Puigdemont gana protagonismo después de su detención en Cerdeña

El sábado, a mitad de mañana, Carles Puigdemont inició su día público con un recorrido por Adifolk, el festival de cultura folclórica que se celebra en estos días en L’Alguer, la capital catalana de Cerdeña. Fue como si un imprevisto huracán hubiera azotado la normalmente sosegada localidad italiana. Abrigado por los aplausos de grupos de los centenares de catalanes que se encontraban en la ciudad, fotografiado por curiosos y turistas desorientados, Puigdemont lucía un rostro cansado pero sonriente que le acompañó en gran parte de los actos a los que participó durante el día. Un río de periodistas, la mayoría españoles pero también algunos de idioma inglés y varios italianos y franceses, completaban la instantánea.

No era la primera vez que el expresidente catalán visitaba Cerdeña, pero nunca antes había despertado el interés que ha tenido en este lugar desde que inesperadamente el jueves fue arrestado por la policía italiana, para ser posteriormente liberado —en tiempo récord— el viernes en la tarde por decisión de la Justicia local. “Son tres días que no hablamos de otra cosa”, resumió una periodista del canal público italiano RAI 3, poco después de entrevistar al 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, también desplazado hasta el lugar para “dar apoyo” a Puigdemont, como él mismo diría después.

A mediodía, el acto organizado por la alcaldía de L'Alguer se transformó en una ocasión más para Puigdemont como protagonista. Mario Conoci, el alcalde de la ciudad, una vieja colonia de los tiempos de la Corona de Aragón, lo acogió en la sala principal del ayuntamiento alguerés con todos los fastos. “Volveremos a L’Alguer como ciudadanos libres de una República”, dijo desde allí el líder catalán. Todo mientras a esa misma hora el secretario general de Junts, Jordi Sànchez, le defendía, embarcando en avión hacia Cerdeña, al argumentar que el Tribunal Supremo ha querido "detener a cualquier precio" al ‘president’, "engañando y vulnerando, incluso, las propias informaciones que el propio Estado había ofrecido al Tribunal de Justicia de la UE”, según dijo a este diario.

Varios paseantes desviaban sus recorridos para tratar de entender qué ocurría, ante la mirada, también intrigada, de los comerciantes del casco histórico

Otro de los platos fuertes del día, ya horas después, fue la llegada de Aragonès, el vicepresidente Jordi Puigneró y la presidenta del Parlament, Laura Borràs, a la sede de la delegación del Govern en L’Alguer, para reunirse con Puigdemont. El acto, que debía comenzar a las cuatro y media de la tarde, finalmente terminó por retrasarse. Pero, igualmente, una vez más, al paso de la delegación catalana, se dispararon los clics de las máquinas fotográficas, y varios paseantes desviaron sus recorridos para tratar de entender qué ocurría, ante la mirada, también intrigada, de los comerciantes del casco histórico de la ciudad.

"De manera presencial"

Sestina, una vendedora de souvenirs de 48 años, también se alegraba a su manera por la situación. “Lo positivo es que ahora en toda Europa se habla de L’Alguer”, explicaba. “Me parece bien que lo hayan liberado. ¿Por qué lo han detenido justo aquí, en esta ciudad?”, añadía María, de 69 años y es propietaria de una histórica tienda de joyas. Más escéptica, y algo maligna, era la interpretación de lo acontecido de un trabajador de servicios sociales: “¿No le parece que todo lo que ha pasado es una oportunidad para este señor, al que ya nadie prestaba atención?”, preguntó.

Puigdemont dice que el Ejecutivo tiene "interés" en su arresto para seguir excluyendo a JxCat del foro entre gobiernos y poder hablar "solo" con quien le apoya, ERC

Llegados finalmente Aragonès, Puigneró, Borràs y Puigdemont para su reunión, hechas las fotos de rigor, y tras aproximadamente una hora de conversaciones a puerta cerrada, fue el turno del presidente Aragonès de aparecer ante la prensa. “La libertad no es completa”, dijo, al pedir —en un mensaje equilibrista— la retirada de las euroórdenes contra Puigdemont y el resto de las personas que se encuentran fuera de Catalunya tras el agitado otoño de 2017. Aragonès denunció que "la represión contra el movimiento independentista continúa" e insistió en sus dos demandas claves: amnistía y el "ejercicio del derecho a la autodeterminación mediante un referéndum de independencia".

Poco antes otra noticia la había dado el abogado de Puigdemont, el chileno Gonzalo Boye. “Puigdemont asistirá a la audiencia del 4 de octubre [fijada por la jueza italiana encargada del caso] de manera presencial”, aseguró allí Boye, al acusar también a las autoridades españolas de mentir a la justicia europea sobre la euroorden que el jueves llevó al arresto de su asistido.

Este último volvió a aparecer pasadas las siete de la tarde en el antiguo mercado hortofrutícola de L’Alguer, un bello edificio hoy remodelado, para una rueda de prensa sin Aragonès, Puigneró y Borràs. Fue el momento en el que la pregunta más repetida durante volvió a presentarse. ¿Afectará este arresto a la mesa de diálogo con el Gobierno de Pedro Sánchez? “Sánchez solo dialoga con quienes le dan apoyo parlamentario”, aseguró. El Ejecutivo, dijo, tiene "interés" en su arresto para seguir excluyendo a JxCat del foro entre gobiernos y poder hablar "solo" con quien le da respaldo. Esto es, ERC. Después calificó la detención sufrida como “una ayuda inestimable del Estado español” por la visibilidad recibida. “¿La internacionalización? El nombre L'Alguer ha estado en todo el mundo”, añadió.

El alcalde de la localidad, también presente en la comparecencia, aun matizando, no se echó atrás. “Estamos del lado de Puigdemont. Este es un problema político que debe resolverse políticamente”, afirmó, hablando en catalán. “Yo seguiré viajando por Europa y explicando“, dijo entonces Puigdemont, en inglés y sonriendo. Así será. El lunes, confirmó él mismo, ya no estará en Cerdeña, sino en Bruselas.