Nueva legislatura

Contracrónica del Parlament: ¿Aquí huele a nuevo?

ERC se empeña en dar visibilidad al cambio de etapa en la política catalana mientras perviven inercias del pasado

Pere Aragonès, en el Parlament

Pere Aragonès, en el Parlament / ACN / BERNAT VILARÓ

Daniel G. Sastre

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Esquerra quería que entrar este miércoles en el Parlament fuera como meterse por la puerta de un coche recién comprado. Y es cierto que en el primer pleno de la 'era Aragonès' hubo algunas cosas que olían a nuevo, empezando por la mayoría de 'consellers' y siguiendo por las mamparas anticovid que los separaban en sus escaños. Pero es pronto para saber si de verdad el regreso de ERC a la presidencia de Catalunya tantas décadas después es la "sacudida al país" que busca el nuevo 'president' o un nuevo capítulo del 'procés' en el que, simplemente, JxCat ha cedido con pocas consecuencias la silla más importante a quien hasta ahora era su subalterno.

La obsesión por transmitir que se abre un tiempo diferente al inane mandato de Quim Torra se notó en todos los miembros de ERC en el Govern. Roger Torrent, flamante 'conseller' de Empresa i Treball, se refirió a la "encrucijada" a la que se enfrenta la Catalunya postcovid y a la "nueva perspectiva" que le da su actual ubicación en la Cámara. Ha pasado del sillón más elevado del hemiciclo, el del presidente del Parlament, al banco del Govern, el que está a una menor altura. Desde allí podrá escuchar si los diputados de JxCat siguen despotricando contra él por "no investir a Carles Puigdemont" en su momento o si de verdad todo es nuevo y de repente reina la concordia entre los socios.

Garriga, en el bar

También es nuevo, o al menos muy poco habitual, que un diputado no comience su intervención cuando lo llama la presidenta de la Cámara porque no está en su escaño. Pero es lo que le sucedió a Ignacio Garriga, jefe parlamentario de Vox. Tras unos instantes de desconcierto, el líder del partido ultra alegó que se le había roto la mascarilla. Lo que no dijo fue que se le había roto en el patio del bar del Parlament: no había calculado bien el tiempo que tenía para tomarse un respiro.

Pero lo que ha cambiado, sobre todo, es que ahora hay un 'president' que no desprecia el diálogo con el Gobierno. Y que, con todas prevenciones -porque tanto ERC como JxCat mantienen que su objetivo es la amnistía, una figura de difícil encaje en el marco legal español- no se opone a los indultos a los independentistas presos. Lo dejó claro, por omisión, en la respuesta que le dio a Carlos Carrizosa (Cs), que se quejaba de la "mesa del chantaje" entre gobiernos y del "perdón de Pedro Sánchez a los autores del golpe de 2017".

Para Aragonès, pensar que "no hay solución posible" al conflicto y que "la solución es la venganza" es "terraplanismo democrático", y está representado por "las tres carabelas de Vox, PP y Ciudadanos", que dentro de poco se verán de nuevo las caras contra el Gobierno en la plaza de Colón de Madrid. Luego le dijo a Carrizosa que se había quedado "atrapado en la legislatura pasada" y que estaba "todo el día con el mantra del 'procés'". "Hay que actualizarse, hemos ido avanzando", le sugirió el 'president'.

Riera, Garriga y el azufre

Sin embargo, también hubo argumentos para defender que el Parlament no olía a nuevo, sino a otra cosa. "Aquí huele a azufre", dijo por ejemplo Carles Riera (CUP), parafraseando a Hugo Chávez, cuando subió al estrado justo después de Ignacio Garriga. Varias cosas recordaron a la etapa de Torra. Como el hecho de que los nombres del 'sottogoverno' se repitan en gran parte en la nueva legislatura, o que ya se haya producido la primera fricción entre los socios.

El enfrentamiento, no muy escandaloso de momento, llegó a cuenta de la ampliación del aeropuerto de El Prat. El 'vicepresident', Jordi Puigneró -el hombre del puigdemontismo en el nuevo Govern- está a favor; Aragonès no lo tiene tan claro. La CUP está en contra, y demostró que está dispuesta a hacer valer el pacto que firmó con ERC. "Tenemos una cuerda, que se puede soltar o se puede tensar", avisaron los anticapitalistas al 'president'. Y esa cuerda tampoco es nueva: es la que la CUP ha manejado en muchos de los momentos más importantes del 'procés'.

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