La endiablada investidura

La negociación ERC-Junts se envenena

Los republicanos tratan de activar al sector de Junts más proclive al pacto con Aragonès

Los posconvergentes acusan a Esquerra de "doble juego" y restan importancia a la reunión de este martes en Lledoners

Sergi Sabrià

Sergi Sabrià

Xabi Barrena

Xabi Barrena

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la teoría sobre las negociaciones políticas, la entrada en juego de los líderes indica que el acuerdo está cercano. Su intervención sirve para resolver los asuntos pendientes y dar el visto bueno personal. Pero en el caso del diálogo entre ERC y Junts para formar Govern, la reunión de este martes en la cárcel de Lledoners entre el republicano Pere Aragonès y el secretario general de Junts, Jordi Sànchez, llega precedida de un nuevo cruce envenenado de reproches entre ambas fuerzas. Esquerra trata de desperezar a los más pactistas en Junts mientras los de Puigdemont se niegan a someterse a un calendario y emplazan a ERC a concretar sus amenazas de plantearse gobernar en solitario si el 1 de mayo no hay acuerdo.

El ultimátum de Aragonès del domingo, matizado por Sergi Sabrià el lunes, de fijar el 1 de mayo como límite para un pacto fue proyectado por ERC con la intención de alborotar el avispero posconvergente para hacer aflorar al sector que es favorable al pacto con los republicanos. Estos señalan que el creciente mando de Jordi Sànchez en JxCat ha extendido una especie de “reino del terror” en el que pocos osan levantar la voz y, menos, para contradecir al líder. Esquerra interpreta que Sànchez trata por todos los medios de evitar que se reproduzca un nuevo ‘caso Cuevillas’, es decir, que una cara popular del partido abogue en público por postulados que chocan con el dogma puigdemontista de la confrontación con el Estado y se acerquen a los que ERC defiende desde el 30 de enero de 2018.

Para ello, Aragonès se valió de lo que avanzó EL PERIÓDICO y verbalizó Jordi Sànchez al día siguiente: la opción de que Junts invistiera al republicano, aun cuando no hubiera acuerdo y Junts no entrara en el Govern. La voluntad de Esquerra, con todo, sigue siendo la de primar el pacto con JxCat, porque entienden que la legislatura sería ingobernable con el socio de enemigo a campo abierto. Eso sí, si Junts optara por endurecer el pulso, ERC no tendría problemas en gobernar en solitario o con la CUP. “Que nos desafíen”, sentencia una voz republicana de peso.

La réplica de Junts

Mientras, en Junts sostienen que no aceptarán presiones. Bajo el férreo liderazgo de Sànchez desde la cárcel, el partido de Puigdemont mantiene su estrategia sin aparentes fisuras internas. No tienen prisa y tampoco dudan en repeler las presiones de ERC con firmeza. La portavoz, Elsa Artadi, denunciaba este lunes el "doble discurso" de los republicanos: "Nos resulta incomprensible. En la entrevista [a Pere Aragonès en el diario 'Ara'] se habla de ultimátums, que si el 1 de mayo, pero en privado no se nos ha trasladado nada de todo esto, ni ha salido el tema. Es incomprensible que mientras se hacen grupos de trabajo se pongan ultimátums".

Sin Junqueras

"No me gusta trabajar bajo presión", añade una persona implicada en las negociaciones desde las filas de Junts, que resta trascendencia a la cita de este martes en Lledoners, que ERC también juzga ordinaria y por ello no contará con la participación de Oriol Junqueras. Se trata de abrir la carpeta del organigrama del Govern cuando las otras -el plan de gestión gubernamental, en especial- no están todavía del todo cerradas. Junts sigue reclamando discreción y en privado lanza todos los reproches a ERC por la falta de concreción de las propuestas que están intercambiándose desde hace ya semanas. Mientras, la cuenta atrás sigue activada.