ATENTADOS DEL 17-A

El mosso que abatió a Abouyaaqoub: "Vimos nuestra vida en peligro y una explosión inminente"

Ángeles Vázquez

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Durante los meses en los que la causa en los que se investigan los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 agosto del 2017 estuvo bajo secreto, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu no solo tomó declaración a los detenidos por su vinculación con la célula, sino también a una veintena de agentes que participaron en los dispositivos en los que se persiguió y acabó abatiendo a los terroristas.

Ninguna de las comparecencias exceden los 20 minutos de duración, pese a que en todas ellas el magistrado comienza leyéndoles el atestado policial en el que dejaron constancia de cómo abatieron a los terroristas. Uno de los agentes explica cómo ya desde el suelo, el miembro de la célula contra el que habían disparado en Cambrils seguía moviendo compulsivamente su brazo señalando al cielo. Otro mosso relata cómo descargó los 15 proyectiles de su cargador contra Younes Abouyaaqoub y, al comprobar que se levantaba y seguía avanzando hacia él y su compañero, volvió a dispararle "cinco o seis veces" más.

Este agente es el que describe con más detalle cómo el 21 de agosto de 2017 realizaba un servicio de seguridad ciudadana en Vilafranca del Penedès, cuando a las 15.30 horas reciben un aviso relativo a que la persona buscada como autor del atropello mortal de La Rambla se encuentra en una zona forestal próxima.

"Un grito desgarrador"

Cuando llegaron al punto señalado lo vieron al final de un camino de tierra, a unos "40-50 metros" de ellos. Le gritaron "alto policía, quieto, quieto", pero Abouyaaaqoub se echó hacia unos matorrales. Los dos agentes coinciden ante el juez en explicar que ignoran por qué en vez de aprovechar ese movimiento para seguir huyendo optó por volver al camino, levantarse la camisa y avanzar hacia ellos.

"Estaba en un estado de euforia de locura, gritando, un grito desgarrador...", explica el agente al juez, al que previamente había indicado que lo que decía era "Allahu Akbar" (Alá es grande). El mosso precisa que, como se trataba de un "día soleado", a medida que se acercaban pudieron ver que llevaba un cinturón con "tres o cuatro cilindros, del tamaño de una botella de agua" y un cable azul. "Vimos el cinturón y vimos nuestra vida en peligro y una explosión inminente", así que le dispararon hasta que volvió a caer. Después esperaron a que llegaran más efectivos. Solo entonces se aproximaron.