Serrano de por qué el CNI podía querer "monitorizar su vida" y grabar sus encuentros, como declaró este lunes, cuando lo que hacía, según decía, eran "favores personales", como definió el que hizo al marido de la presentadora Ana Rosa Quintana, o intervenía en negocios o conflictos entre particulares, como los que enfrentaron a las hermanas García-Cereceda, herederas de la urbanización de lujo de La Finca, en Madrid.

Hasta su arresto

"A pesar de estar jubilado yo he seguido trabajando con el CNI hasta el día que me detuvieron. Estuve grabando con ellos para intentar arreglar el entuerto del atentado del imán de Ripoll que al final fue un error de Sanz Roldán por calcular mal las cosas para darle un pequeño susto a Catalunya", afirmó sin otra prueba que sus palabras. En el sumario de los atentados no se encontró ninguna de que Abdelbaki Es Satty tuviera más relación con los servicios de inteligencia que los contactos que ellos mismos admitieron haber tenido con él mientras estuvo preso por drogas en Castellón.

En el juicio, el excomisario no añadió nada más sobre los atentados de Barcelona y Cambrils. Dijo que seguía "manteniendo relaciones con algunas de las personas que le respetan en el CNI", al mismo tiempo que atribuía a esos mismos servicios secretos la fabricación de pruebas en su contra, entre las que catalogó todas las que le exhibía el fiscal, como aquellas en las que consta la petición del tráfico de llamadas mantenidas por los rivales de sus clientes que hizo a otro de los acusados, el exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) Enrique García Castaño.

Favor personal

Cuando se mostró más alterado fue al referirse a la declaración que prestó este lunes el marido de Ana Rosa Quintana, el empresario Juan Muñoz Tamara, que ha llegado a un acuerdo con la fiscalía por el que reconoce las acusaciones. Villarejo aseguró que nunca firmó un contrato con él, sino que le hizo un "favor personal", porque la presentadora le pidió que ayudara a "su maridito".

Si en la primera sesión dijo que fue el único acusado que había mentido, este martes sostuvo que Ana Rosa ya le "había pedido muchos favores", como por el "plagio de su libro" o el de su marido, porque había pagado con "facturas falsas" y, como era "más jovencito" que ellos, no haber tenido en cuenta que ella era famosa.

Justificó su enfado en que, según su punto de vista, Muñoz había implicado a su hijo, que también se sienta en el banquillo, lo que el excomisario calificó de "obsceno" y que le llevó a añadir que el empresario "necesitaba dinero negro para pagar corruptelas" y que fue él quien le entregó 20.000 euros en su despacho.

Vídeo a un exjuez

En su declaración, el empresario, para el que el fiscal pide 11 meses de cárcel, en vez de los ocho años que solicitaba inicialmente, admitió que Villarejo le proporcionó un vídeo del abogado de quien había sido su socio consumiendo droga, aunque no lo usó, porque ya había circulado por Marbella cuando era juez. Según Villarejo, los 20.000 euros fueron para agentes de los servicios secretos y él solo un intermediario.

Para intentar dar la vuelta al vídeo del exjuez y abogado Francisco Javier de Urquía, lo presentó como una forma de denunciar malos hábitos de jueces y fiscales. Puso cuidado en asegurar que el vídeo lo consiguió tras una búsqueda en internet y en que su hijo solo le ayudó a conectar un cable al ordenador, porque es "un patoso", no porque participara en la grabación como se deducía de las preguntas del fiscal. Cada vez que pudo sostuvo que la acusación contra su hijo y su esposa solo obedecían a un intento de hacerle callar sin éxito.

Insulto a la inteligencia

Villarejo había calificado de "insulto a la inteligencia" los informes que le exhibía la fiscalía en los que constaba peticiones de tráfico de llamados al comisario Enrique García Castaño, también acusado, porque nunca se deja constancia de las actividades de los servicios de inteligencia, dijo. Sí se permitió sostener que el CNI se interesó por las herederas de La Finca, porque fue el expresidente del Gobierno Felipe González quien a través de un intermediario le pidió que ayudara a la hija mayor del propietario fallecido frente a su cuñado.

La presidenta del tribunal, Ángela Murillo, permitió que el excomisario solo declare por las mañanas, después de que su abogado, Antonio García Cabrera, alegara que durante la primera sesión había tenido problemas de tensión y "un extremo cansancio" por la tarde en su domicilio.