Consecuencia del 4-M

Podemos busca fórmulas urgentes para afrontar la sustitución de Iglesias

El partido duda sobre su apuesta para la sucesión y estudia posibilidades, pero Ione Belarra gana enteros

La vicepresidenta de Trabajo concita acuerdo entre las confluencias para ser la futura candidata a la Moncloa

MADRID  04 05 2021 - El lider de Unidas Podemos  Pablo Iglesias  comparece ante los medios hoy martes en la sede del partido  en Madrid  tras conocer los resultados de las elecciones a la Comunidad de Madrid  EFE Kiko Huesca

MADRID 04 05 2021 - El lider de Unidas Podemos Pablo Iglesias comparece ante los medios hoy martes en la sede del partido en Madrid tras conocer los resultados de las elecciones a la Comunidad de Madrid EFE Kiko Huesca / Kiko Huesca

Miguel Ángel Rodríguez

Miguel Ángel Rodríguez

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En un partido que se construyó bajo la sombra de un hiperliderazgo, encontrar un recambio que dé la talla no resulta sencillo. En este brete está Podemos que, el pasado martes, vio cómo su fundador y secretario general, Pablo Iglesias, ponía punto final a su etapa política de un plumazo. Apenas diez minutos de discurso le sirvieron para anunciar su marcha y despedirse después de 7 años en las instituciones. Ahora, la cúpula morada va a necesitar un poco más de tiempo para reorganizar los liderazgos, poner en marcha la sucesión en la secretaría general y decidir si apuestan por una bicefalia -Yolanda Díaz a los mandos de la confluencia de Unidas Podemos y otro perfil (a ser posible otra mujer) al frente del partido- o manejan otras fórmulas. No hay nada cerrado oficialmente, pero en la noche del miércoles cotizaba al alza la posibilidad de que la ministra Ione Belarra suceda a Iglesias en el partido, como adelantó infoLibre.

Con el escrutinio bastante avanzado, Iglesias reunió el pasado martes a la ejecutiva de su partido. Ya había tomado la decisión de abandonar la política, tanto de partido como institucional. Algo que no pilló de todo por sorpresa dentro del partido. "No contribuyo a sumar", explicó minutos después a la prensa en su último discurso como secretario general del partido. Desde que el ya exlíder se bajó del atril, Podemos se sumió en el silencio.

Apenas 12 horas después, a medio día de este miércoles, la dirección morada se volvió a reunir. Asimilada la marcha de Iglesias tocaba reevaluar la situación y empezar a trazar un plan de cara a los próximos meses. Aún no hay un rumbo fijo y lo único que parecen tener claro es que tendrán que convocar la cuarta Asamblea Ciudadana Estatal para renovar la secretaría general. Hasta que llegue ese momento, todo apunta a que será una gestora formada por la cúpula del partido quien tome las decisiones.

Montero, Belarra y Vera suenan para relevar al líder morado al frente del partido

Resolver el relevo

La principal incógnita es quién liderará Podemos. El propio Iglesias, al abandonar la vicepresidencia a mediados de marzo, ya señaló a Díaz como su sucesora al frente del sector morado en el Gobierno y como la futura candidata de Unidas Podemos. Sin embargo, nada dijo de la secretaría general del partido morado, la cual pensaba ocupar unos años más. El cambio de planes abre el proceso de búsqueda de una nueva secretaria general. En femenino. O, al menos, así lo quiere Iglesias.

En la ejecutiva de la formación parece que no tiene claro todavía si el relevo del exvicepresidente, que deberá aprobar la militancia, pasa por Irene Montero, Ione Belarra o Noelia Vera -las dos primeras son ministras y la segunda una dirigente de alto nivel de la formación- dando lugar a una bicefalia o ceder todo el poder a Díaz. El problema está en que la vicepresidenta tercera no es militante de Podemos y, por tanto, no podría presentarse. Aun así, los morados siempre tienen la llave de la consulta a la militancia para esquivar estos obstáculos.

En los 'comuns' existen pocas dudas acerca de que Díaz debe ser ahora quien lleve la batuta, informa Daniel G. Sastre. Más que como secretaria general de Podemos, ven a la ministra como líder del espacio que aglutina a ese partido y a las diferentes confluencias. Un sentimiento que comparten en el resto de la espacio morado.