Rumbo a elecciones

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Iolanda Mármol

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Ridley Scott narra en su ópera prima, ‘Los duelistas’, la obsesión compulsiva de dos húsares del ejército de Napoleón que se baten en duelo a lo largo de quince años en una especie de bucle excéntrico en el que el honor o la humillación son solo argumentos para alimentar un combate en el que finalmente hay una victoria pero, ‘spoiler’, nadie muere.

La pugna entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que comenzó en el 2014 cuando ambos emergieron en paralelo como líderes del PSOE y de Podemos, se ha transformado ya una rivalidad enquistada en la que la mezcla del factor humano, la estrategia política y las heridas abiertas parecer imposibilitar el pragmatismo. Tras el verano, el pulso de esa relación sitúa a España rumbo a elecciones. De nuevo.

Salvo un golpe de timón de última hora, tan factible como improbable, el país se dirige a la repetición de las legislativas el 10 de noviembre. Las escasas voces que, tras el fracaso de julio, albergaron esperanzas de que las vacaciones permitirían calmar los ánimos, ven ahora que la ruptura es casi irreversible. Socialistas y morados han exhibido esta semana una creciente belicosidad. Sánchez alega que la coalición es inviable. Iglesias dice que no regala investiduras. Y nada en el horizonte, más allá de la sempiterna presión de los tiempos, hace entrever un cambio de posiciones.

Los partidos han comenzado a asumir que han de prepararse para una nueva campaña electoral que, en realidad, pareció comenzar el martes, con la nueva contraoferta de Unidas Podemos y una entrevista en la que Iglesias explicó que cree que la Moncloa va a arriesgarse a ir a elecciones porque las encuestas les auguran una victoria más amplia que la de abril.

El Gobierno insiste en que es la desconfianza la que imposibilita no ya la investidura, sino la gobernabilidad día a día, de un grupo que, dicen, trataba de montar un ejecutivo paralelo que alimente de poder para un partido desnutrido. Los recelos son reales. Y los análisis, también.

Refuerzo del bipartidismo

Fuentes gubernamentales detallan a este diario que los estudios electorales que manejan otorgan al PSOE 150 diputados (27 más que ahora) y en torno a 20 a Unidas Podemos (22 menos). Las previsiones apuntan a un refuerzo del bipartidismo, puesto que el PP subiría también en detrimento de Ciudadanos y Vox.  Aún así el bloque de las derechas no podría gobernar. Los socialistas continuarían sin tener mayoría absoluta (176) pero, subrayan, con este resultado podrían negociar con ventaja y evitarían depender de los partidos independentistas.

Fuentes del Ejecutivo explican que en la Moncloa hay ya el convencimiento” y el “aplomo” de que se va a ir a elecciones. Es un riesgo, reconocen, pero el desengaño con Iglesias es tan profundo que están convencidos de que, con los morados dentro, el Gobierno implosionaría en menos de un año. “Mejor ir a elecciones en noviembre. El resultado clarificará las cosas”, defienden.

"De coalición, ni hablar"

Fuentes socialistas admiten que, el único modo de evitar las elecciones sería que Iglesias se aviniese a apoyar la investidura sin entrar en el Gobierno, pero tienen pocas esperanzas. Aseguran que Sánchez no volverá a ofrecer la coalición. También lo dijo en junio y luego la propuso. “Esta vez no. De coalición ni hablar. Si Iglesias fuera sensato recapacitaría porque le va a ir especialmente mal”, insisten.

El líder de Podemos suele contrarrestar cualquier encuesta alegando que el suelo electoral de su partido es alto y que las campañas le sientan bien. Como politólogo sabe, también, que ahora mismo el suelo de su partido es casi igual a su techo de crecimiento y, sobre todo, que el sistema electoral penaliza terriblemente a las formaciones pequeñas. En breve: los estudios de la Moncloa pueden ser muy optimistas, pero una pequeña pérdida porcentual de voto siendo cuarta fuerza provoca una sangría de diputados.

La duda es si el clima de opinión se mantendrá el 10-N. Agosto ha sido un mes complicado por el manejo de la crisis del ‘Open Arms’ y la vuelta a la actividad parlamentaria se augura bronca. Este martes la Diputación Permanente del Congreso votará 14 solicitudes de comparecencia de miembros del Ejecutivo y en septiembre comenzarán las sesiones de control, con el eterno duelo Sánchez-Iglesias .