Nueva etapa en Catalunya

El Gobierno enfría la mesa de diálogo y reclama un gesto al Govern

El Ejecutivo considera que ya ha dado un paso que ahora debe ser correspondido. "¿Qué planes tiene ERC, tiene el Govern?", pregunta Sánchez a Rufián

El presidente recibirá a Aragonès en la Moncloa el 29 de junio a las 17 horas. El foro entre gobiernos podría llevarse a septiembre

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, charlan en el acto de entrega de la medalla conmemorativa de Foment del Treball, el pasado 7 de junio de 2021 en Barcelona.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, charlan en el acto de entrega de la medalla conmemorativa de Foment del Treball, el pasado 7 de junio de 2021 en Barcelona. / EUROPA PRESS / DAVID ZORRAKINO

Juanma Romero

Juanma Romero

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Lo dice un miembro de primer nivel del Gobierno: "Paso a paso. Primero, que hablen ellos", los independentistas. El Ejecutivo no tiene prisa para convocar la mesa de diálogo con la Generalitat. La reunión llegará, pero, a día de hoy, no se vislumbra en el Gabinete que pueda celebrarse en julio, antes del verano. Parece más probable para el arranque del curso político, hacia septiembre, aunque todo dependerá, indican en el entorno del presidente, Pedro Sánchez, de la respuesta que el separatismo dé a los indultos y de los avances que se produzcan en la entrevista que mantendrá en la Moncloa la próxima semana, el martes 29 de junio, con Pere Aragonès.

Después de que el Consejo de Ministros aprobara la medida de gracia, el líder socialista ya lanzó el aviso al separatismo, sin citarlo, de que ahora tenía que demostrar también "grandeza" y altura de miras. Unos minutos más tarde, en su equipo afilaban el mensaje: a quien le "toca" mover ficha es al soberanismo. Y este miércoles, en la sesión de control, Sánchez fue explícito en su respuesta al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que le preguntó por los "planes" del Ejecutivo tras los indultos: "Pero ¿qué planes tiene ERC, qué planes tiene el Govern tras la medida de gracia que ha tomado el Gobierno?".

Es decir, que él ya ha puesto de su parte con un decisión "valiente, reparadora, en favor de la concordia y la convivencia" -como se la definió a Pablo Casado-, de altísimo riesgo, que abre un camino lleno de "dificultades", aunque cree que vale "la pena" recorrerlo. Pero quien ha de poner de su parte ahora es el Govern. El presidente insistió en que no exigirá al independentismo que cambie de ideales, pero sí que defienda "el pacto constitucional, la legalidad democrática y el Estatut". Y de nuevo recordó -como por cierto hizo más tarde, y con vehemencia, el ministro de Política Territorial, Miquel Iceta- que no cabe la autodeterminación que propugna Aragonès, no solo por ser contraria a la Carta Magna, sino porque fracturaría a la sociedad catalana, cuando es momento de "unirla".

Después, la Moncloa confirmó la fecha de la entrevista de los dos presidentes. El 29 de junio, a las 17 horas. Dentro del plazo que ambos se marcaron. Y el 9 de julio, por cierto, Sánchez recibirá a la jefa del Ejecutivo madrileño, Isabel Díaz Ayuso, recién investida, una ronda que este mes arrancó, hace una semana, el andaluz Juanma Moreno. El siguiente paso, en el itinerario marcado por el Gobierno, sería la reunión de la mesa de diálogo.

“Dar contenido”

"Paso a paso. Primero, que hablen ellos", los independentistas, avisa una fuente de primer nivel del Ejecutivo

"Pero prisa ninguna", confirman a EL PERIÓDICO en el equipo del líder socialista. En el Gobierno entienden que primero ERC y JxCat deben converger, ponerse de acuerdo en cuál será su planteamiento, y no será fácil. Solo había que ver el distinto tono que emplearon en la sesión de control Gabriel Rufián y la portavoz posconvergente, Míriam Nogueras, mucho más dura. Y advierten a Aragonès que habrá de plantear propuestas "viables", realistas, porque si su menú se ciñe a la autodeterminación y la amnistía, "no se podrá avanzar".

