CONSECUENCIAS DEL ATENTADO

Interior aboga por revisar el control de la compra de explosivos

Juan Ignacio Zoido y el presidente de la FEMP, Abel Caballero

Juan Ignacio Zoido y el presidente de la FEMP, Abel Caballero / JLR

Ángeles Vázquez / Madrid

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El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, sabe que aún queda mucho por investigar en relación con los atentados de Barcelona y Cambrils (Baix Camp). Y no solo por los ataques en sí, sino en lo relativo a cómo pudo no detectarse una célula terrorista, que hasta fue capaz de cambiar de objetivo, cuando perdió a parte de sus miembros al estallar los explosivos que manipulaba. Aunque cree que aún no es el momento para hablarlo, este lunes admitió que "ha podido faltar algún control" si los terroristas compraron 500 litros de acetona -necesaria para crear el explosivo del Estado Islámico, conocido como 'madre de satán'- sin que saltara ninguna alarma.

Zoido insistió, en la Cope, en la "coordinación leal desde el primer momento" que ha existido entre Gobierno y Generalitat y en la "buena colaboración" que han mantenido los Mossos d'Esquadra, que lideraron las pesquisas, la Policía Nacional y la Guardia Civil. "Siempre quedará algún fleco que se pueda tratar, pero este no es el momento de profundizar en ellos, este es para profundizar en la unidad", añadió.

El ministro desdeñó la denuncia del sindicato policial SUP y de la AUGC de la Guardia Civil sobre el supuesto aislamiento de ambos cuerpos en la investigación de los atentados, que habría hecho que fueran excluidos por los Mossos del chalé de Alcanar (Montsià) donde se preparaban los explosivos. Este extremo fue negado tajantemente por el 'major' de los Mossos, Josep Lluís Trapero, en Catalunya Ràdio, que, además, lamentó que "gran parte de la información que afecta a Catalunya no pasa de Madrid" hacia Catalunya. "No fluye", apuntó, en referencia a las comunicaciones internacionales, en las que el contacto es capitaneado por la Policía.

Ninguna radicalización

En el caso de la célula de Ripoll parece que poco habría cambiado. El considerado su líder, el imán Abdelbaki Es Satty, muerto en Alcanar, nunca dio signos de radicalización, ni siquiera tras los atentados. El ministro explicó que se habían rastreado las redes sociales en busca de esa información que ha permitido la detención de casi 200 presuntos yihadistas desde que se elevó a 4 el nivel de alerta antiterrorista, y que no se ha encontrado nada que afectara a ninguno de los miembros de la célula. 

Es Satty fue condenado a cuatro años de prisión por tráfico de hachís en el 2010 y logró evitar la expulsión. Cinco años antes había estado involucrado en una investigación por terrorismo, en la que se le atribuía la falsificación de documentación para yihadistas, pero ni llegó a ser juzgado en la operación Chacal, cuyos acusados acabaron siendo absueltos por haberse iniciado la investigación con escuchas no autorizadas judicialmente. Ni entonces ni en los controles que se le hicieron en la cárcel dio síntomas de radicalización, precisó el ministro.

Destacó cómo la célula cambió sobre la marcha de objetivos: de "algún monumento emblemático de Barcelona", sin querer citar a la Sagrada Família, "para que la repercusión internacional fuera mayor", a conducir una furgoneta contra la multitud.

Viaje a Marruecos

Para evitar que los yihadistas vuelvan a atentar en España, el ministro del Interior viajará este martes a Marruecos, donde se ha detenido a tres personas que podrían estar relacionadas con los atentados. Este lunes se reunió con el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, Abel Caballero, para que las policías locales se impliquen en la lucha contra el terrorismo. Ambos coincidieron en la importancia de las juntas locales de seguridad para determinar la mejor actuación cara a concentraciones de personas con motivo de eventos o fiestas patronales.