EL 28-A CATALÁN

Campaña en Catalunya con un ojo en el Supremo

Artur Mas, Laura Borràs y Quim Torra, en la apertura de la campañana de JxCat, en Barcelona.

Artur Mas, Laura Borràs y Quim Torra, en la apertura de la campañana de JxCat, en Barcelona. / periodico

Daniel G. Sastre

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Han pasado 40 meses desde que Gabriel Rufián prometió en una entrevista que solo estaría «18 meses, y ni un día más» en el Congreso de los Diputados. Hoy, Rufián lleva el peso de la campaña de Esquerra Republicana en las elecciones del 28-A, ante la imposibilidad de que el cabeza de cartel, Oriol Junqueras, participe en persona en los actos. La escena resume el presente del independentismo: intentaron la gesta y no les salió bien; ahora buscan una reválida en las urnas. Apoyados en la autoridad moral de los presos, ERC y Jxcat intentarán condicionar un futuro Gobierno de Pedro Sánchez mientras disputan la enésima batalla por la hegemonía en el soberanismo y tratan de evitar fugas de voto útil hacia el PSC.

Los partidos catalanes afrontan las elecciones generales con sus mejores galas. Todos son conscientes de que suponen el inicio de un ciclo de vital importancia, que se completará con las europeas y las municipales y que condicionará el escenario político de los próximos años. Incluidas, por supuesto, unas elecciones al Parlament cuya fecha también depende de las citas con las urnas que se inician el 28 de abril, pero que se intuye no muy lejana.

La prisión preventiva y el juicio que se celebra en el Tribunal Supremo constituyen el paisaje de fondo de la campaña que comienza en la madrugada del jueves al viernes. Los partidos independentistas no han hecho nada por evitarlo. Todo lo contrario: a pesar de que Instituciones Penitenciarias confirmó que no podrá haber actos electorales en las cárceles, han colocado en los puestos nobles de sus listas a los procesados en el Supremo. Junqueras encabeza a ERC en Barcelona, y Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull son jefes de filas de JxCat en la capital catalana, Tarragona y Lleida, respectivamente.

ERC tiene una gran oportunidad para consolidarse al fin como el principal referente independentista. El CIS aventura que podría triplicar a JxCat e irse hasta los 18 diputados. Los republicanos no se fían de las encuestas, que ya les daban ganadores en las elecciones al Parlament del 21-D, cuando Carles Puigdemont superó a Junqueras por dos diputados. Su mensaje de campaña está claro: son la garantía de que el PSOE no se apoye en Ciudadanos para gobernar. Este jueves, su líder pedía negociar con Sánchez «sin líneas rojas».

Otra oportunidad para el PSC

El principal rival de Esquerra por la victoria es el PSC. Los socialistas catalanes, que a rebufo del tirón de Pedro Sánchez y el miedo a un Ejecutivo de las derechas buscan ganar las generales como hicieron desde 1977 hasta el 2008, fían sus opciones al voto útil. Repiten candidata, Meritxell Batet, y han preparado una campaña con pocas estridencias, a la espera de que Pablo Casado les siga haciendo el trabajo.

JxCat es quizás quien más se juega el 28 de abril. Tras su inesperada victoria –dentro del soberanismo– del 21-D, los catalanes vuelven a juzgar la figura de Puigdemont. El ‘expresident’, que a diferencia de ERC flirtea con el bloqueo del Congreso como objetivo de campaña, ha colocado a sus fieles en todos los puestos clave de las listas, teniendo en cuenta que los presos seguramente no podrán ejercer sus labores parlamentarias. Las generales serán la previa de la lucha que librarán, ya en primera persona, Puigdemont y Junqueras como candidatos en las europeas.

El de los ‘comuns’ es un papel difícil. No han escapado al declive general que los sondeos pronostican para Podemos y sus confluencias. Y, además, Jaume Asens tendrá que competir con el extraordinario resultado que su antecesor como candidato, Xavier Domènech, obtuvo en el 2016: En Comú Podem ganó las elecciones con 12 diputados.

La competición Cs-PP

Tampoco remonta en las encuestas Ciudadanos, a pesar de que Albert Rivera apostó fuerte con Inés Arrimadas como candidata. Este jueves en el Parlament, con la exhibición de lazos amarillos arrancados, apuntó por dónde va a ir su campaña: la misma guerra sin tregua contra el independentismo que la aupó a la victoria en las últimas autonómicas.

A la espera de si opciones como el Front Republicà de Albano Dante Fachin o el PACMA consiguen finalmente entrar en el Congreso, todos los sondeos apuntan al PP como última fuerza entre los partidos tradicionales. Su cabeza de lista por Barcelona, Cayetana Álvarez de Toledo, podría ser la única diputada en el grupo parlamentario de Casado. Este jueves, en la UAB, ya dejó claro que no piensa pasar desapercibida.