Por lo tanto, el Ejecutivo pretende que baje la ola de los indultos, el Govern digiera el nuevo marco y se arranque el diálogo con la voluntad de acercar posturas siempre dentro de la ley y la Constitución. "Es una llamada al sosiego, a la tranquilidad, a no precipitarse, a tener mucha paciencia con los plazos y el calendario", recetan en la Moncloa. Los socialistas son conscientes de que, dado el potencial desgaste electoral de la medida de gracia y el combate durísimo de la oposición, no pueden dar un segundo paso sin un gesto del soberanismo. Gesto que, avisan, no se ha producido.

La intención del Ejecutivo, por tanto, es llevar la mesa a después del verano, para cuando espera que el clima haya cambiado tras el impacto emocional en buena parte del electorado -también socialista- de los indultos. No se trata de "dar largas", reiteran en la Moncloa, sino de procurar que la reunión del órgano, la segunda desde su nacimiento, en febrero de 2020, tenga "contenido" y sirva para encarrilar la comunicación de los dos gobiernos.

Leyes sociales, mascarillas… y ¿crisis de gobierno?

Los socialistas llaman al "sosiego", a "no precipitarse", esperan que baje la inflamación por los indultos y piden propuestas "viables"

En ERC dicen estar dispuestos a "hablar de todo", pero que para ello el Ejecutivo ha de exponer su oferta. Sánchez ya ha repetido que su propuesta es pública, la 'Agenda para el reencuentro' que ofreció a Quim Torra en el Palau de la Generalitat a comienzos del año pasado. La Moncloa busca una propuesta "transversal", que concite un amplio acuerdo, tanto como el que cosechó la reforma del Estatut de 2006 (73,90%). Fuentes gubernamentales admiten que la vía de salida no está definida, que tendrá que trabajarse, que hay "metros" por recorrer si hay voluntad de acercamiento, pero que los límites "son claros: la Constitución y la ley".

No obstante, en el entorno del jefe del Ejecutivo advierten de que, a fin de cuentas, todo queda supeditado a la marcha del despacho de Sánchez y Aragonès del próximo martes. Porque cabría la opción de que ambos pusieran fecha a la mesa de diálogo. No es la intención de los socialistas, pero tampoco es una posición inamovible.

Todo queda supeditado, no obstante, a la marcha del despacho Sánchez-Aragonès

Sánchez, desde luego, ya ha lanzado señales de que no quiere correr. "Paso a paso", ha contestado estas semanas cuando se le preguntaba por el cuándo, por la siguiente cita del foro entre gobiernos. No solo habría que cerrar la fecha, también las delegaciones -ERC querría sentar a Oriol Junqueras, ahora indultado, pero tampoco ejerce mucha presión en este punto-, el orden del día, las materias de debate. Y el presidente, dicen en la Moncloa, tiene por delante un julio apretado en agenda. Con posible crisis de gobierno a la vista.

Además, el Ejecutivo quiere centrarse ahora en las políticas sociales y la venta del final de la pandemia. Ese es el sentido de los dos reales decretos leyes que aprueba este jueves el Consejo de Ministros en sesión extraordinaria: el fin de las mascarillas en exteriores (con limitaciones) y la bajada de los impuestos de la factura de la luz. La próxima semana el Gobierno verá en primera lectura la ley LGTBI, antes del Orgullo, y está ya a punto de ser visada y enviada al Congreso la ley de memoria democrática. Todas normas importantes y de fuerte contenido simbólico y político.

La reforma del Código Penal para rebajar la sedición está, por ahora, congelada, a la espera de que se halle un mejor momento

¿Y la reforma de la sedición? De momento, está congelada. El Gobierno mantiene que es un compromiso de legislatura, que se hará, pero de momento el proyecto de ley está varado y distintas fuentes insisten en que ahora no es el momento, que todavía la cuestión no está madura. Como ya advirtió Iceta, el Ejecutivo se puede encontrar con que lo lleve al Congreso y no se lo apoye ni la derecha, obviamente, ni tampoco las formaciones independentistas. ERC, por ejemplo, está dispuesta a discutir sobre varias modificaciones del Código Penal, e incluso cree que las formaciones progresistas debieran "liderar" el debate, pero es reticente a que se aborde únicamente la sedición, de manera aislada. En cualquier caso, la Moncloa no desea que toda la actualidad esté dominada constantemente por Catalunya. También necesita contrapesar con su agenda social, y es aquello en lo que quiere poner el acento ahora.

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