JUICIO DEL 'PROCÉS'

La defensa hace dudar al número dos de la investigación del 'procés'

Vista del tribunal que juzga el 'procés', el 11 de abril del 2019

Vista del tribunal que juzga el 'procés', el 11 de abril del 2019 / periodico

Ángeles Vázquez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El comandante de la Guardia Civil que ejerció de secretario en los atestados aportados a la causa se encontró con una defensa más preparada que cuando compareció su superior, el teniente coronel Daniel Baena. Probablemente por eso tuvo más dificultad para defender las principales pruebas de cargo de la investigación desarrollada por el Instituto Armadosobre el 'procés': el documento Enfocat y la agenda Moleskine de Josep Maria Jové, número dos de Economia.

A preguntas del fiscal Fidel Cadena dijo que el documento estratégico que se le intervino "se materializó" con el nombramiento de Carles Puigdemont como presidente y del resto de 'consellers', conforme se habían decidido repartir entre ERC y los sucesores de Convergència en una reunión, que, dijo, llamaron la del "último intento". A ella asistieron los entonces presidentes de la Assemblea Nacional Catalana y de Òmnium Cultural, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart

Según el testigo, "las hojas de ruta de la ANC hablaban de la acción coordinada y consensuada de las organizaciones civiles y los partidos políticos para llevar adelante el proceso de independencia. Converge la acción política, que tiene la capacidad de legislar, con la acción ciudadana". "No hemos encontrado a uno por encima de otro, pero sí cómo se juntan y toman decisiones", respondió poniendo al mismo nivel al Govern y a los presidentes de ambas entidades.

En la reunión para decidir quién sería presidente, tras el veto de Artur Mas por la CUP, en enero de 2016, en la sede de la ANC, también estuvieron, dijo, Oriol Junqueras, Raül Romeva y Jordi Turull. Pero fue incapaz de mantener esa contundencia cuando le llegó el turno a la defensa y ante la abogada de Sánchez, Ana Bernaola, admitió que quizá el exvicepresidente no estuviera.

"Hemos fallado uno de ¿cuántos?", se encaró el testigo, que explicó que su equipo vinculó Enfocats, la moleskine de Jové y su agenda digital para concretar quién asistía a las reuniones y de qué trataban. Tanta seguridad mostró ante el fiscal que llegó a decir que "cuando tienes un plan, tienes qué querer hacer, saber hacer y poder hacer" y al poner a Jové "como jefe del área de procesos electorales, tenían el poder hacer". Esa confianza se evaporó cuando tuvo que reconocer que ignoraba si se repartieron los departamentos ese día o al siguiente. 

Algo parecido pasó con la presencia de la expresidenta del Parlament Carme Forcadell, en algún encuentro reflejado por Jové. La calificó de "imprescindible" para la tramitación de las leyes de desconexión, pero con su abogada, Olga Arderiu, rebajó su contundencia, porque admitió que podían deberse a que los presupuestos habían sido rechazados y que son de un año antes de las polémicas normas.

Del 2021 al 2017

El comandante defendió que lo ocurrido durante el 'procés' coincidía con lo reflejado en Enfocats, que preveía "acción política, participación ciudadana y comunicación", así como estructuras del Estado: mossos, una Hacienda y Seguridad Social propia. Planteaba "un conflicto económico, social y político", al que seguiría "el desarrollo de una estrategia de desobediencia civil, luego el referéndum y el último paso, la república". El problema vino cuando la defensa le recordó que el documento prevé la independencia en 2021. El testigo lo justificó con que apareció "un nuevo vector, un nuevo partido político", y Puigdemont decidió que "referéndum o referéndum".  

Su testimonio, que los defensores ven un informe pericial de inteligencia encubierto, transcurrió por Comités de Defensa de la República (CDR), "talleres de resistencia", organizados por "En peu de pau", y la Crida per la Democracia, a través de la que se lanzaron alertas a la ciudadanía para defender el 1-O.

Y, aunque trató de repasar la responsabilidad de todos los acusados en el 'procés', el que salió peor parado fue el mayor Josep Lluís Trapero, cuya figura calificó de "imprescindible en la estrategia independentista". Como a él no se le juzga en el Supremo ningún abogado trató de rebajar esa acusación. La que estuvo más próxima fue la del 'exconseller' Joaquim FornJudit Gené, pero se contentó con que negara que este hubiera objetado al plan actuación policial.

Instrucciones para el 1-O

Respecto a la actuación de los Mossos, el testigo señaló que se interceptaron "llamadas dirigidas a diversos personajes públicos dándoles instrucciones" sobre cómo actuar tras los registros del 20-S. Y destacó que, según los correos de los acusados y de los Mossos,  "la figura del (mayor Josep Lluís) Trapero es imprescindible en la estrategia independentista". Entre los analizados destacó uno del exsecretario de interior César Puig al 'conseller' Joaquim Forn, en el que reflexionan que "pueden perder" a Trapero si el coordinador del dispositivo del 1-O, el coronel Diego Pérez de los Cobos, le denunciara por incumplir sus instrucciones.

El testigo destacó que por eso empezó a sustituirle en las reuniones con De los Cobos el comisario Ferran López y calificó de "anomalía" que Trapero enviara a la cúpula de Interior el contenido de las instrucciones de Fiscalía para impedir el 1-O, ya que informaba a políticos de lo que conocía como policía judicial.

"Este odio solo lo vi en el País Vasco"

El resto de la jornada, en la que se superaron los 200 testigos que comparecían ante el tribunal, se destinó a casi una veintena de policías que participaron en colegios para impedir el referéndum ilegal y que resultaron de una forma u otra lesionados. 

Uno de ellos, un oficial, señaló que no quería recordar los insultos que les dirigieron, aunque estaba "obligado a hacerlo", porque le dolieron más los "policía asesina" que los golpes que recibió. 

"Yo este odio solo lo he visto en el País Vasco", añadió otro agente, que previamente había señalado con ironía que "los cánticos" con los que les recibieron en el colegio "no eran rumba catalana". "Mi madre vive en Gandía y ese día se tuvo que duchar 200 veces... Dicen que son gente de paz, pero son de odio", aseguró.

Su forma de declarar, al extenderse sobre los problemas que tuvieron, entre los que citó los insultos de los trabajadores portuarios, llevó a Marchena a advertirle de que debía ceñirse a la pregunta que se le hacía. Otro identificó los insultos que recibía con el odio a España.

En cualquier caso, ante el tribunal del 'procés' ya había quien había recordado el País Vasco para expresar la sensación de rechazo que sintieron y la tensión que vivieron.