Tramitación de las cuentas del 2022

Aragonès ata los Presupuestos con los 'comuns' ante la resignación de Junts

Los posconvergentes se revuelven contra el acuerdo sin poner en peligro su presencia en el Govern

El 'conseller' d'Economia, Jaume Giró, durante el debate sobre la tramitación de los presupuestos en el Parlament.

El 'conseller' d'Economia, Jaume Giró, durante el debate sobre la tramitación de los presupuestos en el Parlament. / MANU MITRU

Xabi Barrena
Júlia Regué
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El 'president' Pere Aragonès salvó este lunes ‘in extremis’ la prueba más dura en estos seis meses de presidencia de la Generalitat. Como él mismo se encargó de dejar claro, cerró personalmente un pacto con los ‘comuns’ que, tras el veto de la CUP, permitirá a Catalunya tener los primeros presupuestos, los de 2022, aprobados a tiempo desde 2010. Como se esperaba, sobre todo tras las palabras de Jordi Sànchez el domingo, Junts se revolvió contra el pacto del ‘president’ para superar el primer trámite presupuestario, pero el enojo posconvergente, de nuevo y van tres, no se tradujo en ninguna medida punitiva para el jefe del Govern: se limitó a exigir una reunión. La abstención de los 'comuns' (ocho escaños) hizo que los 'noes' de ERC y Junts (65) a las enmiendas a la totalidad superara en número los 'síes' de PSC, Vox, CUP, Cs y PP (62). La misma mayoría se dio en la ley de acompañamiento.

La alianza, mimética a la de 2020, permite a Aragonès otear con más tranquilidad el futuro. Entre otros motivos porque el veto anticapitalista puede comportar la desaparición de la cuestión de confianza que se acordó para 2023.

‘Puede suponer’ porque, en la misma intervención en la que se arrogó el mérito del pacto, tendió la mano a la CUP para preservar esa mayoría del 52%. Una mano que fue recogida, luego, en el Parlament, por Eulàlia Reguant. Pero el escenario varía. La entente, según insinuaron el republicano y la anticapitalista se ceñirá a las cuestiones del ‘procés’. En la gestión del ‘mientras tanto’ o del ‘día a día’, la CUP pasa a la oposición.

La carambola

¿Y Junts? Jordi Sànchez, dejó el listón muy alto, en cuanto a rechazo a la alianza con los ‘comuns’. El secretario general de la Conselleria de Economia sí asistió los dos primeros contactos con En Comú Podem (y el 'conseller' Jaume Giró llamó incluso a Jéssica Albiach para pactar y tomó café con Juan Carles Gallego el jueves). Pero, luego, los posconvergentes les plantaron, a ellos y a los representantes gubernamentales de ERC, en la tercera cita, la decisiva, del domingo, alegando que se negociaba un “intercambio de cromos” con los Presupuestos de la Generalitat y de la ciudad de Barcelona, como adelantó este diario. Así ha sido. 

Con el pacto en el bolsillo, pero sin darlo públicamente por hecho, Aragonès reunió a su Executiu a primera hora de la mañana. Y como ya ocurriera, en septiembre, con el veto del ‘president’ a la alineación de Junts en la cumbre de la mesa de diálogo y con su apuesta, el miércoles pasado, por los ‘comuns’ como plan b en detrimento del PSC, los posconvergentes no dieron batalla en el encuentro y se replegaron. Según fuentes republicanas, “asumieron” el acuerdo Aragonès-’comuns’. Según los posconvergentes, los ‘consellers’ del partido si expresaron su desaprobación porque echaba al traste la mayoría independentista.

La CUP exige un "horizonte" independentista para seguir negociando las cuentas y apoyar su aprobación definitiva

Sí exhibieron su reprobación al ‘president’ tras el cónclave. La diputada y concejal en Barcelona, Elsa Artadi, responsabilizó a Aragonès de la falta de acuerdo con la CUP y exigió una reunión “al más alto nivel” para revisar el pacto de gobierno. De momento, ERC no ha recibido ninguna petición formal. Por su parte, Giró se alineó con Aragonès, y dijo “celebrar mucho” el acuerdo porque Catalunya no puede “prorrogar las cuentas del 2020”, aunque lamentó después no contar con los cuperos.

Otro descontento por el pacto fue el alcaldable de ERC en Barcelona, Ernest Maragall, que tuvo que desandar los pasos dados el miércoles (votó en contra de la tramitación de los presupuestos de Ada Colau) y confirmó, visiblemente dolido y enfadado, que facilitaría las cuentas. Artadi intento anularlo ya como postulante a la alcaldía afirmando que "ha enterrado su credibilidad, ha renunciado a ser oposición y a ser un candidato creíble" y buscando, para su gozo, abanderar sola el anti-colauismo institucional.

Canadell tilda de "autonomista" a Aragonès y este abandona molesto el hemiciclo

Después de que Giró negara la vigencia de la 'sociovergència' (para el 'conseller', "saltó por los aires" con el 'procés'), el diputado de Junts Joan Canadell, por su parte, advirtió desde el atril de un presunto "giro autonomista" de ERC y el 'president'. Para él, "la vía amplia no es unidad de independentistas: es autonomismo y el preludio de un nuevo tripartito”. Aragonès, visiblemente molesto ante las palabras del posconvergente, abandonó el hemiciclo, junto a otros 'consellers' de republicanos.

Futuras batallas

El PSC se quedó con su mano, mil veces tendida, en el aire. Mantuvo, herido, la enmienda a la totalidad y también su incredulidad por la poca voluntad de Aragonès por lograr unos Presupuestos que podrían haber sido los más apoyados de la historia reciente catalana.

Junts se conjura ahora para librar batalla en las enmiendas parciales que se discutirán hasta la votación definitiva prevista para el 23 de diciembre. La posconvergencia no está dispuesta a que los morados alteren las cuentas de Giró, pese al pacto con ERC. Pero en la ecuación puede volver a entrar la CUP, que, una vez procesada la enmienda que el Govern superó con los ‘comuns’, no descarta seguir negociando para arañar más concesiones. De hecho, la última oferta de la Generalitat a los anticapitalistas queda calcada en el documento sellado con En Comú Podem. Habrá que revisar, antes, en qué lugar queda el pacto de investidura y si ERC sigue dándole validez.  

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