Sánchez asume el resultado electoral y acepta a Iglesias en el Gobierno

Sánchez e Iglesias firman un preacuerdo para un Gobierno de coalición en España

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Iolanda Mármol / Juan Ruiz Sierra / Miguel Ángel Rodríguez

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El sorprendente abrazo en el que se fundieron Pedro Sánchez Pablo Iglesias este martes simbolizará para siempre el primer Gobierno de coalición en España, una alianza que si finalmente es respaldada por el Congreso pondrá fin a más de seis meses de bloqueo en el que la desconfianza mutua fue irreversible y forzó la repetición electoral. Tras el 10-N, no quedan señales de vetos, reproches ni rencillas. El PSOE y Unidas Podemos quieren compartir el nuevo Ejecutivo, que tendría al líder de los morados como vicepresidente. El resto de la estructura aún se desconoce, pero ambos dirigentes expresaron su voluntad de construir una entente progresista que dure cuatro años, articulada en un programa con acuerdos en diez grandes materias. Para conseguirlo, necesitan el apoyo de los partidos minoritarios, cuyo apoyo buscarán de inmediato para que el pleno de investidura pueda celebrarse antes de Navidad. Y además, todo indica que la abstención de ERC será indispensable.  [Sigue las últimas noticias tras el preacuerdo entre Sánchez e Iglesias en directo.]

Es un pacto exprés. Si después de las generales de abril Sánchez se tomó casi dos meses para sentarse a negociar, esta vez lo ha resuelto en poco más de veinticuatro horas. El secretario general del PSOE y el de Podemos se vieron el lunes y avanzaron el acuerdo. El martes, las portavoces de ambas formaciones, Adriana Lastra e Irene Montero, peinaron la alianza.

Los socialistas descartaron la vía de buscar la abstención del PP al interiorizar que Pablo Casado iba a exigir a cambio la cabeza de Sánchez. El PSOE entendió que si los conservadores empezaban a señalar al presidente en funciones como el elemento bloqueador solo podrían perder. Optaron entonces por la opción que destacados dirigentes del partido nunca habían perdido de vista, la coalición con Unidas Podemos, que incluso durante la campaña electoral, hace solo unos días, Sánchez consideraba "inviable".

Ahora tiene visos de salir adelante en cuestión de semanas. Aunque todavía no se han dado a conocer los detalles sobre el reparto ministerial, los morados vienen reclamando que se realice en proporción a los escaños, con lo que se arrogarían una cuarta parte de las carteras (con Montero y Yolanda Díaz como posibles ministras) y quizá también la presidencia del Congreso. 

¿Qué hace posible ahora un acuerdo exprés? Sánchez e Iglesias prefirieron evitarse estas cuestiones y comparecieron en el Congreso para presentar la alianza sin admitir preguntas ni permitir siquiera la presencia de redactores. Ninguno ha consultado tampoco a sus bases, como marcan sus respectivos estatutos, aunque Podemos lo hizo en abril, cuando presionaba para la coalición que ahora ha conseguido.

"Este proyecto político es tan ilusionante y esperanzador que supera cualquier desencuentro", justificó Sánchez, que hace menos de dos meses confesó que "no dormiría tranquilo" con los morados en el Ejecutivo. "Es el momento de dejar atrás cualquier reproche. Es un verdadero honor poder trabajar desde el Gobierno de nuestro país. Sánchez sabe que podrá contar con toda nuestra lealtad y que nos vamos a dejar lo mejor de nosotros mismos", aplaudió Iglesias.

La aritmética parlamentaria

Firmado el documento, ambos líderes van a tratar de conseguir los apoyos que necesitan para tener más 'síes' que 'noes' en segunda votación. El rompecabezas es difícil de resolver. Cuentan con el rechazo del PP (88), Vox (52), JxCat (8), Navarra Suma (2), la CUP (2) y, posiblemente, el de Ciudadanos (10). Como PSOE y Unidas Podemos solo llegan a 155, deben persuadir a los pequeños. A favor ya se han mostrado Más País (3), el PNV (7), CC (2), PRC (1), ¡Teruel Existe! (1)y BNG (1). De nuevo, sin el apoyo de las derechas, la investidura reposa en ERC y Bildu. Los republicanos, que en julio se abstuvieron, aseguran estar ahora en el 'no'. Para mover a sus 13 diputados hasta la abstención reclaman "reconocer que en Catalunya hay un conflicto político que requiere una solución democrática y política", dijo su portavoz, Marta Vilalta.

Esta tesis figura en la declaración de Pedralbes, que surgió del encuentro entre Sánchez y Quim Torra en diciembre en Barcelona, pero no en el documento suscrito este martes, que planea sobre la cuestión territorial y solo establece que se fomentará el diálogo "siempre dentro de la Constitución". El resto de materias del texto (empleo, economía, lucha contra la corrupción, cambio climático e igualdad, entre otras) son abordadas de forma igual de genérica.