EL FIN DE LA ORGANIZACIÓN TERRORISTA

ETA deja de existir

Aitor Ubarretxena

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ETA ha declarado oficialmente el final de su trayectoria y su desmantelamiento total. El último comunicado de la banda terrorista, el único que deseaba la mayoría de la sociedad, llegó a través de un vídeo grabado por Josu Urrutikoetxea'Josu Ternera' y Marixol Iparragirre, 'Anboto', que se han declarado ya "exmilitantes" de la organización. Queda sellada de forma irreversible su trágica historia de terror de casi 60 años, que deja 854 asesinados, cientos de heridos, decenas de secuestrados y miles de amenazados, sin haber conseguido ninguno de los objetivos que buscaba cuando nació.

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fin de ETA

Sin embargo, ETA obvió su derrota y sus nulos resultados en la construcción nacional de Euskal Herria, y se limitó a afirmar que opta por desaparecer "para favorecer una nueva fase histórica". No faltan en su declaración quienes encuentran los argumentos autojustificativos. "ETA surgió de este pueblo y ahora se disuelve en él", declara tras décadas sin escuchar el clamor de la sociedad vasca que le exigía su desaparición. E incluso se arroga el éxito de haber conseguido que Euskal Herria sea hoy "un pueblo vivo que quiere ser dueño de su futuro", en contraste con la "agonía" en la que se encontraba "ahogada por las garras del franquismo".

Estos argumentos ya habían sido adelantados a través de una carta que la organización, de forma privada, ha enviado en los últimos días al Gobierno vasco y a agentes políticos, sociales y económicos, y en la que avanzaba que da "por terminado su ciclo histórico y su función" y que sus estructuras han quedado "completamente disueltas".

El pronunciamiento fue certificado como auténtico a las dos de la tarde en el centro de diálogo Henri Dunant, ubicado en Ginebra, en el transcurso de un acto en el que tomaron parte diferentes agentes internacionales.

Esta declaración de ETA supone el tercer gran hito en su proceso de desaparición, tras el cese definitivo de la violencia el 20 de octubre del 2011, y el desarme del 8 de abril del pasado año. Un último paso que ratificarán este viernes decenas de mediadores y dirigentes internacionales que participarán en el encuentro previsto en la localidad vascofrancesa de Cambo-les-Bains.

La lucha de sus exmilitantes "continúa"

La banda declaró que el final de su trayectoria se ha producido tras los meses de debate interno de su militancia, que finalmente "ha ratificado la propuesta de dar por concluidos el ciclo histórico y la función de la organización". De esta forma, evidencia que su tiempo se ha acabado de forma definitiva y de hecho utiliza ya el término "exmilitantes" en el comunicado. En un intento de hacer ver que su adiós no es un abandono de sus ideales, señala que "los y las exmilitantes de ETA continuarán con la lucha por una Euskal Herria reunificada, independiente, socialista, euskaldun y no patrialcal". Pero lo harán a título personal, "cada cual donde lo considere más oportuno". Y al igual que afirmaba en las enviadas a diversos agentes, destaca que lo harán "con la responsabilidad y honestidad de siempre".

La organización acusa en su despedida al Estado español y el francés de recurrir a la violencia política y de perpetuar este ciclo de confrontación, "conscientes de su debilidad "en el debate político y "temerosos de la situación que provocaría una resolución integral del conflicto". Y asegura que, por el contrario, no tienen "miedo alguno a ese escenario democrático", razón por la que habrían optado por desaparecer para permitir que "el proceso en favor de la libertad y la paz continúe por otro camino".

Como retos de futuro, la banda destaca la puesta en marcha de un proceso "que tenga como ejes la acumulación de fuerzas, la activación popular y los acuerdos entre diferentes". Además, considera "clave" la materialización del derecho a decidir "para lograr el reconocimiento nacional", y se muestra convencido de que "el independentismo de izquierdas trabajará para que ello conduzca a la constitución del Estado vasco".

La responsabilidad del adiós

La responsabilidad de dar por terminada la historia de ETA recayó en dos de sus principales dirigentes históricos, 'Josu Ternera', en paradero desconocido, y 'Anboto', que cumple condena en Francia. En apenas tres minutos, en castellano y en euskera, dieron voz a la despedida de la banda.

Urrutikoetxea, miembro de ETA desde los años 70, está en busca y captura desde finales del 2002. Ha sido miembro de distintas delegaciones de ETA en procesos de diálogo. Mientras cumplía prisión por el 'caso Sokoa' fue elegido diputado en el Parlamento vasco por Euskal Herritarrok (EH), e incluso llegó a ser miembro de la comisión de Derechos Humanos de la Cámara. Dada su condición de parlamentario, el Tribunal Supremo lo citó a declarar en noviembre del 2002 por el atentado de ETA contra la casa cuartel de Zaragoza, cometido en 1987, momento en el que optó por volver a la clandestinidad. Más de 15 años después permanece en paradero desconocido, incluido en la lista de más buscados de Interpol.

Por su parte, Iparragirre, es miembro del grupo interlocutor del Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK). Las fuerzas de seguridad la vinculan con ETA desde 1981. Tras pasar por el 'comando Araba' y el 'comando Madrid', huyó a Francia, donde fue detenida en el 2004 cuando ocupaba el cargo de responsable del aparato de extorsión de ETA.

Cuatro nombres destacados

La fórmula elegida finalmente por ETA ha sido el envío de un comunicado en euskera, castellano, francés e inglés al Centro Henry Durant de Ginebra. El director de la Fundación, David Harland, fue el encargado de dar a conocer la noticia, certificando la autenticidad de la declaración. En una breve intervención, Harland recordó la sangrienta trayectoria de ETA, con una alusión también a las víctimas de la tortura, y destacó el papel de las cuatro personas que más se han implicado durante los últimos años en la búsqueda de la paz: el dirigente socialista Jesús Egiguren (PSE-EE); el líder de la izquierda aberzale Arnaldo Otegi; el lendakari, Íñigo Urkullu, y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

Antes de finalizar el acto, los presentes guardaron un minuto de silencio por las víctimas, y Harland reclamó que "la historia no se repita", al tiempo que recordó que "quedan grandes retos y heridas por curar".