ACTO EN PERPINYÀ
Clara Ponsatí: del "farol" a la "engañifa"
La 'exconsellera' encarna la línea dura de la estrategia de choque de Puigdemont
Desde que se integró en la primera línea del 'procés', poco antes del referéndum del 1-O, Clara Ponsatí (Barcelona, 1957) se ha distinguido como un verso suelto del independentismo. Sea por su perfil más académico que político o sea porque ya residía en el extranjero antes de las querellas por rebelión y sedición, siempre ha dicho cosas que otros dirigentes callaban. Pasó cuando, en junio del 2018, admitió que los independentistas iban "de farol" en la "partida de póquer" con el Estado. Y sucedió de nuevo el sábado, en el multitudinario acto soberanista que pretendía ser transversal pero que ella misma se encargó de convertir en el primer acto de precampaña de Junts per Catalunya.
"Me tendréis que perdonar porque yo esto no lo había hecho nunca", dijo al empezar su alocución. Se refería a que normalmente habla, como profesora especialista en la Teoría de Juegos y Economía Pública, "ante 25 o 30 personas", y no frente a las más de 100.000 que se citaron en Perpinyà para contemplar de cerca a Carles Puigdemont. Pero, una vez tuvo el micro delante, pronunció las frases más significativas del acto.
Mención a Pedro Sánchez
En un discurso de apenas ocho minutos, Ponsatí hizo tres referencias críticas a la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat que constituyeron un ataque frontal a la estrategia de ERC e hicieron evidente el resquemor con el que gran parte de JxCat ha acogido la iniciativa. "Es una engañifa contraponer el diálogo a la independencia. De nada sirve aplazar la independencia o buscar nuestro lugar dentro del Estado español. Nunca tendremos lugar en el Estado español", dijo primero. "No nos harán libres las promesas vacías de diálogo de los mismos que nunca cumplen ninguna promesa", insistió después. La última alusión fue la más contundente: "No nos dejemos engañar por fotografías de mesas y diálogos de engañifa que solo buscan hacer ganar tiempo a Pedro Sánchez".
Las palabras de Ponsatí fueron el principal indicador de que los temores que tenían tanto la CUP –que no envió a nadie al acto y criticó su "partidismo"– como ERC –que apenas se implicó– no eran infundados. Las críticas a una mesa de diálogo en la que también participa Quim Torra dejan claro que JxCat no renuncia a los votantes que se dejan seducir por el enfrentamiento constante con el Estado, aunque no se les plantee ninguna hoja de ruta en concreto.
En el reparto de papeles, Ponsatí representó en Perpinyà la línea dura, frente a un Puigdemont menos explícito. En el pasado, antes de obtener su escaño como número tres de JxCat en las últimas europeas –aunque tuvo que esperar a principios de febrero, cuando el brexit amplió el cupo de eurodiputados españoles–, ya había dado muestras de su irredentismo en las municipales. Aceptó cerrar la lista de Barcelona és Capital, el proyecto de Jordi Graupera que no logró representación en el Ayuntamiento.
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